11. Amnesia.

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Narra Aarón.

Estaba en el suelo, algo adolorido por la reacción de Aitor, aunque tenía que admitir que quizás me lo tenía merecido, pero aún así creo que exageró un poco, me sentía algo enojado, traté de recuperar la compostura y con algo de dificultad logré ponerme de pie.

«Ya me las pagará»

Me sacudí un poco el traje y sin más dilación ingresé a la escuela donde tenía que resolver un caso, verán estos años que han pasado he estado estudiando leyes y me convertí en todo un abogado, mi sueldo es bueno y lo mejor es que soy parte de un despacho muy prestigioso en la ciudad. En el transcurso del medio día estuve trabajando en el caso, no era muy fácil, había mucha evidencia en contra de mi cliente, sin embargo pude encontrar un error y hacer caer la defensa del demandante, no dure más de 3 horas y ya había salido, con mi paga y con una sonrisa triunfante. Aún con todo eso no me sentía del todo bien, recordé entonces lo que había pasado algunas horas atrás con Aitor, vaya que me había dolió, tenía que hablar con él, a pesar del tiempo y la situación yo seguía amándolo, aunque bien sabía que por mi actitud él me odiaba y lo entendía perfectamente. Saqué mi celular con la esperanza de ver a Aitor conectado en su fursapp y enviarle un mensaje, para mí sorpresa su contacto ya no estaba, había desaparecido, sin embargo me había dejado un mensaje, abrí su chat para poder leerlo y en cuanto lo leí, supe que algo estaba mal.

"Gracias por quebrarme otra vez, ya no me verás más."

No sé porqué pero tenía un mal presentimiento, como pude corrí a mi carro y lo encendí en cuanto estuve adentro, sí era lo que me sospechaba tenía que apurarme, antes de que algo malo pasara, antes de que él hiciera algo malo, titubé por unos momentos algo nervioso por la situación y un pensamiento atravesó mi mente helándome por completo.

«Aitor se va a quitar la vida»

Sentí un retortijón en el estomago  y pisé el acelerador, partí rumbo a la casa de Aitor lo más rápido y prudente posible, una vez que llegué, aparque mi auto en frente y salí corriendo, intenté abrir la puerta pero esta estaba cerrada, comencé entonces a golpearla mientras repetía;

—¡Aitor, no lo hagas por favor!

Con la desesperación le pegué una patada fuerte y logré abrir la puerta, al entrar comencé a buscar desesperadamente a Aitor por toda su casa, su habitación, la cocina, la sala, no estaba en ninguno de esos lugares, recapitulé un poco pensando en que lugar no había revisado y miré una puerta al fondo; era el baño. Caminé lentamente hacía la puerta de éste y traté de abrirla, nuevamente estaba cerrada, tenía la certeza de que Aitor estaba ahí dentro. Nuevamente en un arranque de nervios y desesperación comencé a golpear y a tratar de abrir la puerta.

—¡Por favor Aitor, no vale la pena! —repetía mientras golpeaba.

Sabía que él no iba a abrir, así que, en un ultimo arranque de desesperación, tomé impulso y me precipité sobre la puerta haciendo que está se abriera, fue entonces que entré y mis ojos vieron una escena horrible, casi sacada de una película de terror; Aitor yacía en el agua con una sonrisa en su rostro, tenía grandes cortadas en sus brazos y en la tina había mucha sangre, demasiada. Me quedé frío, tenía que reaccionar, pero no podía, por más que quisiera mis piernas y mi cuerpo no reaccionaba, solo me quedé mirando a mi ex pareja quien probablemente había muerto. Poco a poco sentí mi rostro húmedo y comencé a llorar lo que me liberó del transe en el que estaba y con algo de temor me acerqué hacia Aitor, lo tomé cuidadosamente y lo saqué de la tina, lo miré un momento aún empapado en lagrimas antes de salir de su casa, con algo de prisa lo subí a mi auto y lo acosté en los asientos de atrás, no me importó que se mojaran o mancharan, tenía que ayudar a Aitor. Rápidamente entré en el asiento del conductor y arranqué hacia el hospital más cercano. Una vez llegué no tuve tiempo para estacionarme, me bajé y saqué a Aitor de los asientos traseros y lo llevé cargando en mis brazos hasta el área de urgencias.

—¡Un doctor por favor y rápido! —grité a las enfermeras, las cuales trajeron rápidamente una camilla, acosté a Aitor y lo fui siguiendo hasta adentro.

Antes de entrar un doctor me detuvo, me comentó que no podría yo entrar ahí, que tenía que esperar a que me avisarán cualquier cosa, con cierta impotencia y una tristeza profunda me retiré de ahí a la sala de espera, donde temía por lo peor y nuevamente me solté a llorar.

Narra Aitor.

¿Estoy dormido?, ¿Esto es un sueño?... Pero... ¿Qué pasa?, ¿Por qué me arden los brazos?, ¿Por qué todo es tan oscuro?, ¿Dónde estoy?... ¿Quién soy?...》

...

...

...

...

Tenía recuerdos vagos de alguien mirándome, pero no lo reconocía, él me observaba incluso ahí donde me encontraba, solo que, desde afuera, era una fursona muy grande a juzgar por su estatura, y su pelo era... ¿Azul? No le pude prestar más atención y volví al letargo en el que estaba.

...

...

...

Entonces desperté, la luz de donde sea que me encontrara era muy incandescente, tardé un buen momento en acostumbrarme a la claridad, mire a mi alrededor, al parecer era una habitación hospital, pero no podía recordar el porqué estaba yo ahí. Pude apreciar mis brazos, tenía vendas en ellos, y estaba conectado a algunos aparatos, no sabía cómo sentirme, todo era tan confuso, entonces un dragón irrumpió en la habitación, vestía una bata blanca, supuse que sería un doctor, en cuanto me miró puso una cara de sorpresa.

—Veo que has despertado —dijo algo alegre.
—Si, supongo, ¿Por qué estoy aquí? —pregunté.
—Ah si, un amigo tuyo te trajo aquí hace diez días —respondió mirando mi expediente.
—¿Qué amigo?, Espere... ¿¡Dijo diez días!? —grité sorprendido y aún más confundido.
—Lo que me temía... —comentó.

Me extrañó ese comentario de su parte y no hacía más que llenarme de dudas.

—¿Por qué estoy aquí? —volví preguntar.
—¿Ves las vendas en tus brazos?... Estás aquí por intento de suicidio —respondió serio
—¿Suicidio?, Yo nunca haría algo tan estúpido, debe ser una broma —comenté aunque la realidad era otra.
—Me temo que no lo es y al parecer tienes un cuadro de amnesia aguda —dijo escribiendo algo en mi expediente.
—¿Amnesia? —pregunté atónito.
—Así es, perdiste posiblemente algunos recuerdos a causa de la pérdida de sangre que sufriste por la falta de irrigación sanguínea a tu cerebro —respondió.

La situación me había angustiado completamente, había perdido mis recuerdos, internamente me preguntaba si eso era bueno o malo, más no estaba completamente seguro, me llegué a cuestionar el cómo era mi vida antes de esta tragedia, suponía que sí había llegado al extremo del suicidio en mi "antigua vida" no había sido tan buena al parecer. ¿Podría tomar esto como un nuevo comienzo? Aunque no sé si llamarlo comienzo dadas las circunstancias. El doctor seguía llenando cosas en mi expediente y yo tratando de organizar mi mente cuando un oso grizzli entró a la habitación evadiendo por completo al doctor y abrazándome en el acto.

—¡Aitor despertaste!, estaba muy preocupado, pensé que ya no te vería más —dijo sollozando.

Estaba extrañado por la situación, sin embargo había algo en él que me resultaba familiar, aún sin saber que era.

—¿Quién eres tú? —pregunté con cierta confusión.

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Upupupu... Espero que les haya gustado este capítulo, nuevamente les pido de su apoyo votando y comentando la historia, muchas gracias por todo ^^

Los quiere
MadSoul345.

Aitor (Furry/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora