14. ¿Soy El Nuevo César?

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Narra Daven.

Podía decir que mi vida realmente iba muy bien, tenía todo lo que quería, un buen trabajo, un  buen lugar donde vivir y lo más importante, mi pareja, mi compañero de vida, mi novio. Sí, soy gay y no me importa decirlo, mis padres lo entendieron y me apoyaron, actualmente la sociedad furry es más incluyente, por lo que uno puede salir del clóset y nadie dice o hace nada en contra, una sociedad respetuosa. Como dije, mi vida no podía ir mejor, al menos hasta el día que me enteré del accidente, yo acababa de salir de trabajar, soy gerente en una empresa de electrodomésticos y aparatos electrónicos. Cuando iba a entrar en mi auto recibí una llamada, era mi madre, sonaba un poco asustada.

—Sí mamá, ¿Qué pasa? —pregunté.
—Hijo, algo le pasó a César —respondió.

Sentí un leve escalofrío en mi espalda, me surgió una necesidad de averiguar cómo estaba y qué le había pasado.

¿Qué?, ¿Qué le pasó?, ¿Dónde se encuentra? —pregunté con cierto nerviosismo.
No sabemos lo que le pasó aún, apenas nos llamaron del hospital, apenas vamos en camino, será mejor que vengas también —respondió algo alterada.
Si, mamá, ya voy para allá, trata de tranquilizarte ¿sí? —le supliqué.

Colgué la llamada y entré en mi auto, tenía que ir a ver cómo estaba César, qué le había pasado. a pesar de mi preocupación tenía que respetar el tráfico que había por lo que tardé un poco más en llegar, una vez afuera del hospital estacioné mi carro cerca y salí algo rápido al área de urgencias. Al entrar pude divisar a mis padres, todo el lugar estaba en desorden como era de esperarse, había varios médicos llevando a pacientes en camillas, todo era un caos. Me acerque a mis padres aún con el nerviosismo por la situación, tratando de no desesperar en el acto respiré un poco tranquilizándome.

—Mamá, ya estoy aquí, ¿Qué fue lo que pasó? —pregunté preocupado.
—César está en cuidados intensivos, nos dijeron que un carro lo embistió —respondió triste.
—¿Lo atropellaron?, ¿Cómo fue que sucedió? —pregunté atónito.
—Según el oficial, César venía cruzando la calle cuando un carro se desvió e impactó con él —respondió conteniendo sus ganas de llorar.
—No puede ser... ¿Cómo está él?, ¿Dónde está? —pregunté aún más preocupado.
—Ya te lo dije, está en cuidados intensivos, están tratando de salvarle la vida —respondió algo irritada.

Me senté con una rara sensación, no quería perder a mi pareja, ¿Cómo iba a vivir sin él? No quería ni imaginarlo, César es un husky un tanto peculiar, por eso me fijé en él, su pelaje es azul, recuerdo cuando lo vi, fue amor a primera vista. Di un suspiro profundo, sólo me quedaba esperar, a causa del cansancio emocional que tenía terminé dormido ahí mismo, no supe que más pasó, a la mañana siguiente me desperté de manera algo brusca y recordé inmediatamente la situación en la que estaba.

—Has despertado —dijo mi padre.
—Si... ¿Ha habido noticias de César? —pregunté un poco adormilado.
—Al parecer la operación salió bien y él está descansando, aunque... —respondió, parecía ocultar algo.
—¿Aunque? —volví a preguntar.
—Nos dice el doctor que es posible que haya sufrido amnesia a causa del traumatismo, no sabemos el grado —respondió.

No sabía que pensar, él podría no acordarse de mí, odiarme, no lo sé, no me gusta como se veía la situación.

—Entiendo... ¿les dijeron donde está? —pregunté.
—Ah si, está en observación, puedes ir sólo a verlo, él está dormido —respondió.

Me levanté y fui a recepción a preguntar por el paciente en observación, me indicó la habitación y fui a buscarlo. Una vez llegué estuve afuera me dio algo de miedo, miedo de encontrarlo destrozado o en mal estado, abrí la puerta sigilosamente y lo miré, mi lindo husky, pero había algo que no cuadraba, algo no estaba bien con él. Salí y regresé a la sala de espera, trataba de convencerme que él era César y no había nada malo con él. Mis padres se percataron de que había reaccionado de manera extraña.

—¿Pasa algo hijo? —preguntó mi mamá con nerviosismo.
—No es nada, solamente no sé, algo no está bien con César, no sé que es, pero algo no está bien con él —respondí.
—Pero sí él es César —dijo mi padre.
—Ya lo sé, pero... No, tienen razón, él es César —dije con una sonrisa de confianza.

Pasaron unos cuantos días y yo pasaba a verlo por la ventana de su habitación, al parecer la amnesia era cierto él parecía no recordarme, seguía esperando pacientemente su recuperación y que saliera de ahí. Entonces se llegó el día, me avisaron que sería dado de alta, más no sabía a qué hora y se me hacía un poco raro que una Leona había entrado varias veces a su habitación, ¿Será una de sus amigas?, ella y un oso que jamás había visto en mi vida, me preguntaba qué parentesco tenían con César, no lo sabía exactamente, no los había visto hasta esto. Finalmente él salió, se dio cuenta de mi, esto me había emocionado un poco tal vez después de todo sí se acordaba de mi, me levanté y fui acercándome a él hasta quedar a unos pasos de distancia y me crucé de brazos, esperando cualquier cosa, al final me entristeció que no supiera quién era, le había tenido que decir mi nombre y él seguía sin saber de mí, cuando estuvo a punto de retirarse de ahí, lo abracé y le dije.

—No te vuelvas a ir, por favor, te he extrañado mucho.

Narra Aitor.

—¿De qué tiene miedo, señor Aitor? —preguntó el doctor.
—No lo sé, pero ¿Qué pasaría sí él se enterara que yo no soy César? —pregunté con incertidumbre.
—Daven no es una persona muy agresiva, tiene su carácter, así que probablemente cuando lo sepa, habrá que decirle la verdad de César —respondió.
—Lo hace ver tan fácil —suspiré— César, ¿era su pareja verdad? 
—Si, lo era, y aquí es donde entras tú, tratando de hacer tú nueva vida y ayudando a alguien más en la suya —comentó.

Volví a suspirar, sí la vida me estaba ofreciendo otra oportunidad, podría expiar mis pecados de la vida pasada ayudando a Daven, lo único que deseaba ahora era hacer las cosas bien, nada más.

—Está bien, acepto —dije con algo de pesar.
—Maravilloso, como tienes amnesia no te preocupes si no sabes nada de él, probablemente él quiera iniciar de cero la relación —se levantó— muy bien Aitor, es todo de mi parte por hoy, solo espero que aproveches está oportunidad.

Estuve un poco pensativo, lo acompañé a la puerta y me despedí de él, todavía era temprano así que me acosté un rato en mi cama y más tarde me levanté para ir a la cocina, tenía hambre. Miré por cuanto pude pero no había algo que sirviera, la mayoría de las cosas estaban caducadas, claramente tendría que hacer limpieza después. Con más hambre que nada salí a buscar algo para desayunar, ya me encargaría de surtir la nevera después. A mi regresar, miré desde la distancia que alguien estaba tocando la puerta de mi casa, por la figura, la altura y el pelaje sabía que era aquel lobo Daven, sentí un pequeño retortijón de nervios en el estómago. De alguna manera él había encontrado mi casa y eso me preocupaba un poco, pensé en sí debería evadirlo o afrontar la situación, pero cuando pude reaccionar ya había llegado a casa y él me miraba algo extrañado.

—Hey César, ¿Dónde estabas? —preguntó aquel lobo azul con una sonrisa.

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Aquí el capítulo 14, espero les haya gustado, esta vez tardé menos en actualizar, he tenido más tiempo y hay que aprovecharlo, muchas gracias por el apoyo, ¡recuerden votar y comentar! ^^

Los quiere
MadSoul345.

Aitor (Furry/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora