Yù, así se nombra al planeta Tierra hoy en día, donde la mayoría de los países se han vuelto casi inhóspitos después de la tercera guerra mundial. Un nuevo mundo regido por chinos; los ocho inmortales, los ocho presidentes de Juko.
Juko colocó un c...
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Ocho años después | 2122 | Edificio de Juko.
Guan Yin se encontraba en el laboratorio con su Y.S personal, Wilma 2.0. La antigua Wilma fue modificada para crear una más nueva y moderna, con el objetivo de que cumpliera aún mejor las obligaciones de la robot original.
—Wilma saca la tableta de mi mochila —ordenó la muchacha china de dieciséis años en inglés. La robot abrió la mochila roja que se encontraba apoyada sobre una de las patas de la mesa donde Guan Yin trabajaba en un nuevo código para implantarle a Wilma una nueva función que seguramente dejaría boquiabierto al jefe de Juko.
Wilma sacó la tableta de grafeno, que estaba enrollada como una hoja de papel. La desdobló y con cuidado la puso en la mesa, donde se fusionó con esta, al igual que el teclado de la computadora, que hacía que la pantalla de holograma apareciera.
Guan Yin se subió los lentes al darse cuenta que, una vez más, estaba mirando por encima de ellos. Era una mala costumbre que tenía, y no se daba cuenta de lo que estaba haciendo si estaba muy concentrada en algo.
Con unos movimientos rápidos la joven buscó en la tableta un archivo que tenía guardado en una de las miles de carpetas que albergaba el dispositivo. Lo abrió y pasó rápidamente el contenido a la computadora. Al terminar de hacer eso se recostó en la silla con una expresión de satisfacción en el rostro.
—Wilma, imprime el chip —ordenó. La Y.S, nuevamente hizo lo que su ama pedía. Con la impresora de tres dimensiones que tenía integrada, Wilma imprimió el chip.
Wilma le entregó a Guan Yin un pequeñísimo artefacto blanco con forma de cubo. La muchacha lo puso encima de la mesa y esta le comenzó a traspasar toda la información del computador.
Mientras cargaba, Guan Yin tomó un poco de su gaseosa y soltó un vulgar eructo.
—Debería cuidar sus modales, Guan Yin —comentó Wilma. Una de las modificaciones físicas que le habían hecho a la robot era que ya no usaba un cabello suelto, largo y rubio, si no que ahora su melena era negra y estaba atada en un fuerte moño que le daban un aspecto más formal. No obstante, conservaba su atuendo de siempre; una malla de cuerpo entero que solo dejaba al descubierto su cabeza y parte del cuello, y parecía que fuera parte de ella. Era blanca y emitía una luz celeste en algunas partes de su cuerpo, como en la parte de la pelvis y desde los hombros hasta las costillas en diagonal.
—No me molestes más con eso —replicó Guan Yin. Escuchaba esa misma frase como mínimo diez veces al día. Parecía decirle eso cada diez minutos.
—Pero debe cuidar su imagen. Me programaron para reprenderle sus faltas de modales —la Y.S agarró la botella de refresco que estaba en el posa vasos con sus delicadas manos moldeadas a la perfección, y la agitó para verificar su contenido. Al comprobar que ya no le quedaba nada, botó la botella en el basurero que ya tenía otras tres botellas vacías—. Tomar tanta gaseosa solo le provocará efectos negativos en su organismo, Guan Yin.
