Cada vez faltaba menos para llegar a la frontera; el borde de la cúpula que mantenía a los habitantes de Jukopolis fuera del alcance de la radiación causada por la guerra nuclear que se llevó a cabo hace varios (pero no muchos) años atrás. Guan Yin intentaba ponerse una venda en la herida de bala pero se le hacía muy difícil. Lo poco de gasa que Wilma tenía guardado en un compartimiento a un costado se había reducido a la mitad porque la muchacha había cortado pedazo por pedazo la gasa cada vez que el vendaje le salía mal. Ahora solo tenía una venda para darle dos vueltas a la herida. Además, estaba claro que se le iba a infectar por no haberse limpiado bien la llaga y no haberse sacado la pequeña bala metálica. Lo único que podría hacer sería cortar la sangre momentáneamente para no morir desangrada al llegar a la frontera, después sabría que hacer.
—Batería baja. Recargar en cinco minutos. —anunció el automóvil. Guan Yin despotricó contra el universo. Este Ford blanco no se cargaba con luz solar, había que conectarlo. Lo bueno es que estaban a tan solo un minuto de llegar a su destino.
Ya habían vehículos volando a su par. Gente que iba a su trabajo, o a quien sabe que. Todos los automóviles que conducían en el cielo eran muy parecidos al que Guan Yin estaba usando; pequeños y deben cargarse con cable, no con luz solar como todos los que usan los que trabajan en Juko. Guan Yin nunca había usado uno de esos, aunque había visto a su padre subirse a uno y explicarle como funcionaba. También era raro que las naves que había visto salir ayer del edificio de Juko no se encontraran volando junto a los otros coches. Guan Yin se abofeteó la cara internamente por haber elegido volar en automóvil cuando sabía que naves patrullaban por toda Jukopolis.
El Ford comenzó a descender, con la pantalla frente a los asientos del conductor y copiloto donde Wilma estaba acostada, titilando entre rojo y celeste. Aterrizó pegado a la pared de la frontera y abrió la puerta. Luego se apagó, cerrando la puerta y dejando a Wilma dentro. ¿Ahora como pasaría la frontera sin coche? A penas cruzarla, la radiación nuclear comenzaría a hacer sus efectos, nada positivos. Meterse en sitios con radiación nuclear no era el hobby favorito de Guan Yin. Si Wilma estuviera viva seguro sabría que hacer, pensó la joven china con tristeza.
Barrió con la mirada a su alrededor. Era un sitio desierto, como si fuera una calle ciega y las viviendas se hubieran dejado de construir hace varios kilómetros atrás. Pero pegada a la pared de concreto que separaba a los habitantes de Jukopolis de una muerte segura, había una casa. Era bastante pequeña; tenía solo un piso, estaba hecha de bloques de cemento y un techo de chapa que parecía oxidado por las manchas de color cobre que cubrían el color plateado. Estaba rodeada por un alambrado con cerco eléctrico.
A Guan Yin le llamó la atención que existiera una vivienda en medio de ese lugar desierto, alejado del mundo, de hecho, le daba un poco de miedo por lo que se podría encontrar porque en esos momentos no estaba en plena salud para poder defenderse en caso de algún ataque.
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Kòngzhì (Control)
Science FictionYù, así se nombra al planeta Tierra hoy en día, donde la mayoría de los países se han vuelto casi inhóspitos después de la tercera guerra mundial. Un nuevo mundo regido por chinos; los ocho inmortales, los ocho presidentes de Juko. Juko colocó un c...