Se detuvieron en la calle que cruzaba el Fontanka River en San Petesburgo, con el Sol en su cenit. De allí podrían irse rodando hasta Bi Fang, por lo que no era necesario cargar el coche. Guan Yin se había echado una siesta durante el viaje, mientras Milos se divertía jugando algo en la tableta.—Llegamos Yin —avisó Milos a su amiga, moviéndola levemente mientras ella comenzaba a despertarse. La muchacha se revolvió en el asiento y poco a poco se desperezó, sacándose las molestas legañas que le habían salido en los lagrimales.
Hacía mucho calor en esos momentos, aunque tuvieran aire acondicionado dentro del vehículo se sentía caluroso por el brillo intenso del Sol. Se notaba que la oscuridad no era la única diferencia entre el día y la noche. A pesar de que se estaban agobiando, Wilma les aconsejó a los chicos que no se sacaran las chaquetas, que por el momento era lo único que los podría proteger de la radiación, y más ahora con la intensa luz de la estrella que ilumina todo el sistema solar.
—Podemos llegar a Bi Fang si vamos en algún bote hasta el golfo de Finlandia —explicó Guan Yin viendo el mapa en su tableta, con la cara roja por el calor- Podemos llegar hasta un desembarcadero si vamos recto por esta vía rodando y una vez allí evaluaremos la situación.
Wilma les pasó unas barritas nutritivas a cada uno como snack. Entonces una mano azotó con fuerza la ventana de la puerta trasera, luego otras manos se unieron y comenzaron a golpear las ventanas con palmas y puños todas las ventanas. A Guan Yin se le paró el corazón al ver a dos personas cubiertas de agujeros en la cara y brazos, con la piel verde grisácea y con un aspecto que en lo general le causaba nauseas, que golpearon su ventana de repente.
Los cristales eran de un material sólido y resistente, no obstante, si seguían golpeándolo así terminarían quebrándose. Todos dentro del vehículo eran conscientes de ello.
—Mutos. —musitó la china para sí. Luego en tono más alto le preguntó a Wilma si podía sacar una estimación de cuántos mutos los rodeaban en ese instante.
—Nos están rodeando unos siete, pero no pasará mucho tiempo hasta que tengamos a treinta infectados golpeando nuestras ventanas y puertas —Guan Yin analizó sus opciones; Quedarse dentro y morir por infección, comenzar a disparar a lo loco o comenzar a manejar el auto sin frenar en ningún momento. Evaluó los pros y los contras de cada opción hasta que descartó las dos primeras opciones y se quedó con la última. Pasaron solo unos veinte segundos cuando Guan Yin anunció el plan.
—Enciende el auto Wilma. Vamos a aplastar mutos. —La china se puso el cinturón de seguridad, igual que Milos que se había arrimado hacia el asiento central, lejos de los extremos y las manos callosas de la gente infectada.
La Y.S puso en marcha el vehículo, y toda la gente mutada que se había subido al capó chocó contra el cristal delantero, impidiendo ver a la robot el camino. Provocó una descarga eléctrica que cubrió el exterior del coche, y todos los mutos que se habían pegado a él salieron volando.
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Kòngzhì (Control)
Science FictionYù, así se nombra al planeta Tierra hoy en día, donde la mayoría de los países se han vuelto casi inhóspitos después de la tercera guerra mundial. Un nuevo mundo regido por chinos; los ocho inmortales, los ocho presidentes de Juko. Juko colocó un c...