Capitulo Catorce

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Noé ya estaba a la mitad del trayecto hacia Bi Fang. Se había detenido para recargar el auto y estirar un poco las piernas. Llevaba puesta una mascarilla para filtrar el alto nivel de compuestos tóxicos en el ambiente, parecida a la que usaban Milos y Guan Yin, solo que esta no era tan avanzada, Noé tenía que quitársela en seguidas ocasiones para limpiar los conductos que purificaban el aire que no hacían más que ensuciarse de polvo y ceniza.

Con una foto de Calíope sonriendo en su mano, Noé no dejaba de pensar en ella. Lo tenía preocupado, no podría estar allí para protegerla en caso de que algunos Y.S, o el mismísimo Michael Li Wang irrumpieran en su vivienda buscando algún índice para encontrar a Guan Yin, o peor aún, obligaran a la mujer a hablar, torturándola brutalmente hasta hacerla agonizar. Noé sacudió la cabeza para alejar aquellos pensamientos horribles. Su esposa era fuerte, podía defenderse sola.

—Noé —dijo alguien justo frente a él, alguien que Noé conocía a la perfección y que no había visto en años desde que Calíope y él se habían ido a vivir juntos, mucho antes del desastre. Algo dentro del hombre hizo click. Subió la cabeza tan rápido que le produjo un tirón en el cuello que hizo que se llevara la mano ahí, pero la bajó al instante al ver la silueta que se encontraba frente a él, la conmoción podía más que su dolor— Noé Bennet...

—Martina.

No tardaron mucho en correr a abrazarse con fuerza, como si uno fuera el ancla que sostenía al otro, como si con ese abrazo pudieran escapar de todo lo que estaba pasando en ese instante.

—Martina. —repitió Noé con el rostro hundido en la larga melena marrón de ella mientras ella se aferraba a su camiseta con sus delgadas manos morenas. Al final se separaron a la fuerza pero inmediatamente buscaron la mirada del otro.

Martina era chilena y había conocido a Noé en un colegio en Londres cuando ambos eran unos adolescentes y la chica se había trasladado a Londres por una oferta de trabajo que había recibido su padre. Se habían hecho amigos de pura casualidad, pero fue la mejor casualidad que ambos han tenido nunca porque no existía una amistad tan fuerte como la de ellos dos. Una vez habían sido novios, pero la relación no había funcionado, sin embargo siguieron siendo amigos del alma. Fue un año después de graduarse cuando sus caminos se separaron, Noé se fue a Beijing, que era lo que ahora es Jukopolis, por una oferta de trabajo en Juko ya que era uno de los mejores ingenieros en robótica de su universidad. Por otro lado, Martina se quedó en Londres porque había quedado embarazada de un joven, al que Noé nunca alcanzó a conocer, y no tenía ni los fondos ni el interés de mudarse. Hasta que le ofrecieron trabajo en San Petesburgo y se mudó a Rusia. Desde entonces había estado allí y había sobrevivido al desastre cuando se desató la guerra gracias a varios escondites a los que había ido con su hijo, que en ese entonces tenía tan solo unos pocos meses de nacido.

Noé nunca hablaba mucho sobre el corto periodo de tiempo en el que trabajó en Juko, tan solo Calíope, Milos y Martina lo sabían. De todas maneras, no había demasiada gente a la que contarle cosas, los amigos de Noé o se habían transformado en mutos, o estaban bajo la influencia del chip. Martina era la única amiga de Noé que era inmune.

Kòngzhì (Control)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora