Wilma y Guan Yin terminaban de engullir su cena, un arroz blanco con huevo y verduras, sentadas en el callejón que han estado desde un principio. Decidieron comenzar a caminar a otro sitio a penas amaneciera, porque de noche, aunque Wilma podía ver en la oscuridad, a la joven humana se le haría muy difícil hacerlo sin las lentillas que cumplen esa función.
Guan Yin dejó el plato vacío a un costado y agarró la esfera que le regaló su padre que descansaba en sus flacas piernas. Le acarició con el pulgar la delgada grieta que le había surgido cuando los robots de Michael Li Wang arrojaron su mochila al suelo.
—¿Sabes como llegar a Nueva Asia lo más rápido posible, Wilma? —preguntó Guan Yin sin mirar a Wilma, aún pasando su pulgar una y otra vez por la ruptura de la esfera de cristal.
—No, Guan Yin. Me disculpo por eso. Cuando me programaron nunca pensaron que mi ama saldría corriendo del edificio —Guan Yin rió sin ganas. El peso que le oprimía el pecho, un sentimiento lleno de preocupación por su padre, y la sensación de estar perdida en el universo no la dejaba reír como siempre.
—Así que sabes bromear...
—No estoy bromeando, es la verdad —aunque dijera eso, Wilma tenía una sonrisa en la cara. De alguna manera, al salir de Juko, se había vuelto un poco más humana. Guan Yin le dedicó una mirada de reojo y una media sonrisa.
—De las pocas veces que he prestado atención en mis clases de geografía, sé que Nueva Asia está al otro lado del mundo. Demoraríamos años en llegar caminando. Necesitamos un transporte. El tema es como conseguirlo.
—Podríamos atacar esa nave —Wilma señaló con el índice al cielo. Desde el techo de Juko se levantaba una especie de avión pero aún más masivo. De esa estructura, salieron otras miles de pequeñas naves que fueron volando en todas direcciones. A Guan Yin le dio un vuelco el corazón. Si habían sacado las naves, era porque había metido la pata bien al fondo del pozo.
—No lo conseguiremos Wilma. Logramos luchar contra los Y.S de ese maldito viejo porque teníamos a Hannah. Teníamos el efecto sorpresa. Ahora somos dos solamente. Ni en un millón de años lo lograremos —Guan Yin guardó la esfera de cristal en la mochila— Pero creo que sé quien nos puede ayudar.
Una nave pasó por encima de ellas, pero se escondieron en las sombras, fuera del alcance de la luz que emitía la hermosa Luna llena. El único objeto en todo ese paisaje que no parecía estar en caos.
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Kòngzhì (Control)
Science FictionYù, así se nombra al planeta Tierra hoy en día, donde la mayoría de los países se han vuelto casi inhóspitos después de la tercera guerra mundial. Un nuevo mundo regido por chinos; los ocho inmortales, los ocho presidentes de Juko. Juko colocó un c...