Capitulo Siete

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Todos miraban las noticias en la televisión

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Todos miraban las noticias en la televisión. Guan Yin estaba al lado de Milos detrás del sillón gris de tela, Calíope, Noé y Wilma estaban sentados en él. A la muchacha china aún le dolía la cabeza a pesar de que Calíope le brindó unos lentes de contacto para que pudiera ver mejor y los dolores cesaran. Le palpitaba la sien de solo pensar en lo que Juko le estaba haciendo a la gente en Yù.

Guan Yin sigue sin aparecer y cada vez muere más gente por su culpa —explicaba el periodista. Un robot, por supuesto— Se ha aumentado la seguridad por todos lados y se han mandado naves fuera de Jukopolis. Recuerden que existe recompensa a quien encuentre a Guan Yin y su Y.S, Wilma.

Guan Yin no tenía ganas de seguir viendo la televisión y se alejó. Wilma la siguió detrás. Se sentaron en las sillas del comedor.

—¿Qué sucede, Guan Yin? —preguntó Wilma.

—Tenemos que detenerlos, Wilma —A la chica se le quebró la voz. Escuchó que la televisión se apagaba.

—Noé, ¿Cuánto le faltan a los robots? —Preguntó Wilma al padre de Milos, que se había acercado junto con los otros a la jovencita que intentaba contener las lágrimas.

—Unos cuantos días más si quieren un ejército grande. —contestó Noé.

—No podemos esperar más tiempo —dijo Wilma— Usaremos los que tenemos.

—Son muy pocos comparados con todos los que posee Juko.

—Ellos son débiles. Meten miedo al mostrar que son muchos. Pero con una pistola eléctrica cada uno es más que suficiente. —Wilma hablaba con desición.

—Hagamos algo —Esta vez fue Calíope quien habló— Ustedes dos se van adelantando a Nueva Asia, mañana, mientras nosotros terminamos con los robots. Si se encuentran en problemas, enviaremos robots a donde sea que estén. Para eso les daré un dispositivo de comunicación imposible de hackear.

—Yo voy con ellas —Milos miró a su madre.

—No. Milos, no. ¿Estás loco? Es demasiado peligroso.

—Precisamente. No puedo dejar que vayan solas. Además aquí seré completamente inútil. —Calíope apretó los labios y Guan Yin resopló. Agarró a Milos del brazo y se lo llevó a una esquina, alejada de Guan Yin y Wilma, que se dedicaban a planear el ataque.

—Milos, no puedes ir. —Calíope le hablaba de cerca y en voz baja para que los demás no escucharan— No se que haría si te pierdo otra vez...

—Mamá —dijo Milos— Estará todo bien. Llevaré varios suplementos medicinales para cualquier situación.

—Milos... —Calíope lo abrazó— ¿Por qué eres tan bueno?

Milos rió y se separaron. Calíope lo dejó ir al fin y al cabo.

—Muy bien, Milos irá con ustedes —anunció la mujer cuando se volvieron a acercar a los demás.

—Ya planeamos todo —le comentó Noé a Calíope- Ya saben lo que harán. Imaginamos todas las situaciones posibles y sus soluciones.

Kòngzhì (Control)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora