La puerta que los dejó salir con el automóvil ya se había cerrado, dejando a la pareja al otro lado de ella. Ya estaban embarcados en esto, ya era real. A Guan Yin le dio una sensación de vértigo horrible.
El coche iba lento porque aún se estaba adaptando a la radiación nuclear. Faltaban más o menos veinte minutos, luego comenzaría a avanzar por Europa para llegar a Bi Fang, al menos hasta que se le acabara la batería.
—Guan Yin —dijo Milos a su lado— Guan Yin, mira lo que hay bajo nosotros. Mira por la ventana.
La muchacha hizo lo que el chico le pedía y la sensación de vértigo se triplicó en una milésima de segundo; edificios consumidos hasta los cimientos, automóviles varados por la ausencia de gente, sangre por todos lados. Pero lo peor era ver como algunas mutaciones salían de sus escondites; personas cortadas a la mitad se arrastraban por el suelo, otras tenían una piel con manchas negras, como si se hubieran quemado, otras parecían tener unas pelotas debajo de la piel por los bultos que les sobresalían y Guan Yin pensó que en cualquier momento le iban a explotar y todo se bañaría de sangre o pus. También habían perros, con la piel completamente descubierta, sin un solo pelo, y gatos, que parecían tener escamas en vez de pelaje. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal y se estremeció. Habían muchas otras mutaciones, pero al estar tan alto, Guan Yin no pudo describir bien como eran.
—¿Para qué me hiciste ver eso? —preguntó Guan Yin resfregandose los ojos para intentar olvidar lo que había visto.
—Quería saber si tu también lo veías y no estaba alucinando —respondió Milos, sin ninguna entonación en su voz. Estaba tenso, se notaba de lejos.
—Dios mío —Guan Yin no era religiosa a pesar de llevar el nombre de una diosa china, pero había escuchado esa frase muchas veces en el laboratorio— Sabía que había sido una época de mucha destrucción pero no me imaginaba que fuera así...
—Yo sí —dijo Milos— Digo, vivimos al lado de la frontera. Una vez me dio curiosidad ver, y vi algunas cosas antes de que mi madre me sacara de ahí. En ese entonces habían muchas más personas mutadas. Hoy en día me parece que poco a poco han ido muriendo.
—Es obvio que han ido muriendo —replicó la china— Los que han sobrevivido ha sido por pura suerte. O mala suerte. Deben estar sufriendo.
—Debemos tener cuidado cuando bajemos a tierra —comentó Milos después de un silencio— En especial en la noche. Los mutos son peligrosos.
—¿Cómo así?
—Guan Yin, esta guerra no fue cualquier guerra. Esta guerra ha sido la más fuerte hasta el momento. Las bombas que se lanzaron... Hicieron a los humanos que no pudieron escapar más violentos. No tienen conciencia, son como caníbales. —Milos parecía estar recordando algo— Además hay un virus. Guan Yin, si uno de esos mutos te toca, estás contagiada. Serás uno de ellos también. Será horrible.
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Kòngzhì (Control)
Science FictionYù, así se nombra al planeta Tierra hoy en día, donde la mayoría de los países se han vuelto casi inhóspitos después de la tercera guerra mundial. Un nuevo mundo regido por chinos; los ocho inmortales, los ocho presidentes de Juko. Juko colocó un c...