Capitulo 12

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Al  día siguiente,  me  desperté  agotada.  Trabajar con Logan  en  Historia estadounidense

preuniversitaria reducía el  tiempo que podía dedicar a mis otras clases. Tenía un montón de trabajo pendiente  de Legislación y dormía  una media de cinco  horas.  No soy  madrugadora.  Me  levanto temprano,  pero de un humor de mil demonios.  Así  que cuando bajé y descubrí que  Dylan  se  había acabado la leche, mi mal humor empeoró por momentos. Saqué unos gofres y los metí  en la tostadora. Entonces oí un grito. Parecía como si Dylan se hubiera roto una pierna,  se  hubiera torcido  los ligamentos  y  se hubiera machacado hasta el  último metatarso del pie;  todo al  mismo tiempo.

—¿Dylan?  —grité.  Todo mi estúpido instinto de hermana  mayor  se  puso  alerta—.  Dylan,  ¿qué pasa?
Cuando lo encontré  sentado en la salita del ordenador,  señalando  la  pantalla, me entraron  ganas de matarlo.

—¿De qué vas? Casi me muero del susto, idiota.

Dylan seguía con la mirada fija ante sí, ajeno a mis insultos, señalando la pantalla.

—Me da igual lo que digan de mí, ¿vale? Se ha acabado. Desde hoy, soy agua pasada. ¿Lo pillas?

Pero Dylan negó con la cabeza e hizo un clic en la pantalla.

Por  un  momento,  no entendí  nada.  Dylan estaba  viendo YouTube,  pero  en  la pantalla no  aparecía yo sino el  último vídeo musical  de la banda de rock ReadySet .
Supongo  que  los  conocéis. O sea, venga, estamos hablando de ReadySet .  Sus temas arrasan  en  el mundo  entero  desde  que  empezaron  a  utilizar  vídeos  musicales  megacreativos  para  promocionarse.
Como  mínimo  habréis oído  hablar  del  cantante,  Timothy Goff,  el chico de  dieciocho  años  que  ha tomado por asalto la industria discográfica.
Aún  me  impresiona  cómo  intercalaron  las secuencias;  la  habilidad  con  que  insertaron  mis imágenes en el vídeo de su  acelerada  canción  «Descenso».  Alex  caía  a  cámara  lenta  antes  de  que  la batería  irrumpiera con fuerza  justo  cuando  él impactaba  contra  el   suelo.  Todo  era  increíblemente artístico:  los colores cambiantes del  fondo, las transiciones, los cierres hasta el  último detalle. Parecía como  si el incidente del masaje cardíaco hubiera  sido  coreografiado  para  aquella  canción.  De  verdad, hasta ese punto se acoplaba la letra, en particular los versos:

Caíste como una chica salida de un espejo.
Juraste que siempre volverías.
Pero tengo un documento firmado.
Dice que te has marchado.

Mi  expresión  e pánico  atroz  resultaba  graciosa  a  la  vez  que  intensa.  Una  fusión  perfecta  y  un éxito instantáneo.Estaba apañada.

—E-eso no signi fica  nada  —le  dije  a  Dylan,  pero  sabía  que  me  equivocaba.  Incluso  habían incorporado mi  «¿NO LO ESTARÉ MATANDO?» a la canción. Y sonaba de maravilla.
Dylan me miró  a  los ojos.  Tal vez  fuese  de nuevo  mi  inst into  de  protección  fraterno, pero  me pareció tan pequeño.  Un renacuajo  flacucho con  una pelambrera  rojiza  y  la cara sembrada  de  pecas. Y yo le estaba arruinando la vida una y otra vez.

—Mackenzie  —dijo  mi  nombre  despacio,  como  esforzándose  en  pronunciar  cada  sílaba—.  Un vídeo de YouTube puede pasar al  olvido pero esto es otra historia.

Quise decirle que ya me había quitado de encima a la prensa, muchas gracias, pero por más que me doliese  admitirlo, tenía  razón. Mi  vida ya era  un  caos  antes  de  que  la  última  sensación  del  rock estadounidense me  hubiera  escogido  como  una especie de musa.  Ahora  todo  aquel que se hubiera perdido el  bochornoso percance podría verlo una y otra vez en MTV-2.
Por  si   fuera  poco,  la  gente  querría  saber  quién  era  yo.  No  ves  un  videoclip  fantástico  sin  hacerte preguntas  sobre las  personas que  aparecen  en  él.  Por  eso  aquella  pareja  de  recién  casados  que  recorrió bailando  el  pasillo de su boda  se  hizo  tan  famosa.  Primero  salieron  en  YouTube,  después  en  AOL  y luego, de repente, hicieron una parodia de la escena en La oficina, y la pareja recibió duras críticas por haber  utilizado una  canción  de  Chris  Brown  poco  después  de  que  saltara  a  la  palestra  por  haber golpeado a  su  ex  novia,  Rihanna.  De  modo  que  los  recién  casados  tuvieron  que  ir al  programa  de televisión Buenos días, América  y  donar  dinero  para  la  prevención  de  los  maltratos  a  las  mujeres. Todo porque alguien fi lmó su boda y la colgó en Internet . Absurdo pero cierto.

Un desafortunado Pero Maravilloso IncidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora