Capítulo 1

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Me encantaba leer en la hora que tomaba mis medicamentos. El estar sentado al frente de la ventana con un libro en mano intentando relajarme y pensar sólo en eso, respirando sin dificultad alguna.

Amaba imaginar que podía hacer de todo, todo lo que yo quisiera. Y respirar sin dificultad al correr o cualquier cosa, era lo mejor.

Adoraba hacer muchas cosas, pero eso no pasaba por mi cabeza ni un segundo; no tenía idea alguna de lo que tenía en mi propia cara, ni lo que me llevó a caer y caer hasta encontrar fondo, si esque existía aquél.

"Estar atrapado solo, sería mejor que estar atrapado en mi cabeza con gente al rededor", Pensaba a cada momento.

Siempre pensando y nunca diciendo nada.

Me cuestionaba muchas cosas y planteaba mil y una posibilidades, pero si me detuviera a pensar sólo por un minuto y tuviera que elegir algo entre todas las cosas... Sería que él nunca me extrañara.

Irónico, ¿no? querer toda tu vida que alguien sufra por ti y llore por perderte de alguna forma, pero cuando ocurre te logras aferrar tanto a esa persona que quieres revertir todo lo que una vez soñaste.

Sólo espero que él no derrame ni una lágrima, que haga como si nunca me hubiera visto cruzar la calle o botar mis libros en los corredores. Tengo ganas de volver el tiempo atrás y nunca haberme cruzado por su camino, ni cuando estaba en el piso por empujones, ni siquiera en ese momento que lo cambió todo.

Quizás me llamen cliché, pero no puedo evitarlo. Soy muy sentinental.

Es gracioso, ¿no? De alguna u otra forma tengo que buscarle la gracia.

Lágrimas inundarían mis ojos y en un pestañeo caerían por mis mejillas llenándolas de un salado. Lloraría y sollozaría inimaginables horas. Cómo extraño la sensasión de llorar.

Hasta los dolores estomacales los extraño como nunca. Me hacían sentir... Vivo.

Aunque se me olvida que ya no puedo sentir. Ya no puedo llorar por pensamientos pasados ni encontrarle el lado positivo a algo, simplemente ya no puedo.

Pero de pronto todo da un giro y lo que creías que era algo, ya no lo es. Sólo vuelves a ese día en el instituto y te ves a ti mismo caminando por los pasillos vacíos antes de que llegara cualquier persona a matarte la tranquilidad.

A empujones llegando al aula cada día te hace acostumbrarte. Si nadie hace nada al respecto, yo no tenía por qué. Todos eran unos animales esperando el toque del timbre.

A mis 17 años tenía todo planeado luego de salir del instituto. Yendo al grano, mi plan era salir lo antes posible e irme a otra ciudad o país a estudiar.

Yo tenía la capacidad de sacarme una mayor nota antes que los demás, pero sentía cómo sus ojos se pegaban en mí cuando respondía algo correcto, como si me odiaran.

Antes de anfrentarme a alguien, fui respondiendo mis evaluaciones mal. Pensé en una alternativa correcta y luego puse la más estúpida de todas.

Mis padres a veces decían que yo inventaba esas cosas, que simplemente llamaba la atención.

Eso era una cruel mentira de parte de ellos, ¿no?

El tema es que tomé mis cosas como todos los días y fui al instituto igual que siempre. Estaba a un par de cuadras de mi casa, así que no era gran problema.

Aun que me cansara más que otras personas luego de llegar, intentaba ser fuerte en ese aspecto e intentar superarme o una de esas mierdas.

Hasta maldecir lo extrañaba, o gritar, o desplomarme contra el suelo.

ANEMIA//SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora