Niall y yo encontramos un lugar en un café, me invitó un Chai y me preguntó que me pasaba. Estaba temblando, ni siquiera podía articular una sola palabra.
"Es complicado" dije después de cinco minutos, "sólo necesito un banco y no te molesto más".
"Pero no me molestas" el chico rubio me miró a los ojos, preciosos. "¿Tienes un número de teléfono?" Negué con la cabeza, suspiró tristemente.
"Necesito ir ahora, Niall" supliqué. El asintió y caminamos un poco hacia otra esquina, un banco internacional estaba en nuestras narices. Solté la sudadera de Niall y corrí hacia el banco.
Después de que hice toda la transición de dinero, lo envolví en un sobre. Pero había un gran problema, no podía llevármelo a casa de Harry.
"Quiero que te quedes con este dinero, después iré a buscarlo" le entregué el sobre a Niall.
"¿Estás loca?" preguntó.
"Dime donde vives, mañana o pasado mañana iré a tú casa y te explicaré todo, lo juro" dije a punto de llorar.
"Tranquila" acarició mi cabello empapado, "de acuerdo".
Sacó un papel y escribió su dirección.
"Creo que no eres de aquí, ¿cierto?" suspiró. Asentí. Las lágrimas empezaron a brotar cuando me dio el pedazo de papel. "No no, no llores, eres preciosa ___"
Ese chico era un caramelo rubio, lo abracé. Tenía que ir a casa de Harry. Podía escaparme en ese mismo instante, pero algo me impulsaba a regresar a casa de mi comprador.
Agarré la mano de Niall y la apreté con fuerza con mis dos manos, me puse de puntitas y lo besé en la mejilla; se ruborizó y sonrío.
Fue mi ángel caído del cielo, de eso estaba segura.
Entonces corrí a todo lo que pude y abrí la reja de la privada de Harry, trepé el árbol y me metí por la ventana, todo estaba lleno de agua a causa del diluvio, pero reinaba el silencio, eso significaba que Harry aún no había llegado.
Me quedé dormida en la cama, aspirando su aroma, llorando, rogando por ir a casa, podía llamarle a mi hermano desde su teléfono, pero estaba demasiado cansada.
Desperté y lo primero que vi fueron unos grandes y hermosos ojos color esmeralda acompañados de una sonrisa a media luna, resplandeciente.
