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Pov Suga

Mi lindo y precioso Jimin no entendía el amor que yo le tenía, parecía ser ignorante con respecto a mis sentimientos o solo ignorarlos. Le veo huir de sus sentimientos por mí como si fueran lo peor del mundo cuando solo se trata de amor, amor puro y sincero.

Es cuestión de tiempo para que se enamore como es debido de su destino, es decir, yo.

— Pero Jiminnie, precioso, estás pálido, tienes que comer. — Insistí cuando me dejó sólo en la planta baja de su casa con un dolor en el estómago por la patada que me había dado.

Caminé a la cocina con algo de pesar y me coloqué mis guantes de cuero blancos. Estaba agotado, casi no había dormido al estar toda la noche y madrugada limpiando absolutamente toda la casa para que Jimin se pusiera felíz al verla impecable, sin embargo, solo actuó de forma malagradecida.

Coloco su sándwich sobre un plato de plástico, y subo lentamente las escaleras, a medida que me acercaba, escuché sus sollozos pero no les di importancia, quizás solo seguía quejándose como todo un malcriado. — ¿Jiminnie? Te traje tu desayuno.

— ¡No quiero tu asquerosa comida! — Gritó lanzándome su almohada al rostro, por suerte, mantuve el equilibrio y el plato en mi mano se mantuvo intacto.

— Cariño, si no comes tendré que obligarte a comer, y no quiero ser rudo contigo. Vamos. Se agradecido y come. — Me acerco con una sonrisa sosteniendo el plato y extendiendo este para que pueda sujetarlo y desayunar de una vez por todas. — Estás más pálido de lo normal, y sé que es a causa de tu hambre, por eso quería que comieras un poco más ant-

Me vi interrumpido cuando con su mano empujó el plato y por consecuencia el sándwich acabó en el suelo. Se volvió un completo desastre, el suelo que yo me había empeñado en dejar limpio, ahora estaba sucio de mermelada y migajas. Suspiré y me adelanté a recoger el sándwich ensuciando mi guante blanco, dejando una mancha de mermelada en el suelo de madera que luego limpiaria.

— Aléjate de mí. — Le escuché musitar. Al verlo, pude notar que estaba abrazando sus rodillas, hundiendo su rostro entre sus lindas piernas.

Una mueca se asomó a mis labios intentando no sentirme disgustado. Caminando fuera de la habitación, volví a las escaleras por el pasillo, al bajarlas, camino a la cocina para tirar el sándwich a la basura y dejar el plato en el fregadero. Me quité los guantes y los cambié por otro par limpio.

No es que quisiera hacerle esto a Jimin, pero era necesario castigarlo para controlar su actitud malcriada, la salud es lo principal, y si él no se preocupa por su salud como yo lo hago, lo nuestro no iba a funcionar en lo absoluto.

Subí a su habitación, y al acercarme, lo tomé del cabello sin cuidado alguno, arrastrándolo fuera por el pasillo con rumbo a las escaleras. Sin soltarle, bajé las escaleras escuchando sus quejidos y gritos mientras me tomaba del brazo dejando algunos molestos rasguños.

Al llegar al comedor, lo senté en una de las sillas frente a la mesa, y soltándole, le miré con seriedad, fijamente a sus ojos. — Tienes que comer, y te dije que si no colaboras, iba a obligarte por las malas. Compórtate. — Advertí antes de retirarme a la cocina donde volví a prepararle un sándwich con mermelada idéntico al que había preparado hace unos minutos, y se lo llevé en un plato. Lo dejé al frente de él esperando a que se lo comiera.

— ¿No lo envenenaste? — Preguntó tomándolo en sus manos, sorbiendo por la nariz y calmando su llanto. Parecía confundido mientras mantenía su mirada en el sándwich que tenía justo al frente.

— Por supuesto que no, precioso. Te amo demasiado, sería incapaz de acabar con tu vida, te necesito tanto como tú a mí. — Le expliqué sonriendo. Quizás si se lo decía directamente, él iba a comprender mejor los sentimientos de nuestra relación. — Si quieres le doy una mordida ¿Estaría bien para ti?

EGOÍSTA⠀•⠀Yoonmin ˖ Taekook⠀[ +21⠀﹫Libro 1 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora