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Pov Suga

Luego de ver a mi pequeño llorar, se durmió casi inmediatamente a medida que regulaba su llanto. Le coloqué una de sus pijamas favoritas (según había observado los días en los que analizaba su día a día) y le cubrí con una sábana limpia.

Me tomé unos buenos minutos para ducharme y luego limpiar la cocina. Toda la casa quedó impecable poco esfuerzo de mi parte, no era nada complicado para mí hacer este tipo de oficio.

Escuché a Jimin despertar. Me estaba llamando. Su voz temblorosa me buscaba con desesperación desde el segundo piso, no dudé en subir las escaleras y ver como miraba el suelo con pesar. ¿Hasta cuándo tendría esa expresión tan triste? ¿Tan mala era mi compañía para él?

— ¿Qué sucede? — Pregunté acariciando su rostro. — Te ves tan mal.

Sus ojos húmedos, sus manos que se tocaban entre sí, le hacían ver tan malditamente tierno. No pude evitar relamer mis labios pensando en lo más morboso de la situación (situación no muy adecuada para mi reciente acción) en la que ya no me importaba su estado de ánimo.

Bien, es cierto que lo amaba más que a nada. Mi mente y cuerpo estaban más que obsesionados con embriagarse de su esencia tal y como el adicto con las drogas. Me enfurecía ver que no mirara mi rostro, que no levantara su mirada al hablarme.

¿Qué tan mal educado era para tratarme así? Aquella vez en la tienda no era así, fue todo lo contrario. Era amable, simpático y extrovertido.

— Jimin. — Mi voz se proyectó de manera áspera. Brincó hipando mientras ahogaba un chillido y poco a poco volvía su vista asustadiza a mí. — ¿Puedes dejar esa actitud tan infantil? Según recuerdo en el campamento no fuiste exactamente un niño.

Su sien se arrugó y entreabrió los labios queriendo decir algo apretando sus puños. No emitió palabra y retrocedió un paso mientras apretaba su mandíbula.

— ¿Te molesta? Soy quien debería molestarse, te comportas como un maldito virgen y en realidad eres todo lo contrario. — Regañé cruzándome de brazos.

No me gustaba tener que hablarle de esa manera, pero necesitaba carácter, alguien que le aplicara un poco de disciplina, esa que ninguno de sus padres se molestó dar.

Bufé y me aproximé a él ahora teniendo la misma expresión molesta que me reflejaba.

— Sí, me molesta que asesinaras a mis padres, que me acosaras como un loco psicópata, que te apoderaras de mi casa, de mi vida y de mi cuerpo. Joder ¿Qué más quieres, Yoongi?

Su tono de voz había subido, su actitud era altiva y su expresión era una que jamás había visto utilizar. No iba a permitir que me tratara de esa forma ¿Por qué no lo veía? ¿Era tan difícil hacerle entender que yo lo amaba y qué tenía que corresponderme?

Jimin era un malagradecido.

— Que aceptes que me amas. Porque lo haces. Me amas. — Me acerco, e infringiendo mi fuerza en su cuello con una mano lo empujé contra la pared viendo como sujetó mi brazo con sus dos manos entreabriendo sus labios, ahogándose un poco por la presión que ejercía. — ¿O me vas a decir que no disfrutaste lo que te hice en la cama?

Aflojo su agarre y sé que no pudo evitar jadear. La profunda excitación que su mirada reflejaba solo me descontrolaba. Muerdo mi labio inferior y lo beso apegando mi cuerpo al suyo mientras me dedico a desvestirlo. No me sorprendió cuando sus manos se pasearon por mi espalda a medida que su lengua se funcionaba con la mía como si quisiera probar mi garganta. Era un hecho, si lo maltrataba, más lo disfrutaba. Sin embargo, no estaba dentro de mis posibilidades torturarlo para que se aferrara a mí ¿De qué sirve que ame la manera en la que lo daño? No, tenía que amarme de manera sincera, mi pequeño Jimin estaba tan enamorado de mí que preferiría que lo golpeara antes que aceptar esa realidad. No lo iba a permitir, debía ser como yo deseara.

EGOÍSTA⠀•⠀Yoonmin ˖ Taekook⠀[ +21⠀﹫Libro 1 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora