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Pov Jimin

Tenía que vivir de esta manera hasta descubrir cómo escapar de aquí. Seguirle el juego o lo que sea a ese psicópata. No era muy sano, pero eran mis únicos recursos.

Habían pasado unos tres meses, y no encontré alguna debilidad o alguna salida, era tan impecable su manera de encerrarme, de actuar, de convivir, como si se tratase de una máquina.

Se hizo costumbre que durmiera en la misma cama con él, o al revés, me daba completamente igual. Se colaba en medio de la noche para besar mi cuello y luego abrazarme por la cintura. A veces notaba que me escapaba cuando se dormía, y al darse cuenta, me castigaba.

No me golpeaba, no me insultaba ni maltrataba. Hacía algo mucho peor desde aquella primera vez. Me tocaba, me lamía, y a veces sus manos se sobrepasaban con los toques y acariciaban mi cuerpo por debajo de mi ropa. Por miedo a que en realidad se enojara, me quedaba quieto, con ganas de llorar, ahogando cada una de mis lágrimas en silencio.

No me había preguntado porque seguía huyendo de sus brazos si sabía cuál era el castigo que me esperaba. Quizás era porque no soportaba tenerlo cerca.

Hoy, me escapé de su abrazo pensando que estaba dormido, me di cuenta de que no era así cuando se levantó al yo hacerlo. Mi corazón comenzó a latir con fuerza y mi piel comenzó a sudar frío cuando vi su mirada neutra y algo sombría observarme con detenimiento de arriba abajo.

— ¿Qué haces, Jimin? — Su voz rasposa erizó mi piel.

Tragué grueso y subí la mirada. Mi labio temblaba con ademán de decir algo, pero bajé mi mirada callado. No iba a refutarle, aunque sabía que si no le respondía, se enojaría conmigo.

Me confundía su actitud, a veces era tan dulce y amigable, hasta me hacía olvidar que era un loco psicópata que había asesinado a mi familia, pero en otras ocasiones, me miraba de mala manera, gruñía y llegaba a halar mi cabello cuando no le hacía caso, sin embargo, nunca se atrevió a pegarme ni agredirme de la manera más esperada para un caso en el que un asesino a sangre fría invadía mi casa y me secuestraba.

— ¿Entonces? ¿No piensas responderme? Seguro ya sabes cuál es tu castigo por alejarte de mí al pensar que estaba dormido. — Dijo quitándose la camisa dejando ver sus hombros musculosos, descubriendo por completo su torso. Fue lo que noté, ya que alcé la mirada rápido con curiosidad, pero la bajé de inmediato cuando me vió con una sonrisa.

— Lo siento. — Me disculpé acostándome boca arriba suspirando, esperando de nuevo a que sus manos de adentraran a mi pantalón y me tocaran allí abajo.

Se acostó a mi lado de costado viéndome mientras pasaba uno de sus dedos por mi clavícula. — Me molesta cuando pones esa cara de sufrimiento. Como si no te gustara lo que te hago, si cuando te corres haces un sonido tan encantador. — Susurra en mi oído a medida que desabrocha mi camisa blanca manga larga. Yo tan solo pude hacer una mueca con los labios en respuesta. — Sabes que no debes molestarme ¿Cierto?

Asentí con la cabeza viendo con la respiración agitada su mano bajar por mi abdomen ahora descubierto. Cerré los ojos y mis labios temblaron.

— Recuerda que debes pensar en mi bienestar, así como pienso en el tuyo ¿De acuerdo? — Seguía hablando en mi oído con su grave y envolvente voz grave mientras bajaba mi pantalón de pijama hasta quitármelo y lanzarlo a un lado de la cama en el suelo. Asentí de nuevo a su pregunta y solté un suspiro tembloroso. De nuevo quería llorar.

Mi mano tomó su ante brazo como reflejo cuando acarició por encima de mi bóxer. Mi otra mano cubrió mi boca mientras miraba nervioso hacía mi entrepierna.

EGOÍSTA⠀•⠀Yoonmin ˖ Taekook⠀[ +21⠀﹫Libro 1 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora