Entró silenciosamente en la habitación y se encontró de lleno con la conocida espalda de Steve. Incluso con esa anticuada ropa de pijama de algodón, era imposible no reconocer esos anchos hombros y las finas caderas que lo hacían parecer un picante...
Tony, a diferencia de Steve, decidió no darle más bombo al asunto y seguir su rutina habitual, la cual implicaba permanecer hasta las tantas de la noche en su taller. Fue Steve el que, abochornado y confundido, se mantuvo todo el día alejado de la torre, casi turnándose a los diferentes miembros del equipo para entrenar y mantener la mente en otra cosa.
Steve necesitaba el ejercicio, necesitaba sentir la piel ardiendo contra el frío aire de un clima extrañamente gélido y, sobre todo, necesitaba estar alejado de Tony. Steve ni siquiera quería detenerse a pensar en él. La sensaciones que producían la tensión de sus músculos, la respiración agitada y el corazón a toda velocidad eran lo suficientemente fuertes para mantener alejada su mente de pensamientos innecesarios y focalizarla en un hecho concreto, en algo que podía hacer. Hacer ejercicio siempre le otorgaba un espacio en el que su mente podía relajarse, desconectar durante un momento antes de enfrentarse de nuevo a la realidad. Y eso siempre le había ayudado a enfrentar las cosas con mejor perspectiva. Steve rezaba que en esa ocasión fuera igual, lo necesitaba con todas sus fuerzas. Quería borrar de su mente la calidez de aquella cama y la belleza de aquellos ojos castaños. Definitivamente tenía que desterrar a Tony de su cabeza si quería relajarse y pensar con lógica aquel asunto.
Natasha y Clint solo pudieron acompañarle con desconcierto y preocupación, dividiéndose por turnos al comprender que algo extraño sucedía con el capitán y el desasosiego que les produjo dejarle solo. Intentaron sonsacarle información, averiguar qué estaba pasando, pero no consiguieron ninguna respuesta de sus labios.
Lunes, 26 de febrero de 2018
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No tengo mucho más que decir, así que... Os dejo esto JAJAJAJAJAJAJAJA.
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