—Yo creo... Esto, aunque para mí se sienta bien, no puede ser correcto. Es imposible. Creo que me estoy aprovechando de ti.
La tensión en las piernas de Tony desapareció al instante. Había sido derribada de un plomazo por las palabras de Steve, que ese día parecían tener la capacidad de descolocarle y desordenarle las ideas.
—Suelo ser muy rápido entendiendo los líos de mollera de la gente, pero admito que contigo me estoy perdiendo...
—Tony...
—No, lo digo en serio. Necesito que me digas en claro qué piensas que falla aquí. Porque, tal como yo lo veo, esto solo puede ser incorrecto si es beneficioso solo para uno de los dos, y no sé de dónde podría salir una idea así.
—Me estoy aprovechando de tu generosidad, Tony. Ahora estoy vulnerable con todo esto del sonambulismo y las pesadillas y..., siento que me estoy aferrando a ti al completo cuando apenas me tendiste tu mano para ayudarme.
Tony cogió a Steve por las mejillas, conteniendo apenas sus deseos de zarandearlo. Y él preocupándose por lo que pensó que significaban sus palabras...
—Vamos a ver, capitán de capirote. ¿Se puede saber por quién me tomas? ¿Piensas que no tengo voluntad propia para actuar por mí mismo?
—Pienso que eres demasiado generoso, demasiado impulsivo y noble. Así que pienso que si me ves caer, harás todo lo posible para intentar levantarme, sacrificándote a ti mismo de ser necesario.
Tony se separó de él, llevándose las manos a la cabeza. Porque lo peor de todo es que sabía que las afirmaciones de Steve estaban sustentadas en una parte de la realidad. Pero solo en una parte.
—Creo que te estás confundiendo de medio a medio. Por supuesto que, con todo lo que estás pasando deseo ayudarte, pero esa no es la razón por la que haya estado a punto de comerte a besos en mi taller, Rogers. Lo hice porque me gustas y porque sentí que tú también querías hacerlo.
Steve apretó la mandíbula y tragó, procesando lo que Tony le acababa de decir.
—Muy bien, toda esta charlas de lo correcto y lo incorrecto, lo que está bien y está mal entre nosotros se aclara aquí. Steve, ¿te gusto?
Se hizo una pausa extraña y Tony se sintió como en un dramón adolescente que bien podía emitirse en Disney Channel por el nivel de cursilería que había salido de sus labios. Pero no retrocedió. Si lo que necesitaban era ser cursis y sinceros para aclarar las cosas, que así fuera.
Steve se acercó de nuevo a él y llevó las manos a sus mejillas, acunándolas con las palmas y acariciando la piel con los pulgares.
—Antes de estos días, te consideraba un compañero de equipo. Muy hábil, muy brillante y muy engreído; pero cuya compañía consideraba valiosa. Pero estos días contigo me han mostrado partes de ti que no conocía, partes de ti que me han ido fascinando poco a poco y que me han hecho redescubrirte como persona. Me gustas Tony, de verdad me gustas.
—Por toda la ciencia... —murmuró Tony, cerrando los ojos.
—¿He dicho algo malo?
Steve iba a retirar sus manos de sus mejillas, pero Tony se lo impidió envolviendo sus manos con las propias.
—Y yo pensaba que estaba pecando de cursi... Cómo puedes decir esas cursiladas sin despeinarte...
—Me criaron así.
Tony soltó una carcajada baja.
—Entonces todo es correcto y todo está bien. Yo te gusto y tú me gustas. Estar juntos nos hace sentir a los dos bien, no nos hacemos daño a nosotros ni a nadie.
Tony abrió los ojos y observó con fijeza a Steve, aunque tenía una sonrisa en los labios.
—Así que nadie se está aprovechando de nadie, ¿vale? —dijo Tony—. Todo está correcto y todo está bien —repitió, esperando una reacción de Steve.
La sonrisa de Steve se amplió, divertido por el empecinamiento de Tony en esas palabras. La carga que había estado adquiriendo peso sobre su consciencia desde que había despertado por primera vez al lado de Tony, pensando que sus problemas habían estado envolviendo a otra persona que no tenía ninguna culpa ni responsabilidad, habían caído sobre él a plomo cuando se habían separado tras aquellos besos. No había podido evitar preguntarse si Tony inconscientemente se había estado dejando llevar por la compasión, olvidándose de él mismo. Pero no había mentiras en su mirada castaña. Era clara, persistente y sincera. Y Steve sintió que las mejillas se le iban a romper de la sonrisa apretada que tenía en los labios.
Steve deshizo el agarre de sus manos y tiró de Tony, abrazándolo y dándole un beso rápido en el cabello. Tuvo deseos de auparlo, pero supuso que eso solo conseguiría que Tony gruñera, ya avergonzado por tener un momento con tantos sentimientos de por medio.
—Tony, realmente me gustas.
Lunes, 11 de junio de 2018
¡Hola a todos, lindas flores!
¿Habéis podido respirar bien con este capítulo? La verdad es que partí esta conversación en dos capítulos, no solo por la extensión y el momento clímax de la conversación, sino también porque me daba un poco de curiosidad ver cómo ibais a reaccionar. Después de leer los comentarios me siento un poco culpable, creo que lastimé un par de corazones más de lo que esperaba. Pero, envueltos en este momento de nube de azúcar, podéis respirar. Y como moraleja de este capítulo decir que las cosas se solucionan hablando. Y si tenemos dudas, hay que preguntar en lugar de sacar conjeturas precipitadas malinterpretando lo que la otra persona ha dicho. Aunque temamos parecer lentos, es mejor preguntar. Porque malinterpretamos más fácilmente de lo que parece y así suceden los dramas. Bueno, dramas, los DRAMONES.
Con esto y un bizcocho, ¡nos leemos pronto!
PD: La reacción que me imagino en más de un lector jajajajajajajajajaja
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Sleepwalker
FanfictionEntró silenciosamente en la habitación y se encontró de lleno con la conocida espalda de Steve. Incluso con esa anticuada ropa de pijama de algodón, era imposible no reconocer esos anchos hombros y las finas caderas que lo hacían parecer un picante...