Narra Karol.
―Karol, acércate―me llamó Lea desde la sala, cuando yo estaba en la cocina terminando de acomodar y limpiar lo que quedo del desayuno. Me sequé las manos con un trapo que había allí y me acerqué a ella, sentándome en el borde del sillón.
―¿Qué sucede? ―pregunté sonriendo de lado.
― "¡Mamá, Mamá! ¡El Té está frío!" "No te preocupes hijo, tiene un saquito"―dijo y la mire seria. ―¡No me digas que es un chiste malo porque es uno de los mejores chistes que he oído en mi vida! ―agregó exclamando.
―Me voy―dije riendo de lo malo que era el chiste y volví a la cocina. Ella me siguió.
―¡Es el mejor chiste de todos! ―exclamó sentandose sobre una de las sillas de la barra desayunadora.
―Ahoraaa... ―alargó subiendo y bajando sus cejas. Yo dejé de limpiar la mesa para fruncir el ceño y verla.―¿Qué? ―pregunté.
―Sobre anoche...―contestó con un tono de burla.
―Lea, no paso nada anoche―sonreí honestamente. ―Ruggero y yo solo somos... no sé ni siquiera que somos. No te hagas ilusiones de algo que no sucederá―agregué.
―Pero vamos, ¿No te parece siquiera guapo? ―preguntó.
―Lea, él es un chico lindo pero no es mi tipo, somos muy distintos y... no tenemos nada―reí.
―Bueno, al menos admitiste que es lindo. ¿Cuál es tu tipo? ―preguntó.
―Estás preguntona hoy, eh―reí negando con mi cabeza.
―Contesta niña―espetó firmemente.
―¡Okay! ―tiré el trapo y me apoyé en la mesa. ―Mi tipo talvez sea alguien que trate de hacerme reír siempre, que me pueda entender, que... no lo sé, no tengo un tipo en realidad. Simplemente quisiera que alguien me quiera, me haga reír y disfrute estar conmigo. ―me encogí de hombros.
―Buenos días señoritas―sonrió Kendall entrando por la puerta de la cocina.
―Hola―lo abracé, sentí que alguien abrió la puerta de la cocina y la cerro rápidamente pero no entrando.
―¿Cómo entraste? ―pregunté riendo.
―Hola Kendall―lo saludó Lea.
―Bryan me abrió―sonrió. ―¿Qué hacían?
―¿Tú sabes todo de Karol, no? ―preguntó Lea al rubio. Yo ya sabía por donde iba y la mire tratando de
callarla, ella sonrió burlona.―Sí, ¿por? ―preguntó el rubio.
―¿Sabes si Karol gusta de alguien?
―¡Lea! Ya hemos hablado de esto―le dije colorada.
―Epa, esperen... Karol, ¿Quién te gusta? ―preguntó sorprendido y feliz mi mejor amigo.
―Nadie.
―Ruggero―dijimos las dos al mismo tiempo.
―¿Ruggero? ―preguntó Kendall sorprendido―ahora que lo pienso harían buena pareja―se paró dejando su peso en un solo pie, cruzado de brazos y pensativo. ―Oh dios, ¡quiero ayudar a juntarlos! ¿Qué te parece, Lea? ―preguntó-
―¡No van a juntar a nadie! ―exclamé―no me gusta nadie, no tengo nada con Ruggero, NO-SUCEDE-NADA―espeté furiosa.
―Oh, si lo haremos―dijeron ambos al unísono.
―Mira Karol, solo te digo una cosa...Ruggero por algo está cambiando, siendo él. ―me dijo guiñándome el ojo y llendose. Esta chica cada vez la entiendo menos. ¿siendo él? ¿Qué?
―Necesito explicaciones―me dijo el rubio. Yo bufé y seguí limpiando.
―No sucedió nada, ni sucederá, ni sucede, ni me pasa nada. Fin del tema. ―firmemente le corté.
―¿Y que sucedió con tu ojo? ―preguntó y yo lo miré fijamente.
―Larga y curiosa historia, siéntate―le dije y él rió.
Narra Ruggero.
¿Tipo ideal? ¿Qué? Oh vamos, yo soy así. ¿Por qué dice que no soy su tipo? Es una total mentira de que no soy su tipo. Además, ¿Qué sucede con todos que dicen que nos gustamos? Nada que ver. Son ignorantes. No sucede nada y me molesta que digan eso. Esperen, ¿porqué me quejo de que no soy su tipo ideal?
Hay algo que me molesta y es Kendall. Ese rubio carita linda. No sé porque me molesta, es su mejor amigo y yo no soy nada de ella y yo no siento nada por ella. Así que no me tendría que molestar.-Pero te molesta, y mucho. Celoso.
Callate subconciente.-A mi no me callas, idiota.
Okay.―¿Celoso de quién, hermanito? ―preguntó Lea burlona.
Esperen, ¿hablé en voz alta? Upps.
―De... de nada. ―contesté nervioso.
―Recuerda que estoy en todos lados... soy un ninja. Y elmo sabe donde vives. ―dicho esto ella se fue.
Pitufa anormal que tengo de hermana, dios.
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Cuidando a los Brinley TERMINADA.
FanfictionQue tus padres se vayan de vacaciones dejándote sola en tu casa en el verano suena genial, ¿no? Puedes hacer lo que quieras, comer lo que quieras, despertarte cuando quieras, ¡libertad! El mejor verano en verdad. Pero toda esa felicidad y unicornios...