Capítulo 28

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Narra Ruggero.

―¡¿QUÉ!? ¡NO! ―exclamamos al unísono Bryan y yo, contestándole a nuestros padres.

―¿Qué? ¿Por qué no? ―preguntó mi mamá.

―¡Porque justo ahora no! ―gritó Bryan.

  ―¿Cuál es el problema? Creímos que querían salir con nosotros, de  vacaciones, todos juntos... será divertido―nos alentó nuestro padre.

―El problema es que justo ahora no―contesté―estoy en algo importante para mí.

―¿Qué cosa? ¿Karol?―preguntó mi madre. Yo me puse pálido. Bryan rió.

  ―Sí, de Karol. Quiero conquistarla, además de que en cierta forma  la lastimé. Tengo algo planeado y si me voy por tres semanas a México  todo se complica. ―le expliqué.

―¿Y si ella va con nosotros? ―preguntó mi papá.

―¿A qué te refieres? ―pregunté ya más interesado.

―No le contamos todo... lo interesante es que irán ella y su familia. ―explicó mi madre.

―¿En serio mamá? ―pregunté sorprendido.

―Sí―rió.

―¿Cuándo nos vamos? ―pregunté. Ellos rieron, Bryan se cruzó de brazos.

―Ay, ajá. ¿Y yo qué? ¿Acaso puedo llevar a la hija del cartero con la cual estoy comenzando algo? ―preguntó Bryan.

―¿Quién? ―inquirió mi mamá curiosa.

―Se llama June, la conocí en la boda de los jefes de los tíos. Es la hija del cartero. ―explicó mi hermano.

―Bryan, no lo tomes a mal... pero tú lamentablemente nunca tienes algo serio―se encogió de hombros nuestro padre.

  ―Esto recién comienza―espetó Bryan―pero me siento malditamente bien con  ella, ayer estuve toda la tarde y pienso que es la mejor chica del  mundo. Nunca me sentí así, me hace sentir bien. Es inteligente, linda,  buena, graciosa, es perfecta―

―Okay, se nos enamoró―dije enternecido y divertido.

―Tú cállate, Karol ―contestó burlón.

  ―Bryan, amor. Lo siento, pero... si quieres ir ven, y si no... no vengas.  Nos dolerá que no vengas, pero es tu decisión―mi mamá le acarició la  mejilla a él.

―Es que quiero ir y no quiero ir, todo al mismo tiempo―bajó la vista.

  ―Existe internet, los celulares, Skype, Facebook, Instagram, Twitter...  ―dijo mi padre― y si en verdad le importas, lo sabrá entender.

Mi hermano asintió, sabía que nuestro padre tenía razón.

Narra Bryan.

  Hoy por la tarde nos iríamos. Karol se había ido temprano a su casa  para empacar todo, y yo había llamado a June para explicarle todo y  despedirme.
Terminé de cerrar la maleta y alguien toco la puerta, ví una cabellera castaña entrar por la puerta. Una pitufa pelirroja.

―Oh, miren a quien tenemos aquí. Pitufa pero roja―contesté riendo al verla.

―Cállate, idiota―dijo ella besándome la mejilla. Terminó de pasar y dejo la puerta abierta.

―¿Qué haces aquí? ―pregunté poniéndome mis manos en mi cadera.

  ―Te vengo a dejar esto de parte de Emily. Se fue a Europa por un mes,  un campamento de rock de ultimo momento. Viste como es―me entregó una  carta―

―¿Quién manda cartas? ―pregunté tomando el sobre.

Aquella  rara y pequeña castaña de 15 años se llama Nadia, es hermana de Emily.  Siempre la veo cuando voy a la casa de Emily, mi mejor amiga. Nadia y yo  nos odiábamos, siempre peleamos... pero en el fondo nos queremos. La  conozco desde los cuatro años y es como una hermana más.

―Nadie, pero ella quiere ser diferente―contestó riendo. ―¿A dónde te vas?

―A Cancún, con mi familia―contesté dejando la carta en la mesita de noche.

―Oh, todos se van y me dejan sola. ¡MALDITOS! ―gritó fingiendo que lloraba. Yo la abracé consolándola.

―Jodete―le contesté y ella me pego.

―Maldito―espetó―bueno, me tengo que ir... ―sonrió―que te vaya bien en Cancún.

―Que te vaya bien en tu casa―sonreí divertido.

―eres malo, eh―se quejó y me abrazó―te odio.

  ―Yo también te quiero―le dije mientras la abrazaba y nos separamos. Ví a  June allí parada en la puerta. ―Oh, June. Hola―le sonreí.

―Bueno, yo me voy... ―sonrió Nadia―adiós ―me besó la mejilla y se fue, saludando con la mirada y una sonrisa a June.

―¿Cómo estás? ―pregunté tratándole de darle un beso en la mejilla a June.

―¿Quién era ella? ―preguntó alejándose.

―Era Nadia―asentí.

―¿Tú novia o tu amiga con derecho a acostarse? ―preguntó y yo la miré confundido.

―¿Qué? ¡No! Es solo una amiga―le traté de explicar.

―Bryan, sé cómo eres... "Una amiga"―hizo comillas en el aire a lo último ―significa otra cosa. –se cruzó de brazos.

―¿Y cómo supuestamente soy? ―pregunté aun confundido.

―Mujeriego. Malo. Idiota. Lo contrario a lo que conocí hace un par de días―se quejó negando con la cabeza, decepcionada.

  ―Todo eso tiene una explicación, créeme. ¡Nadia simplemente es una  amiga! ¡Te lo juro! ¡Es hermana de mi mejor amiga, nunca intentaría nada  con ella! Y ella tampoco conmigo, me ve tanto en la casa de su hermana  que me odia.

―Bryan, te googlee. Y me hablaron de ti. Y no soy  idiota. Una amiga se acostó contigo en una fiesta y me contó que eres un  patán. Creí que eras diferente, de en serio. Pero me equivoque―me miró  decepcionado y con los ojos cristalizados.

―¡Pero yo no soy así! Lo fui por un tiempo por una razón pero me estás cambiando... ¿tienes en cuenta eso? ―pregunté.

  ―¿Qué razón? ―se cruzó de brazos. Yo me quedé sin palabras. Nunca pude  hablar sobre aquel tema. Apenas y se lo pude decir a Emily. Me quedé  callado. ― ¿Ves? Esto... lo que sea, se termino―dicho esto se fue―No me  llames―se volvió y nuevamente se fue. Yo me senté en la cama al lado de  la maleta, pensando en que haría. No sé porque, pero esa chica me estaba  importando y mucho.

Cuidando a los Brinley  TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora