Capítulo 25

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Y  ambos chicos estuvieron toda la tarde juntos, aquello no lo habían  planeado pero salió de la nada si ni quiera decidirlo. No se podían  despegar y estaba muy felices haciendo payasadas, riendo, comiendo,  caminando, recorriendo la ciudad en la moto de él. Estaban felices y divirtiéndose.
  Bryan nunca se había sentido así, el último tiempo no había estado en  cosas muy sanas. No estaba involucrado con las drogas, pero desde los 14  comenzó a beber y no podía parar de hacerlo. Iba a fiestas sin el  permiso de sus padres, pero ellos nunca se enteraron. Ya a los 15 años  cuando tenía el permiso de salir, no lo podían parar... nadie. Desde que  las primas habían fallecido, nada parecía importarle. Pero si le tocaban  a su familia, era capaz de matar. No era un chico malo, pero tal vez si  con algunas malas juntas. Y hasta él mismo sentía que June le estaba  haciendo bien, lo estaba divirtiendo de enserio.

―Gracias por esta  tarde, fue maravillosa―dijo June, caminando junto a Bryan a la puerta de  su casa. - él la había llevado a ella a su casa, y ya estaban en el  atardecer. La hora se le había pasado volando.

―Lo mismo digo, eres genial―sonrió

―¿Nos volveremos a ver? ―preguntó ahora sonriendo de lado.

―Sí tú quieres, sí.

―Yo quiero, ¿tú quieres?

―Sí, quiero. ―contestó.

  Ambos estaban cerca, muy cerca. Podían sentir la respiración del otro.  Él se comenzó a acercar muy lentamente pero ella lo interrumpió, no  alejándose, sino hablando. A ella le era imposible alejarse.

―Creo que deberías irte, antes de que mi padre salga con la...

―¿Escopeta? ―preguntó Bryan levantando una ceja. ―No me asusta, creo―agregó divertido.

―No, la caja. Él no tiene escopeta, tiene una caja.

―¿Una caja? ―preguntó riendo y sorprendido Bryan.

  ―Ajá. Tiene una caja llena de piedras y con una serpiente... si le tira  esa caja con las piedras y con Jacqueline, la serpiente, se ahuyenta y  no vuelves nunca más. ―y ella logró separase.

―Créeme que nada me hará alejarme de ti, ni una boa.

  ―Lo veremos más adelante―se encogió de hombros ella caminando hacia la  puerta. Metió la llave en el picaporte y se volteó viéndolo a  él.―Adiós―murmuró June.

Bryan corrió hacia ella y le dio un beso corto y robado.

―Adiós―sonrió él sobre sus labios, se fue y subió a la moto.

  June se mordió su labio inferior con una sonrisa en su rostro, entró a  la casa y cerró la puerta, apoyándose en ella totalmente boba. Como lo  decía uno de sus libros favoritos, "¿Por qué tengo la sensación de que  estás a punto de poner mi vida patas arriba?" .

Al otro día...

  ―Karol ¿Qué tan buena eres cocinando? ―preguntó el tío Paul a  Karol mientras todos estaba almorzando. Aquel "todo" incluía a la  familia Brinley, a los tíos, y a Karol y Ruggero  Los cuales estaban  sentados totalmente alejados. Uno en una punta, el otro en la otra.
Karol tuvo que salir ya anoche para cocinar, no le quedaba de  otra. Pero nadie habló con ella, más allá de las preguntas normales. Los  únicos que charlaban y trataban de alivianar el ambiente eran los tíos  de la familia.

―No lo sé, dígame usted que está comiendo mi comida―rió sonriendo algo divertida Karol.

―Yo le doy un diez―dijo Marga.

―Oh, gracias―murmuró Karol, mientras le daba de comer a Kira su papilla.

―Okay, estaríamos necesitando un nuevo favor―dijo algo nervioso Paul, dejando de comer por unos minutos.

Ruggero levantó la vista ya asustado por lo que iba a decir. En realidad todos lo hicieron.

―¿Qué favor? ―preguntó Ruggero.

―Karol ¿No quisieras cocinarnos a todos nosotros y a nuestros jefes? ―preguntó

―¿Qué? ―preguntó Karol atónita.

―¡Por favor! ―dijeron al unísono Marga y Paul, tirándose al suelo de rodillas e implorándoselo a Karol.

Ruggero y los demás Brinley miraban la escena con confusión, susto, y de todo un poco.

―Ummm... ―dudó Karol.

  ―Es simple. Solo hay que fingir que ustedes dos están casados, esta es  su casa y su familia y los jefes de su familia vinieron a comer―sonrió  Paul como si fuera una cosa simple.

―Tío, no...

―Okay, está bien.  Todo por ustedes―contestó Karol cortando a Ruggero. Él la miró  sorprendido. ―¿Qué? ―preguntó incrédula y todos la miraron sorprendidos,  luego de eso siguieron comiendo.

―¡Gracias! ―casi gritaron la pareja, abrazándola a ella. Luego ellos dos se volvieron a sentar en sus asientos.

―¿Y cuando vienen? ―preguntó Lea.

―Hoy a la noche―contestó con desinterés Marga.

Karol dejó de darle de comer a Kira atónita.
Tragó en seco.

―¿Hoy a la noche? ―preguntó.

―Ajá. ―dijo Paul comiendo sus fideos.

―Pero yo no sé cocinar comida fina, y es muy poco tiempo. Somos muchos―exclamó ella.

  ―¿Sabes hacer lasagna? ―preguntó Marga. Karol asintió. ―okay, con  eso basta. Yo te ayudaré a cocinar―agregó con una sonrisa y Karol suspiró, para comenzar a comer ella ya que le estaba dando de comer al  bebé.
Todos terminaron de comer y todos se dispersaron. Los únicos  que quedaron en la mesa fueron Kira y Ruggero, ambos estaban jugando.  Karol estaba googleando como hacer un buen postre en la cocina.  Tanto no sabía ella.
Encontró como hacer una rica torta de postre y se dirigió nuevamente al comedor, aun estaban los dos hermanos allí.
Ella pasó por al lado de Ruggero, rosando su brazo con el cuerpo al  levantar los platos. Ruggero la miró, y ella se encogió ante su mirada  profunda y apenada.
Luego de ello, ella lo ignoró y siguió su labor.  Él resignado, tomó a su hermana y se puso de pie para irse a su  habitación. Ninguno de los dos sabían qué hacer. Ruggero salió por la  puerta pero se volvió al instante.

―Me gusta demasiado Maroon 5.
―simplemente dijo eso y se fue, dejándola a ella más confundida que antes.

Karol se dijo a ella misma internamente, que no debía pensar en  ello ahora. Debía pensar en no pasarse de sal, en no quemar nada, en  hacer muy bien la comida de esta noche. oh, y cómo hacer para fingir que  todo está bien mientras al mismo tiempo finge estar casada con Ruggero.

Cuidando a los Brinley  TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora