Capítulo 23

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Narra Karol.

Nuevamente, por segunda vez en el día, tiré la basura. Pero cuando me doy la vuelta para tratar de volver a la casa hay una mujer muy alta y parece también alta en edad frente mío.

―Hola niña―dijo con una voz algo aspera.

―Hola―sonreí de lado―¿Qué necesita?

―Necesitaría la hora―pestañó repetidas veces. Miré su muñeca y tenía un reloj en ella... de hombre. ¿Eh?

―Tiene un reloj allí―le dije riendo suavemente y amable.

Ella lo miró y se sorprendió.

―Oh, es verdad―rió. ―pero no veo la hora―murmuró apenada. Yo me acerqué al reloj para verlo y sentí como me agarraban del cuello y por la espalda. Una camioneta negra paró y me metieron a ella. ¿Me están secuestrando?

―¡SUELTENME! ―gritaba―¡SAQUENME DE AQUÍ VIEJA CHISMOSA! ―también pataleaba. Me ataron contra algo dentro de la camioneta y pude ver que la vieja era ahora quien manejaba. Y también habían dos personas más mirándome y controlando que me comporte. Pero esas dos personas tenían la cara cubierta. Me sentí pequeña ante ellos. Bueno, de por sí soy pequeña pero no importa.

―¿Qué quieren de mí? ―pregunté. Ambas personas se encogieron de hombros.

―Nada, pero si tienes dinero puedes darme algo―dijo la figura más grande. Se me hacía conocida esa voz.
Miré nuevamente a la mujer manejando y no sé porque, pero le ví cara de Big Mama. Esas películas son geniales. Bueno, me fui de tema.

―Sueltenme―les pedí.

―No, costó hacer esto. ¿Crees que es fácil hacer todo esto? ―preguntó Big Mama 2 parando la camioneta y mirándome, mientras reía.
Las dos otras personas me desataron y bajé junto a Big Mama 2. Bah, me empujaron. Estabamos en un acantilado y debajo estaba el mar. La camioneta salió disparada. Miré a Big Mama y le quise pegar, pero no me Salió ya que me tomó la pierna con una mano, parándola.

―Tranquila―dijo riendo con una voz normal. Esperen... ¿esa voz no es la de Ruggero? Él o ella o lo que sea ante mi cara de confusión rió y se sacó una mascara, y todo el cuerpo de Big Mama, dejando ver al quebrado Ruggero Pasquarelli. Había camuflado muy bien su quebradura.

―¡¿ESTÁS LOCO!? ¿¡POR QUÉ SE TE OCURRE HACER ESTO!? ―grité desesperada mientras le pegaba en el pecho.

Narra Ruggero.

―Au au au―me quejé riendo mientras ella me pegaba en el pecho. Sería más simple y mejor si tendría los dos brazos bien. ―¡Espera! ―espeté riendo.

―¿Por qué hiciste esto? ―preguntó nuevamente, con ganas de matarme.

―Porque quería hablar contigo tranquilo, y que te acuerdes de esto toda la vida. Además fue divertido. ―me encogí de hombros.

―¡PARA MI NO! ¡ME PEGASTE EL SUSTO DE MI VIDA! ―gritó―¿Y hablar de que? ―bajó la voz.

―Ven―la guié a una parte donde había toda sombra, y también se podía apreciar el mar. Ambos nos sentamos allí y me miró aun buscando respuestas. ―quiero hablar de nosotros

―¿Qué cosa?

―No te hagas la ingenua, Karol. Ambos sabemos muy bien de lo que hablamos. ―Ella se removió en su lugar acariciando sus muñecas. Seguro todavía le quedó la sensación de las esposas. Se había puesto nerviosa y lo notaba.

―No hay un nosotros―murmuró nerviosa.

―Talvez no lo haya, pero sabemos que lo podría haber―le contesté.
―Quisiera intentarlo. Creeme que a esto no se lo había dicho a nadie en este tiempo y creo que nunca. Pero menos que menos en estos últimos años. Lo que dije anoche, es verdad ―bajé la voz a lo último.

―El problema es que tú a mi me conoces, yo a ti no―negó con la cabeza.

―¿A que te refieres? ―pregunto ahora yo confundido.

―A que más o menos conoces como soy, que es lo que me gusta, etc. Yo de ti no sé nada. Tu historia pero no más. No sé si te gusta la comida mexicana, si te gusta la serie Friends, cual es tu película favorita, cual es tu hobbie, que estudiarás... oh, esta escena se parece un poco a la de Camp Rock 2 ―murmuró a lo último―oh, talvez no sepas a que me refiero ya que no sé si te gustan esas películas o si la haz visto―se encogió de hombros, poniéndose de pie, pero yo le tomé la mano y la detuve.

―No sé nada de música, pero sé muy bien, pero muy bien, que te demostraré quien en verdad soy, de alguna forma u otra. ―contesté serio.

Ella me miró, luego bajó la mirada, se puso de pie y se fue.

Me quedé media hora allí replanteándome todo, y sí. Ya tenía una idea.

Narra Karol.

Voví a la casa. No sé como. Bueno, caminé hasta a la carretera y justo pasaba un taxi.
Estaba pensando todo y en todo. Dios, fuertes declaraciones. Yo no sabía que hacer.
Entré a la casa de la familia Brinley y miré el reloj que colgaba en la pared, 2 pm y yo no había hecho la comida. Shit.
Pasé por la sala y ví a Lea y Marga vestidas de negro. Sí, eso me lo esperaba.
―¿Cuándo es la boda? ―preguntó la tía de los chicos.

―No habrá boda―contesté firmemente y me fui a la cocina.

¿Tan bien nos vemos juntos que todos nos quieren emparejar?
Ruggero me gusta, sí. Pero no estoy enamorada de él. Y no me gusta lo suficiente como para comenzar algo, además ahora yo me iré a estudiar a otra ciudad y todo sería complicado.

Cuidando a los Brinley  TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora