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Pasó una semana, pasaron dos, y ya casi llegaba junio, yo seguía el valor suficiente para decirle a Rubén que me iba, no era capaz.

Pero era el día, de decirselo, pasase lo que pasase. Iba a encontrarme con él esta tarde para hablar, y yo seguía ensayando unas palabrad, para decirle todo aquello.

Llegué al parque abandonado cinco minutos antes y me senté en uno de los columpios sintiendo los nervios a flor de piel. Sentí unas manos tapando mis ojos y mis nervios aumentaron.

- Rubén - intenté sonar alegre.

Cosa que salió mal ya que el quitó sus manos de mi rostro, preocupado.

- Hey, bebe ¿qué pasa? - se arrodillo frente a mi.

Todas la palabras que había estado ensayando se había ido y no sabía que decirle.

- Hay algo que tengo que decirte... - pausé.

Buscaba las palabras adecuadas para decirle aquello bajo su antenta mirada. Asique me armé de valor, soltándolo.

- Me iré...

Vi su ceño fruncido y decidí continuar.

- Me mudaré a Galicia con mi familia en julio...

Mi voz sonaba muy insegura. Miré sus ojos, estos ensombrecieron. Rubén se levantó evitando mi mirada y sentí que me iba a romper vuando le vi darse la vuelta.

- Rubén...

- ¿Cómo que te vas?

- No lo sé, me gustaría quedarme pero... No puedo...

Me acerqué a él y cogí su mano, pero el la arrancó de mi alcance.

-¿Podemos hablar de esto tranquilamente? - dije con las lágrimas en mis ojos y un nudo enorme en mi garganta.

- No, yo... - dijo desorientado - yo necesito...

Me miró por última vez con una mirada que no expresaba nada, que partió mi alma.

Sin decir nada más, se fue. La presión de mi pecho aumentó y no aguanté, las lágrimas salieron. Me sentía rota, pero era algo muy distinto a lo que me pasaba meses atrás. No era el mismo sentimiento de dolor que cuando Natalia me hacía la vida imposible, era distinto, era peor.

Me iba a ir, dejando a mis amigas, mi vid aquí, a la persona que amaba...

Era mucho peor que cualquier ofensa que Natalia me pudiera haber dicho.

(...)

Llegué al instituto con la esperanza de poder ver a Rubén, pero él no estaba ahí.

Había pasado una noche terrible, entre lágrimas y lágrimas. Me extrañaba su reacción, me esperaba algo muy diferente, pero no era capaz de descifrar aquella última mirada que me había mostrado antes de irse. Estaba en mi taquilla recogiendo las fotos que estaban colgadas hasta que sentí un golpe en la taquilla de al lado, y me giré a ver quien era.

-¿Mala noche Claudia, o es solo tu aspecto habitual? - vi a Rebecca riendo.

Suspiré y cerré mi taquilla.

- Wow Rebecca, cuanto tiempo sin verte, había olvidado tu fantástico sentido del humor - dije sarcásticamente.

Su expresión cambió.

Not Alone ➳ R D GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora