Not Alone ➳ R D G

35

El día había pasado y volvía a estar sola, sola con mis demonios. En la calle seguía haciendo frío a pesar de estar en marzo, ayer incluso había nevado un poco. A pesar del frío abrí la ventana e hice algo que hace mucho no hacía. Me senté en el húmedo alféizar de mi ventana con mis pies colgando, volviendo a sentir esa sensación de vértigo y paz al mismo tiempo.

El aire era frío y mi piel se erizó al estar ya un tiempo en aquella posición. Miré el suelo y lo vi muy lejano durante un momento, pero después recordé todas las ocasiones en las que había saltado y subido a pesar de la altura. Con eso vino a mi un recuerdo: Rubén y yo, volviendo empapados del campus universitario.

En ese momento una lágrima resbaló por mi mejilla, había encontrado la manera de volver con él, no sabía como lo hacía, pero pasaba, siempre encontraba la manera de volver a Rubén.

(N/A: «Somehow I always find my way back to YOU» SORRY, me sentía tentada a ponerlo)

Pero aún a pesar de eso no podía entender esa sensación de incomodidad en mi cuerpo. Volvía a tener mi anterior vida, ¿qué era lo que fallaba?

El sonidl de mi móvil interrumpió mis pensamientos. Entré en cas ay cerré la ventana detrás de mi. Cogí el móvil y leí:

Preparate que voy a por ti en 10 min, llevate el pijama y ropa de repuesto, va a servirte –Rúben.

(...)

Salí de casa y esperé aproximadamente 2 minutos hasta que una moto aparaco frente a mi puerta. El muchacho que estaba subido bajo y se quitó el casco, Rubén.

— ¿La has recuperado? — me acerqué a él.

— Hola, ¿qué tal? — dijo ignorando mi pregunta.

— Hola — dije extrañada.

Él sonrió — Se la he quitado a mi padre del garaje, no se dará cuenta por una noche de que falta la moto — dijo — bueno ¿nos vamos?

— ¿A dónde? — me subí a la moto.

— ¿Confías en mi? — me tendió el casco.

Asentí y me lo puse.

(...)

Bajamos de la motony nos encotrabamos en la presa. Miré de un lado a otro, solo había una caseta, que nunca me había percatado de que estaba ahí.

— ¿Qué hacemos aquí Rubén? — me acerqué a la orilla.

— Quiero arreglar las cosas — me gire a mirarle, la cosas estaban bien — no Claudia, bien, de verdad — se acercó a mi.

Solo asentí silenciosa.

— Tengo algo para ti — empezó — quiero que lo lleves en los momentos en los que me eches de menos...

Sacó una cajita forrada de terciopelo azul oscuro, lo abrió y un hermoso collar estaba dentro. Un collar dorado con una piedra de lapislazuli incrustada.

— Rubén... — empecé a decir.

— No Claudia, quiero que lo tengas, la he cagado mucho, lo sé — miró la presa y luego a mi — pero quiero arreglarlo, porque el solo pensamiento de que he perdido tu confianza ,me mata  dijo — el solo pensamiento de tenerte lejos, me mata, el solo pensamiento de perderte, me mata— continuó.