Su cabeza dolía como los mil infiernos, se arrepintió de haber ido a aquel bar, odiaba cuando no podía siquiera recordar todo lo ocurrido, pero de una cosa estaba seguro. Tenía que llegar a su casa.
Tenía que acabar con eso, antes de que sea demasiado tarde.
Ni siquiera se había preocupado por el trabajo, había llamado a su asistente, diciéndole que se sentía indispuesto, y que cancelara todas las juntas de ese día. Ella había captado totalmente la orden.
Bajó del taxi que lo llevó, ya que manejar en ese estado no era algo recomendable, ebrio y todo apreciaba su vida, miró la hora en su reloj y ¿enserio eran las doce? Su mente intentaba poner en orden todo, pero al parecer era más difícil de que creía.
Entro a su casa y todo estaba silencioso, pasó a la cocina a servirse un vaso con agua y poder pasar algunas pastillas que de seguro mejorarían se pésimo estado.
Louis no se había dejado ver, así que subió a la habitación, tampoco lo encontró ahí, recorrió con pesar cada habitación llevándose la misma sorpresa, hasta que entró a aquella que no había pisado desde hace mucho. Tampoco estaba ahí, pero en esa había algo diferente. Estaba vacía, su mente pareció reaccionar de un segundo a otro, se dirigió a vestidor encontrándose que este también estaba vacío al igual que el resto de estantes. Un enojó recorrió todo su cuerpo. Todos tenían la clara orden de mantener aquella habitación limpia, pero nada más, no podían tocar sus pertenencias y ahora estas habían desaparecido, bajó a la cocina y vio a Isabella que estaba a punto de lavar unas frutas.
"¿Quién entro a la habitación de Adam u sacó sus cosas?" preguntó con enojo haciendo sobresaltar a la chica que no había notado su presencia.
"Buenas tardes señor" saludó a penas.
"Responde lo que pregunté"
"Ayer, el joven Louis nos pidió que lo ayudáramos a retirar todo de la habitación"
"¿Dónde están sus cosas?" el enojo era más que evidente.
"Lo llevamos a una organización de caridad, la que está en la plaza a diez minutos" no sabía si decirle los detalles de aquello, traería problemas, pero el ojiazul les había dicho que Harry ll había ordenado y ellas a pesar de haberse negado en un principio sabiendo lo que aquella habitación guardaba, al final terminaron ayudando al castaño cuando él ya había empezado a poner pertenencias en las bolsas.
"¿Dónde está Louis?" para ese punto la chica sabía que nada de eso iba a acabar bien. Con un nudo en la garganta respondió que él se encontraba en la piscina. Sin esperar más salió como alma que lleva el diablo hacia la piscina, y lo vio ahí sentando en la orilla con los pies dentro del agua.
..
Al despertar esa mañana no se había sentido de lo mejor, había vomitado el desayuno que Britt le preparó, su cabeza había dado vueltas durante un par de horas y lo más importante era que su corazón se encontraba inquieto, Harry no había llegado a dormir y su pecho apretaba con fuerza, haber visto aquellas prendas le daba una respuesta nada buena, Harry no tenía por qué conservarlas, ver su computador también había dolido. Quería pedir explicaciones, porque él se había abierto con Harry una noche y se lo había contado todo y Harry jamás había hablado con él, jamás le había contado su historia.
Decidió bajar un momento a la piscina, el clima era realmente agradable y con los pequeños rayos de sol que pegaban en si casa no tuvo que pensarlo más. Y ahí estaba sentado con sus pies dentro del agua y con una mano sobando con mimo su vientre, aquel que aún no se notaba, pues sus casi dos meses no eran mucho. También había decidido decirle a Harry sobre el bebé. Se supone que lo haría hace dos semanas, justo después de hablar hablado con Niall, pero como vio a Harry tan ocupado no quiso decir nada.
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Forced
FanfictionLouis Tomlinson jamás había estado con un hombre, luego por azares del destino conoce a Harry. Su vida era relativamente perfecta, estaba bien y ahora en cuestión de horas su vida perfecta estaba acabada. Pero ¿Qué tan mal iba a ir su vida después...