Sophia.
Simplemente no podía imaginar a Hanna en un ataúd sin esa chispa de alegría que siempre mantenía en su rostro.
Cuando me lo confesó fue un golpe muy duro. Me dolía por Felipe, por Alex, por ella... me dolía tanto perderla. Le aconsejé que le dijera a su familia y luego me llamó llorando esa misma noche contándome los sucesos. Quise estar ahí para consolar a Alex, quise regalarle palabras llenas de fortaleza, pero tenia que ser fuerte y recuperarme para estar en un cien por ciento con ellos. Y aunque no estaba al cien por ciento como había querido... ahí estaba y haría lo que fuera posible para ser otro soporte más para ella.Caminé con temor hasta llegar a la puerta y Lucy nos recibió sin esa chispa que nos caracterizaba.
-Sigue Sophi, ¿Cómo estás?
Me adentré a la casa después de los respectivos saludos y no vi a nadie en la sala. Me giré para preguntar a Lucy por todos y ella estaba mirado hacia mi dirección con tristeza, pareció leer mi mente porque agregó.
-La señora Hanna está en el jardín y el señor Alex esta con la señorita Mara en su habitación.-un golpe bajo.- El señor Felipe aun no llega de trabajar...
-Iré a ver a Hanna...-respondí un poco más desanimada. Era una tonta, no iba a creer que Alex me habia echado tanto de menos con una novia como Mara. Alta, rubia y un cuerpo envidiable que estaría consolandolo.
-Si señorita...-me respondió apagada.
Cuando iba a dirigirme al jardín, me debatí en subir las escaleras o no para ver a Alex, pero no quería interrumpir algo importante.
Tan solo pensar en qué cosas estuvieran haciendo mientras Hanna estaba sola y triste en el jardín me molestaba un poco, asi que pasé de ellos y llegué al jardín con la mejor sonrisa que jamás había puesto en toda mi vida.-¡Hanna! -dije acercándome a abrazarla.
-¡Sophia!, te estuve esperando, perdón por no ir a verte- saludó la mujer con mirada apagada, pero con una gran sonrisa de oreja a oreja envolviendome en sus brazos.
-No te preocupes Hanna, ya has hecho suficiente por mi, ahora me toca a mi...-Ella negó. -No me siento obligada, amo pasar tiempo contigo.
Intenté sacar temas de conversación de cualquier cosa, pero ella me interrumpió cuando le hablaba sobre una de las novelas de Gabriel García Márquez.
Comenzó a narrarme como se habían enterado todos, incluyendo a Lucy que se había puesto a llorar desconsoladamente y Robert que estaba con una mirada taciturna escalofriante. Sé que no quería demostrar que le afectaba, quizás él era como yo... quizás se nos daba bien fingir y ocultar nuestras emociones.
Cambié de tema nuevamente para evitar sentirme también triste, Así que empezamos hablar de telenovelas y películas, le empecé a contar anécdotas de la escuela.
-No puedo creer que el profesor Harry fuera tan divertido.-dijo intentado controlar una carcajada.
-Yo tampoco, pero sí que me reí cuando puso a esa chica en su lugar de una forma muy inteligente.
-No entiendo que tienen las chicas ahora en la cabeza ¿Porque humillan a otros? en mi época no era así.
-Entonces eso fue hace muuuuuucho tiempo- Hanna me miró con los ojos entrecerrados y me golpeó el brazo haciéndome reír.
-No soy tan vieja... -se quejó.
-No pegas como una...- dije sobando el brazo golpeado y ambas reímos.
Luego me miró como si intentara descifrar algo en mí.
-¿Como te sientes Sophia?- preguntó dulcemente con mucho tacto.
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EL DESPERTAR DEL FENIX
RomanceSophia, una niña de bajos recursos que sufre violencia intrafamiliar es obligada a trabajar día tras día por su explotadora tia. Una prostituta con cero sentimientos y amor hacia la pequeña niña. Alejandro, un niño que la vida le ha dado de todo. Un...