Capítulo 25

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Alex.

No había podido dormir, me restregaba la cara con frustración mientras estaba dentro del auto, Había marcado mil veces el número de Jeremy, había visto como mi Fénix había subido a su auto como una muerta en vida, había gritado para que me escucharan, pero el sonido de las bocinas e insultos que les lanzaban por dejar aparcado el auto en mitad de la carretera no los dejaron oírme, luego sin más se habían ido sin darme tiempo de alcanzarlos.

Nunca planeé haber escuchado todo de esa forma, no lo hice. Solo quería que papá la convenciera de que me contara todo desde un principio, pero me desespere y entonces la escuché destrozada, aniquilada, la escuché hecha cenizas. ¡Dios! se drogaba, no sabía qué tanto había llegado a lastimarse, pero lo que si sabía es que sin importar qué la traería de vuelta.

Habían pasado dos duras y enfermizas semanas desde la última vez que la había visto, seguía a su amiga Mia por todos lados, Gabriela no me había querido dar información, solo me decía que estaba bien. Por lo que me tocó caer bajo y seguirlas, Robert se encargaba de Gabriela y yo de Mía. Era agotador, el café me mantenía activo pensando toda la noche en ella, mi conciencia no se sentía tranquila, la culpabilidad estaba en cada parte de mi cuerpo, empecé a imaginarla sufriendo con cada cosa que le habia pasado y me dolía. Con papá se había vuelto a comunicar y por medio de él me enteré que estaba yendo al psicólogo acompañada del lame botas de Jeremy , él tampoco me había querido decir dónde estaba, me había hablado con desdén y desprecio. Supuse que sabía toda la verdad y por eso me miraba con resentimiento; Mi amistad con él se había desmoronado, al día siguiente de haberse llevado a Sophia. Fuí hasta su casa y le pedí que me dijera donde se encontraba, quería ayudarla, pero él se burló de mí y me pidió que me largará asegurando que no merecía el amor de Sophia.

*Flash back*

- ¿Tú si la mereces?-le pregunté con sarcasmo.

-Pues si... Yo sí. Jamás le hubiera faltado, jamás le hubiera juzgado. Ella era como tú hermana, era tú mejor amiga y tú amigo mío, la sacaste del estadio, ahora todo ha cambiado Alejandro porque pienso pelear por ella, estoy dispuesto hacerla feliz porque aun la amo.

-El problema no es que tú la ames- le dije sonriendo- el problema es que ella me ama a mí y solo a mí, solo eres su pañuelo de lágrima...- no terminé de hablar porque Jeremy me había callado con su puño en mi mandíbula y ese fue todo el incentivo que necesite para responderle.

Lo tenía entre mis piernas dándole un puñetazo tras otro hasta que dos de los hombres que cuidaban su espalda me lo quitaron y me dieron de patadas en el suelo.

-¡Dejenlo!- gritó Jeremy a los hombres.

Se levantó del suelo con la nariz ensangrentada y yo lo imité con una mano en mi costilla.

-No te quiero cerca de Sophia...- le advertí.

-Lárgate Alejandro y no vuelvas... Entiende que la perdiste. Acompañen al hombre a la salida.

-¡No te acerques a ella! - le grité mientras los hombres me sacaban.

*Fin Flash back*

Estaba aún siguiendo a Mia, ya conocía su rutina, iba temprano al gym luego comía en un restaurante vegetariano y después llegaba a casa... Luego su novio llegaba y no salían sino hasta la noche cuando iban a comer a un lujoso restaurante o iban al cine y cuando no era festivo se quedaban en casa hasta el día siguiente y luego más de lo mismo.

Me estaba cansando de seguirla, pero todo fuera por encontrar a mi Fenix, tomé otro sorbo de café y pensé que había sido suficiente por hoy de ver a los tortolitos, los párpados me pesaban y el cuello me dolía por la acumulación de estres, pero entonces vi como Mía había recibido una llamada, no sabia porque presentía que mi Fenix era la que estaba del otro lado de la línea.

EL DESPERTAR DEL FENIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora