Sophia.
Era inconcebible el hecho de que Alejandro me hiciera sentir de esa forma ¿En qué estaba pensando cuando le bailé de esa manera?. Claro que sabía la respuesta, quería castigarle, quería verlo doblegado, quería vengarme de alguna forma de él, pero no contaba con que la castigada iba hacer yo. Su erección en mi trasero trajo en mí recuerdos espantosos, pero no duraron cuando recordé de quien se trataba. Mi cuerpo se erizo inconscientemente cuando recordaba aquello, me llenaba de vergüenza cada vez que lo hacía, sus fuertes dedos sujetándome trasmitieron en mis poros la necesidad de su cuerpo, Sabía perfectamente que no sentía lo que llamaban "amor", pero tanto años conociéndonos hizo que quizás extrañara sus abrazos, su toque cariñoso y su sonrisa cálida.
Quería congelar mis sentimientos, asesinarlos uno a uno y no pensarlo nunca más. Nunca entendí de pronto su odio, él solo necesitó a quien odiar, con quien desquitarse para calmar un poco su malestar de pérdida y me escogió a mi en el momento que más lo necesité. Ahora aparecia así como si nada, siendo más insensible de lo que una vez fue. Metiéndose de nuevo en mi cabeza y haciendo arder mi piel con solo una mirada. Debía endurecer mi corazón, todo lo que que habia sucedido era para que dejara de ser esa chiquilla soñadora, ingenua y vulnerable. No podía volver a llenarme de esperanza.Ya no más.
El dolor en el pecho laceraba mis sentimientos, me llenaba de nuevos resentimientos y subía los muros hasta hacerlos impenetrables. Esto era lo que él decía que era , no tenia por qué ocultarme. Era lo que las circunstancias me hicieron y no me hallaba de otra manera más que aceptando mi destino. No me esconderia detrás de un antifaz, la mujer tímida, la misma que sufria día a día en las interminables noches de insomnio buscando un consuelo en las cortadas en su piel no se volveria a esconder. Seria yo sin ninguna careta, con todos mis demonios y toda mi esencia, seria perfectamente imperfecta. Estaba harta de fingir ser otra persona.
-¿Sophia? ¿Estas aquí? -vi a Gaby asomar la cabeza por la puerta.
-No deberías estar aquí- respondí sumida en la oscuridad, ella se sentó a mi lado en la cama.
-Sophia... mi hermoso Fénix. No estés así, prometo convencer a Andrés para que te deje ir.
-Ya no quiero irme.- susurré.
-¿Entonces porque estás así?- se levantó para encender la luz de la lámpara.
-¡No lo hagas!-le advertí.
-Basta de esconderse señorita ¿Cómo pretendes salir adelante comportandote con una niñata?- había dejado de escuchar a Gaby desde el momento que me dijo que dejara de esconderme.
-Ya lo estoy solucionando. Necesito que mis heridas exteriores sean más dolorosas que las de mi interior.- susurré.
-No comprendo...
-Quizás con esto me entiendas un poco- me levante de la cama dejándola a ella confundida y encendí la luz.
Ella pareció no entender nada y luego de quitar la bata color carmesí que llevaba puesta ella lo vio.
-¡Dios mio!-Gaby se tapó la boca y me miró horrorizada.
Las gotas de sangre que se deslizaban por mis brazos caían al suelo, los muslos me ardían por el corte, igual que la parte de abajo de mis senos, mis muñecas y mis brazos. Esta vez me había lastimado suficiente para no recordar todo aquello que me seguía atormentando.
-Esto es lo que soy. Una enferma que siente placer haciéndose daño, una desequilibrada la cual no tiene esperanzas.-Me había dado un ataque de ansiedad cuando el pasado 5oco a mi puerta exteriorizando todo lo que estaba sintiendo.
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EL DESPERTAR DEL FENIX
عاطفيةSophia, una niña de bajos recursos que sufre violencia intrafamiliar es obligada a trabajar día tras día por su explotadora tia. Una prostituta con cero sentimientos y amor hacia la pequeña niña. Alejandro, un niño que la vida le ha dado de todo. Un...