Sophia.
los diversos cambios de luz me hacían sentir como si estuviera en la proa de un barco que se movía violentamente. Me hacían sentir mareada y perdida; El rock que hacía resonar mi frágil sentido de audición me tenía enloquecida, trataba de moverme al ritmo de la música meneando mis caderas exageradamente con mi cabeza agitandola en diferentes direcciones haciendo que mi cabello castaño volara dramáticamente por los aires.
-¿Cómo la estás pasando bebé?-detestaba que me llamaran así, paré de hacer movimientos toscos y observé al chico guapo que me miraba profundamente con sus enormes ojos color miel y su cabello alborotado.
-M- muy bien...-sonreí y me balancé al chico que me miraba con deseo contenido, le planté un beso fugaz y rudo.
-Estoy ardiendo por ti- me sonrojé un poco por esa forma tan directa de expresarse, pero tenía que admitir que también sentí el miedo recorrer mi cuerpo con esa simple mención de la palabra, los recuerdos avivaron el dolor y me alejé de sus brazos rápidamente.
-No empieces...-le advertí. Le di la espalda dejando a un fulminante Taylor dispuesto a seguirme al baño.
-No puedes hacer eso siempre- advirtió siguiéndome como supuse.
-¿Lo siento?- contesté insegura y divertida.-Intenta relajarte amor, espérame en la pista.
-No puedes incitarme a la lujuria cada vez las malditas drogas esten haciendo efecto en ti, pero una vez sin ellas me ignoras como mierda.-Me reclamo molesto y eso hizo explotar mi temperamento.
-No tengo culpa de que te pongas caliente por cualquier beso ¡No seas pendejo Taylor!- normalmente era menos ruda cuando no estaba drogada.
-Dijiste que hoy sería el día Sophia...- me reprochó demandante tomándome por el brazo.
-Pues no lo será, no puedo soportar aveces que me toques ¿No entiendes?-mis ojos no eran barrera lo suficientemente fuertes para retener las lágrimas que comenzaban a salir cada vez que me tocaba, yo no sabía cuándo sería el día y si estaría preparada para ese momento.
- ¡MALDITA SEAS SOPHIA, TE TENDRÁS QUE AGUANTAR!- gritó haciendo que me sobresaltara una vez me tomó del brazo y me metió al baño de damas a empujones aprovechando que estaba solo.
Se acercó peligrosamente a mí con una mirada que conocía a la perfección. La mirada de ese ser tan repulsivo; mis piernas cambiaron de firmes a inestables y mis manos parecían mucho más inquietas que de costumbre.
-No te acerques...- mi voz salió deleznable.
-Solo quiero lo que desde hace un año me estas negando...- respondió con la voz ronca y la mirada encendida. Una vez encerrados cerró con pestillo, me acorraló en la puerta tocando mi cuerpo con dedicación y deliberación, haciendo que soltara un pequeño grito lleno de frustración al tocar mis piernas.
- ¡TAYLOR! ¡PARA! - las lágrimas empezarón a caer ante la pesadilla que ahora recobraba vida una y otra vez en mi cabeza.
-Ya no quiero tus disculpas, te quiero a ti... ¿Acaso no lo entiendes? -preguntó ignorando mis quejas. Quitó la evidencia de las lagrimas y se concentró en acariciar el cabello rebelde que caía en cascada por mi espalda mientras que con la otra seguía tocando mis piernas y mis caderas.
-No puedo...- solloce atormentada.
-¿¡ACASO TIENES A ALGUIEN MÁS!? MALDITA SEA, ME VUELVES LOCO- gritó fuera de sí. Por favor... otra vez no.
-!SÍ!- grité esperando que con eso me dejara tranquila, pero en realidad fué todo lo contrario.
Me miró con un odio rebosante y me dio una bofetada tan fuerte que hizo girar mi rostro hacia un costado. Voltee a fulminarlo con la mirada y tenia una expresión que daba miedo.
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EL DESPERTAR DEL FENIX
Roman d'amourSophia, una niña de bajos recursos que sufre violencia intrafamiliar es obligada a trabajar día tras día por su explotadora tia. Una prostituta con cero sentimientos y amor hacia la pequeña niña. Alejandro, un niño que la vida le ha dado de todo. Un...