Alex.
Desperté al sentir el ruido de la puerta cerrarse con fuerza, estaba completamente solo en la cama, no había rastros de Sophia por ninguna parte de la habitación, fui al baño creyendo que quizás la encontraría ahí, pero no estaba.
Me cambie rápido y la busqué desesperado por todo el lugar bajando en cada piso, pero tampoco estaba.Temí de solo pensar en que se fuera marchado, temí que hubiese desparecido, pero entonces las puertas del ascensor se abrieron en el tercer piso y la encontré bailando en el tubo con su cabello al aire y un conjunto corto deportivo que la hacía lucir muy sensual.
Se notaba ida, su cuerpo estaba ahí, pero ella parecía estar flotando en algún recóndito lugar del universo, en otra dimensión. Se esforzaba demasiado, tenía grandes ojeras y se veía agotada. Apesar de todo siempre la conocí y el único que había cambiado, desconfiado y distanciado de ella había sido yo.
Cuando notó que estaba ahí se detuvo de golpe y desvió la mirada, bajó de la tarima y se sentó en una de las sillas hablando con Gabriela, todos me miraban extrañados mientras Sophia me estaba ignorando por completo, ¿Su juego era hacer como si nada hubiera pasado?.
-Sophia- ella me miró con el ceño fruncido y su cabeza hacia un lado, quise reírme por su tierna manía- podrías acompañarme a la oficina un momento hay algo sobre tu contrato que quiero discutir.- y era cierto, no dejaría que volviera a subirse a un tubo en su vida, además que ella lo había prometido.
Asintió y se levantó mirando a la pelirroja y me siguió.
Podía sentir como dudaba al dar cada paso, podía sentir su respiración agitada; entré en el despacho y le abrí la puerta para que siguiera, me miró con los ojos entrecerrados y luego entró resoplando.
Al cerrar la puerta no le di chance de hablar y la besé, moría por besarla... Al principio se resistió y trató de apartarme. Luego correspondió al beso que al principio había sido violento para terminar lento y lleno de ternura.
-No quiero que subas a ese tubo de nuevo... Por favor- le supliqué con mi frente pegada a la suya.
Ella se separó excitada.
-¿Alguna razón válida?.-susurro agitada embriagada por el beso.
-Eres mía y no quiero ver como otros te miran, me hierve la sangre de solo pensar lo que quieren hacerte.- le dije ahora dándole la espalda impotente, así me sentía. Me sentía impotente, porqué no tenía ningún derecho a prohibirle nada.
-Alex, no soy tuya. Soy de muchos hombres ¿Recuerdas? - me preguntó fría.
-Te pedí perdón... de verdad lo siento Fénix, no sabes cuanto me está costando aceptar que fui el mayor responsable de que sufrieras tanto- ella me miraba inmutada y estaba empezando a desesperarme.- lo de anoche...
-Lo de anoche solo fue eso, una noche.- me interrumpió.- un buen polvo que no se volvera a repetir, demostraste ser mejor que Jeremy. Felicitaciones.
-No mientas- dije caminando de nuevo hacia ella- era tu primera vez...
Se puso roja y luego bajo la mirada.
-E-eso n-no es verdad... He estado con muchos hombres incluso mejor que tú.- mintió, nisiquiera sabía mentir bien y hasta ahora me daba cuenta.
-¿No notaste la prueba en la cama?.- pregunté contrarrestando su respuesta sonriendo.
-Deja de jugar conmigo Alex, no significó nada...- dijo abanicanose el rostro enrojecido.
-Fénix, perdóname... Yo te juzgué mal...-mi voz se quebró.
-Alejandro, ayer no estaba en mis cabales y por eso dije e hice cosas de las que estoy profundamente arrepentida... - parecía un tempano de hielo, no hablaba ella sino el resentimiento- no te escucharé ni porque me lo pidas de rodillas, tú fuiste quién me puso aquí y quién nunca me quiso creer nada, pues yo.. ahora soy yo quien no quiere escucharte.- abrió la puerta dispuesta a irse.
-Fénix, espera...- tenía razón, yo la habia empujado a todo esto, no merecía nada de ella.
-No Alex, ahora espera tú.- dijo dando un portazo con su rostro endurecido.
¡Qué estúpido había sido! Sophia y su desden me estaban sepultando en vida. Estaba herida y resentida, tenía toda la razón del mundo para estarlo, pero intentaria acercarme a ella, esta vez no seria como un amigo o como un hermano, ahora lo haría como un hombre, lucharía por merecer su amor.
****
-¿Puedo pasar?- levanté la cabeza del escritorio en el que me había quedado dormido completamente ebrio, después que se había ido Sophia, me había puesto a beber tanto hasta perder la conciencia. Miré el el reloj y daban las dos de la tarde, miré hacia la puerta y vi a una pelirroja con los ojos hinchados mirándome con reproche.
-¿Qué quieres?- pregunté de mala gana, me imaginaba que Sophia le había contado todo por su actitud- No estoy para que juzguen ahora...
- Alex, Sophia se fué... ¿Qué le hiciste?- preguntó molesta.
-¿Cómo?- me incorporé rápido y camine hacia ella quien hipaba y lloraba, sali a buscar a Sophia a su habitación con Gabriela persiguiendo mis pasos.
-Me dejó una nota- me la extendió y la leí: "Apenas me instale te llamaré, detesto las despedidas amiga, por eso no lo hice, perdona mí falta de consideración, te quiero".
-¡Maldición!.- arrugue el papel y salí de ahí como alma que llevaba el diablo, quería que se fuera, pero no de esta forma... No en la forma en la que huia de mi.
Conduci con prisa hacia donde su amiga Mia pensando en mi Fénix, pensaba en su aroma, en su cálida piel, en el sabor de su cuerpo y en cómo arreglarlo, sobre todo cómo arreglarlo.
Subí seis pisos por las escaleras ya que el ascensor estaba dañado y luego de tocar poseído y gritar a Mía con energía su vecino salió mirándome feo "Ella salió hace rato, salga de aquí antes de que llame a la policía"- lo tomé por la camisa y lo empuje hacia adentro mirándolo con ira. Él no tenía la culpa de nada, era yo quien me comportaba como un idiota, al ver el terror del chico lo solté y me disculpé saliendo de alli.
Debia hablar con papá, el debía decirme la verdad si o sí.
Cuando llegué me encontré con Robert tomando té en la cocina con la nueva empleada.- la chica apenas me vió se atragantó nerviosa.
-Lo siento...- dijo levantándose de inmediato.
-No te preocupes- dije son el mínimo interés. -¿Robert, papá se encuentra?.
-Sí, esta con Mary en el despacho.- le agradecí y subí dispuesto hablar con él para que me explicara de una vez por toda, la puerta estaba completamente abierta y Mary disfrutaba de un libro recostada en el sofá mientras papá revisaba algunos papeles.
-Papá, necesito hablar contigo.- me miró extrañado y luego asintió. Mary me sonrió y le sonreí por no reparar en ella antes, me disculpe y ella cerró la puerta saliendo de la habitación.
-¿Qué pasa hijo, porque estás así?- se acercó y hizo un gesto en la cara- ¿Estás ebrio?.
-No, solo...- su teléfono empezó a vibrar y se disculpó para contestar.
Su rostro cambió a eufórico y mi corazón se agitó cuando presintio el porqué.
-Sophia, hija- sus ojos se llenaron de felicidad- gracias a Dios... - tenía ganas de arrebatarle el celular y preguntarle dónde estaba para irla a buscar, pero entonces papá habló.- lo sé, no tengo porqué disculparte, no llores está bien, ahora todo estará bien. Solo quiero verte hija... No me hagas buscarte de nuevo por toda la ciudad.- depronto me miró y puso en alta voz la llamada.
-"Felipe- se escuchaba triste- iré solo si Alex no está"- decía por medio de la línea.
Le negué a papá con la cabeza apresuradamente.-Cariño, él no está.- mintió.
-"Estaré en una hora, te quiero papá. Te extrañé".
-Y yo hija, y yo.
Hoy sería el día wue conocería wue era lo que habianpasado tantos años atrás.
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EL DESPERTAR DEL FENIX
RomanceSophia, una niña de bajos recursos que sufre violencia intrafamiliar es obligada a trabajar día tras día por su explotadora tia. Una prostituta con cero sentimientos y amor hacia la pequeña niña. Alejandro, un niño que la vida le ha dado de todo. Un...