EL DESPERTAR DEL FENIX

Capítulo 8

Sophia.

A largo de la vida las personas todas inevitablemente pierden algo y no... no me refiero a lo material, me refiero a lo emocional a eso que hace parte de ti.

Pierden un amor, pierden una amistad, pierden estabilidad, pierden lealtad, bondad, seguridad, autoestima, valor y pueden vivir con eso aunque sea doloroso saben que aunque lo pierdan con un poco de esfuerzo pueden recuperarse y esta vez ganar, pero... ¿Sucede lo mismo cuando se pierden personas?

¿Puedes volver a intentarlo? ¿Luchar por esa persona hasta conseguir ganar su corazón de nuevo? No, no es lo mismo superarte a ti mismo y ganar. No tiene nada que ver tus propios errores reivindicados con el juicio independiente que una persona tenga sobre ti y más cuando esa persona es a la que le hiciste daño con tantas mentiras. No se puede obligar a nadie a perdonar. Sólo cumple con pedir perdón por lo que está mal sin importar recibirlo, sabes que haces lo correcto si tu actuaste de una mala manera... pero ¿Y si solo es una verdad a medias? si solo fue una mentira que terminó en exactamente eso. Una mentira desfigurada de lo que verdaderamente era yo.
Y como si eso no fuera lo suficientemente complicado me pregunto...

¿Qué se siente no volver a ver a la persona que amas jamás, jamás en tu vida.

¿Qué se sentía perderla definitivamente?

Que no hubiera ninguna forma de recuperarla y verla después de su desafortunada desaparición. No puedes aplicar ninguna de la soluciones anteriores.
Frustrarte y deprimirte no suena tan mal cuando sabes que no puedes hacer nada para conservarla, que tus esfuerzos serían inútiles... es la misma pérdida en la que se desearía perder todo lo bueno que queda en ti y hacer un tipo de trueque para que esa persona continuará respirando; Lo cierto es que no puedes intentar recuperarla, no hay carreras ganadas contra el tiempo y el reloj, el maldito reloj que solo es un medidor que nos empuja a seguir en este miserable mundo solo nos apresurara para que tomemos las decisiones que creamos correctas, pero no, eso no podemos hacerlo con personas a las que fueron derrotadas por el tiempo, no se puede recuperar a alguien que ya no hace parte del mundo terrenal.

Nunca funciona.

Pues así habia pasado, había perdido todo lo antes mencionado en cuestión de un abrir y cerrar de ojos, había perdido estabilidad, amistad, amor y sobre todo había perdido a alguien muy especial.

Iba a extrañar la hora del té con Hanna, iba a extrañar la confidencialidad al hablar con ella, iba a extrañar su hermosa sonrisa antes de dejarnos, iba a extrañar en cómo arreglábamos las flores y luego disfrutábamos de una buena lectura, compartimos mucho más que en muchos años, porque la pérdida de su hijo me había acercado más a ella de lo que una vez estuvimos.

Observé el cielo con una lágrima acariciando mis mejillas, una brisa helada me recorrió el cuerpo provocando un escalofrío." Siempre estaré para ti" siempre solía decirme eso y más en sus últimos días. Quizás mi mente volvía a reproducirlo por lo que real o no, acaricié esos últimos recuerdos.

Mire hacia todos lados y mis ojos se encontraron con los de Alex que estaba justo enfrente, estábamos divididos por el ataúd de Hanna. Sus ojos rojos e hinchados me traspasaron como espadas y me sentí mucho más sola de lo que ya estaba; Debía empezar de nuevo sin dos personas importantes en mi vida. Desvíe la mirada de Alex, no era momento. Felipe estaba destrozado y abatido, sería muy difícil vivir sin ella de eso estaba segura.

Sentí una gota de agua en mi rostro e instintivamente alce mi mirada al cielo... la lluvia empezó a caer rápidamente haciendo que las personas que habían asistido se fueran tratando de resguardarse de la lluvia, solo habiamos quedado nosotros tan unidos y tan separados por un solo dolor; Tenia frío, pero esta vez el frío no era solo solo en mi piel sino en mi corazón.