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Capítulo Bonus ➰


En cuanto los labios de Sebastian rozaron los rosados de Clary una corriente eléctrica les robó a ambos un suspiro. Nada conseguía sacarlos del trance al que estaban sometidos. Sebastian estaba cegado por el deseo que le había producido el leve roce y volvió a acechar su boca una vez más. En cuanto sus bocas se unieron de nuevo un leve gemido abandonó los labios de la pelirroja que le sirvió para aprovechar la oportunidad de fundir sus bocas en un fogoso ajetreo. Sus lenguas estaban envueltas en una lucha por el control que excitaba aún más a Sebastian.  Sus brazos estaban envueltos alrededor de su pequeña cintura poseyéndola. Clary envolvió los suyos en su cuello en un intento de profundizar aún más el beso. Sus labios iban a ser su perdición y Sebastian era consciente de ello, le volvían loco. Ella era lo único que necesitaba y en ese instante no necesitó nada más para tener la certeza de ello. Sus dedos abandonaron su cuello y se dedicaron a enmarañar su desaliñado cabello platinado.

Se fundieron el uno en el otro hasta acabar con la espalda de Clary apoyada en la pared más cercana y sus piernas envueltas en las caderas de Sebastian. El beso cada vez más dominante aumentaba la creciente tensión sexual entre ambos. El poco espacio que había entre ellos desapareció en cuanto Sebastian terminó con los pocos centímetros que los separaban. Se separaron para tomar aire y fue cuando por fin se miraron a los ojos. 

El verde esmeralda de Clarissa se había vuelto completamente oscuro y sus labios rosados, ahora hinchados y jadeantes, parecían haber perdido la capacidad oratoria. Lucia confusa y avergonzada sus mejillas sonrojadas la delataban. Desenvolvió sus piernas de él con rapidez y le apartó de un empujón como si la idea de su cercanía la repugnase. 

-'¿Pero que he hecho?'-se dijo a sí misma con la respiración irregular por el beso.

-'¿Pero que he hecho?'-se dijo a sí misma con la respiración irregular por el beso

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Se giró a mirarle a los ojos y se apoyó contra la reja de al lado. Aún con la incredulidad en la mirada se atrevió a dirigirle la palabra.

-'No debería haberlo hecho, ha sido un error'- le dijo tras varios balbuceos 

La inestabilidad en su voz era palpable aún así chocó de lleno con la mirada de Sebastian que no recobraba la compostura.

-'No ha sido un error Clary'-la desesperación con la que pronunció  esas palabras sorprendió a Clary.

La pelirroja no quería creer lo que acababan de hacer, la situación en sí le asustaba. Había besado a su hermano, a su hermano. Había llorado su "muerte" y le había abrazado cuando había aparecido en la puerta del Instituto ante la mirada inquisitiva de todos. No sabía de donde había salido todo esa necesidad de besarle. Le había sobremanera. Se avergonzaba terriblemente de lo mucho que había disfrutado ese beso, ese beso prohibido. No sabía cómo comportarse a su lado. No le veía como un hermano, no habían crecido juntos y le había conocido hecho un cazador de sombras apuesto. Sabía que no se podía repetir y aún así lo deseaba profundamente, se tenía que conformar con trazar con su lengua el sitio donde habían estado posados sus labios. 

Sebastian seguía sin quitarle los ojos de encima. El aturdimiento que le había provocado el beso le era difícil de salir de él. Vió como Clary conseguió recomponerse y se recogió el pelo en una coleta. Se quedó parado en medio de la acera mientras ella retomó el camino hasta el Instituto. Se había quedado inmóvil. 

Pasaron minutos hasta que por fin salió del trance. Se maldijo por el atrevimiento y caminó hasta el pub más cercano: "Brooklyn O'Donnell". Se sentó en la barra y pidió un whiskey. Rechazó las llamadas de su padre, no estaba de humor para broncas. Había echado la misión por la borda. Lo peor de todo es que tras varias copas más del brebaje mundano, cuando el alcohol empezó a recorrer su torrente sanguíneo, en lo único en lo que podía pensar era en sus labios fundiéndose con los de Clary como si estuviesen condenados a ello. 

Morgenstern   |A.U|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora