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La unión de Sebastian y Jace había abierto una gran brecha en el mundo supernatural. Los hijos de Lilith aparecieron de entre las sombras de los suburbios. Lo que había comenzado como un plan para limpiar del mundo a subterráneos y acrecentar el poder de los nephilim, había terminado en una sanguinaria venganza.

La unión de ambos Cazadores de Sombras había creado una energía de tal magnitud que había hecho temblar el Laberinto en Espiral, la magia demoníaca expandiéndose. La puerta del mayor realmo cerrado a cal y canto abierta y el demonio más temido libre.

La ingenuidad de los Cazadores de Sombras permitió la escapada de Azazel, teniente del infierno, de Duduael. Su forma corpórea finalmente libre de su ligamento, su espíritu y cuerpo uno sólo. La ingenuidad de Magnus Bane le había permitido ponerse al día, el hijo predilecto de Lilith andaba suelto y su labor, la de encontrarlo, sería tarea fácil. Sin embargo antes de sumergierse en la búsqueda del chico se decantó por visitar a uno de los muchos hijos de su amigo Asmodeus: Bane.

Se presentó en su apartamento vistiendo un traje hecho a medida y zapatos negros. Sus ojos, más parecidos a cuencas vacías, parecían advertir de su temida presencia. Con un chasquido de dedos se adentró en el apartamento. El brujo le había desafiado incontables veces durante el milenio que había estado confinado a Duduael y tras años de pura desesperación la Libertad le había sido concedida. Su ansiada venganza contrastaba con su cometido. Pero las rajas que marcaban su piel le impedían concentrarse en cualquier otra cosa.

El brujo apareció acompañado de uno de los Cazadores de Sombras con los que se rodeaba con frecuencia. Podía oler su sangre Lightwood a leguas. Se clavó sus afiliadas uñas para no abalanzarse sobre él, él no era la presa.

"Estúpido brujo" su voz rota mandó un escalofrío a Magnus.

El demonio no esperó más para arremeter contra él. Sus dientes que finalizaban en afiladas agujas estaban listos para desgarrar y saborear la sangre del hijo de  Asmodeus. 

La aparición de uno de los Príncipes de Infierno tomó por sorpresa a Alec, si un Demonio Mayor había escapado su prisión algo iba mal. Los demonios mayores son seres astutos, sanguinarios y temidos, si uno de ellos estaba en Brooklyn el plan había fracasado.

Magnus no aguantaría mucho tiempo luchando contra alguien con fuerza superior. Mientras lanzaba conjuros a diestra y siniestra para intentar escapar de su agarre, le dedicó una mirada a Alec.

"Si muero que sea por una causa mayor. Busca a Clary y Jace, tenéis que acabar con esto.." no pudo continuar al chocar contra el suelo. "La magia negra se está expandiendo, los ifrits llevan centenares de años almacenando poder y no dudarán en liberar a más como él."

"Una palabra más brujo y te desgarro antes de tiempo" le dedicó una sonrisa que asustaría hasta al más valiente. Se abalanzó una vez más contra él para disfrutar de su tortura.

Alec se armó de valor para abrir la puerta y no mirar atrás, no podía hacer nada por él. Corrió hasta el Instituto con los ojos llenos de lágrimas y la garganta aguantando el grito de desesperación que amenazaba con salir. Había tantas cosas que le quedaban por decir a Magnus pero el tiempo mundanal del brujo ya había acabado, dejándolo en una desesperada carrera hasta el único lugar que consideraba su casa, el Instituto.


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Morgenstern   |A.U|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora