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Sebastian regresó al Instituto bien entrada la mañana. Cabizbajo y avergonzado caminó con paso acelerado a su habitación. Una vez cerró la puerta tras si pudo soltar el aire que había contenido, se sentía protegido en aquellas cuatro paredes, le propiciaban el cobijo necesario hasta que tuviese las agallas necesarias como para enfrentarse a Clarissa.

Se tumbó en la cama mojando la almohada con las gotas de agua que se desperdigaban por su platinado pelo. Su ceño fruncido y el silencio que le rodeaba  le ayudaba a plantearse los siguientes pasos que debía dar tras aquel beso. El mero pensamiento de lo que pasó  le producía escalofríos y una sonrisa amenazaba con abandonar la comisura de su boca.

-¿Sebastian estás ahí?- la voz femenina, muy a pesar de Sebastian, no era la de Clary.

-Depende-murmuró fastidiado.

- Soy Izzy... Isabel... la hermana  de Alec- 

La puerta se abrió tras varios minutos y tras ella apareció una insegura Lightwood. Parecía no ser la misma persona que se presentó en la Biblioteca sus ojos avellana lo escaneaban todo de arriba a bajo hasta pararse en su figura. Se tomó su tiempo para decirle lo que hacía en su estancia y cuando Sebastian le iba a sugerir que volviese cuando tuviera claro lo que quería decidió pronunciar palabra.

-¿Qué pasó ayer con Clary? Os fuisteis dela casa de Magnus antes que los demás y ella todavía no ha regresado al Instituto, tampoco está con Simon ni en su apartamento en Brooklyn-sus ojos se tornaron cristalinos pero supo enmascarar su preocupación con ironía- Como no se la haya comido un dragón mientras venía de camino....

Paró al darse cuanta de que la noticia había tomado por sorpresa al chico. 

-¿No lo sabías?-

-No-masculló enfadándose.

-¿Dónde estabas? Tienes unas ojeras horribles, ¿has dormido algo esta noche?- se acercó a sentarse a su lado.- Apestas a alcohol.- su mirada se tornó preocupada.

-No necesito tu lástima Isabel.- se levantó de la cama bruscamente y abandonó la habitación a zancadas. -¿No vienes?- le gritó desde el pasillo.

Sebastian recorrió el Instituto casi corriendo necesitaba encontrar a Clarissa, todo era su culpa. La preocupación y la angustia le impedían ver por donde iba y acabó chocándose con alguien.

-Perdón- dijo levantando la mirada hasta encontrase con los ojos esmeraldas que le aceleraban el corazón con una sola mirada. -Clary- susurró aliviado.

Las mejillas de Clarissa enrojecieron ante la mención de su nombre. Aquellos labios que hoy lo decían con alivio ayer lo gemían en extasiados. 

Los brazos de Isabel Lightwood los sacaron del juego de miradas en el que estaban sumergidos. Ya no había dulzura, una picardía nunca antes experimentada. 

Empezó antes de que pudieran hacer nada al respecto y el beso selló el pacto.


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Sorry por el retraso. Acabo de volver de vacaciones.

Espero que haya merecido la pena la espera.

Morgenstern   |A.U|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora