silence ; fack au #O1

thirteen.

la ropa no llegaba al cuerpo de finn, jack se había escapado, no estaba, había desaparecido por haberse comportado como un idiota ante él.

el mayor no tardó un segundo en vestirse y en tomar las llaves de su coche, saliendo a toda prisa, se recorrería toda la maldita ciudad hasta encontrar a jack, aunque no volviesen al psiquiátrico a la hora indicada, eso era lo de menos en ese preciso instante.

mientras todo eso pasaba jack despertaba en el frío y sucio banco del parque al cual finn le llevó, al moverse notó cierto dolor en la espalda, debido a no dormir como estaba acostumbrado, en una cama en condiciones.

era temprano y el parque estaba casi vacío, y digo casi porque jack logró divisar un coche aparcar justo en la puerta, para luego ver a la misma persona apearse del vehículo.

jack frotó sus ojos con la sudadera que usaba de pijama, es decir, la sudadera de finn.

creyendo que era finn, el pequeño quería correr a él, abrazarle y besarle, y también quería decirle que le echaba de menos, aunque habían pasado menos de veinticuatro horas juntos jack notaba esa sensación de necesidad, el pequeño se sentía como cuando los asmáticos tienen un ataque de asma y el inhalador no funciona, pues en este caso jack era el asmático y finn el inhalador.

pero no, el que se bajó del coche no era finn, ni mucho menos, era un señor mayor, con un chándal gris y barba de varios días sin afeitar.

jack suspiró con fuerza, echándose en el banco de nuevo, su mente casi colapsando al pensamiento de estar sólo en la calle, porque, aunque el psiquiátrico no era un hotel cinco estrellas era su casa, y allí estaba protegido en cierto modo.

pero de un momento a otro, el pequeño tuvo una estupenda idea, tal vez aquel señor supiese donde estaba el psiquiátrico y le podría llevar hasta allí, y cuando llegase vería a finn, aquel pensamiento proyectó una sonrisa en sus labios.

— ¡señor! —jack corrió hacia él, sonriendo de oreja a oreja, provocando que el nombrado se girase.

— ¿es a mí? — dijo el hombre, relamiendo sus labios mientras observaba al pequeño.

— ¡sí! ¿sabes por dónde se va al psiquiátrico de williams? — jack preguntó escondiendo sus manos trás su espalda, esperando una respuesta por parte del señor.

— oh, una lástima, no sé donde está, ¿por qué? ¿eres de allí? —dijo el señor sonriendo falsamente, cruzando sus brazos.

— sí, tengo que volver cuanto antes, pero ya veo que no tiene ni idea de donde está, así que adiós. — asumió el menor, el mayor le puso una mano en el hombro, sonriendole peligrosamente.

— puedo llevarte a otro sitio mejor, ¿quieres? — preguntó el hombre con la voz ronca, a lo que jack frunció el ceño.

— si me llevas con finn sí, si no, no. — dijo el pequeño y el hombre acarició la espalda de jack, haciendo que este diese un paso, alejándose de su mano.

— no sé quién es finn chico, pero no te preocupes, si vienes conmigo a mi casa encontraremos a ese tal finn del que hablas. — dijo el hombre, a lo que jack negó, suponía lo que el aquel señor tramaba.

— no, gracias señor. — dijo jack esperando que el hombre se fuese, pero este no se movió ni un centímetro de allí.

— he dicho que vengas, mierda. — el hombre tiró del brazo del pequeño, obviamente, sin cuidado ninguno.

— ¡que no, idiota! — jack se zafó del agarre del hombre, empujando a este contra el suelo.

el pequeño caminó tranquilo creyendo que el hombre se quedaría en el suelo, pero este se levantó con una fuerza brutal y le agarró el brazo de nuevo.

— ¡que te vengas conmigo! — gritó el hombre empujando a jack contra su coche. —

— ¡no quiero! — jack seguía moviéndose sin parar, acabando con la paciencia de aquel hombre.

mientras que todo eso pasaba tan rápido, finn estaba en el coche, recorriendo cada esquina, hasta que se acordó de uno de los lugares en los que había grandes posibilidades de que jack estuviese.

el parque.

entró a toda velocidad en este, aparcando el coche, aunque en realidad había muchas posibilidades de que jack no estuviera ahí, pero la desesperación de finn era tan grande que miraría hasta debajo de una piedra si hacía falta.

y entonces le vio, aquella sudadera que le regaló como pijama y el pelo alborotado, tal cual lo había visto tantas veces cuando se despertaba, pero esta vez estaba viendo la cara de espanto del menor, sabiendo que ese no estaba siendo el mejor día de su vida.

rápidamente bajó del coche, dirigiéndose hacia él, parando al hombre.

— ¡o le quitas las manos de encima o te mato! — finn corrió hacia ellos, jack al oír esa voz se giró al instante, viendo al mayor acercarse hasta ellos.

el hombre no tardó un segundo en soltar a jack, metiéndose en su coche y arrancando.

el pequeño estaba en el suelo temblando del miedo, casi sin acordarse de que finn, su finn estaba allí.

el mayor le podría haber regañado por escaparse, por desobedecer, por matar a su perro, pero no, porque finn no era como los demás, finn se agachó a su misma altura y lo abrazó fuerte, como si pensase que en cualquier momento iban a separarse para siempre.

jack agarró la camiseta de finn entre sollozos, casi rompiendo esta por la ansiedad.

— estamos juntos otra vez, tranquilizate por favor... — susurró finn, sin saber que hacer para calmarlo, ya que este momento era distinto a las demás veces que le tuvo que calmar.

— l-lo siento... — murmuró jack aún entre fuertes e incómodos sollozos.

— jack no te vuelvas a escapar, por favor te lo pido. — advirtió el mayor y el pequeño no tardó en asentir.

se quedaron así por unos largos minutos, ya que cada vez que finn se quería separar del abrazo para levantarse jack volvía a agarrarle la camiseta.

pero lo importante es que estaban juntos, estaban rotos, pero estaban juntos.