fifteen.

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n/a: tenía el capítulo escrito entero, pero se fue la luz y se perdió, así que les pido por favor que le den cariño ya que lo estoy escribiendo de nuevo.

aquel mismo día, el mayor, mientras jack continuaba jugando con su pelo y respiraba con una tranquilidad admirable, tuvo una idea, la cual haría que jack saliese definitivamente del psiquiátrico, pero claro, para llevar a cabo esta idea tendría que dejar a jack solo un par de horas.

- ¿jack? - dijo finn con una voz suave.

- ¿uhum? - murmuró el pequeño aún enredando y desenredando cada uno de los rulos del mayor.

- ¿crees que podrías quedarte solo aquí un par de horas? - cuestionó finn, a lo que jack abrió los ojos más de la cuenta, tirando del pelo del mayor levemente, pensando en la multitud de cosas que le podrían pasar si finn no estaba con él, tal vez las voces vendrían o peor, le podría dar un fuerte ataque y el mayor no estaría allí para protegerle como hacía siempre.

- ¿para qué? - susurró jack algo nervioso, aún con la mente rebosante de pensamientos negativos.

- voy a ir a buscar a tu madre. - contestó finn con una sonrisa, viendo como la cara del pequeño se iluminaba al instante, ahora la mente de este solo tenía pensamientos positivos.

- ¿vas a ir a buscar a mamá? ¡entonces claro que puedo quedarme solo! - jack saltó levemente en la cama, provocando una suave risa por parte de finn.

- me encanta que estés tan feliz, pero por favor, quiero que sepas que tal vez no la encuentre porque a lo mejor ya no está en su casa, así que quiero que aunque no la encuentre sigas sonriendo, ¿entendido? - avisó finn acariciando la mejilla de jack, quien asintió.

- entendido. - confirmó el pequeño con una sonrisa sincera.

- y también quiero que si las voces vienen o si te da un ataque hagas lo que siempre te digo, piensa en algo que te haga feliz y si no dibuja como te sientes, cuando venga hablaremos de lo que hayas dibujado. - dijo finn colocando un mechón de pelo de jack detrás de la oreja de este, mientras se levantaba.

- sí finn, no te preocupes. - jack dijo tratando de tranquilizar al mayor, aunque eso en ese momento era complicado.

- nos vemos después. - canturreó finn besando la frente de jack y saliendo por la puerta.

- ¡adiós! - exclamó el pequeño con felicidad, viendo al mayor salir por la puerta.

finn salió con felicidad, listo para comenzar con el primer paso del plan, conseguir todos los datos posibles sobre el pequeño, ya que ahí estaría el nombre y la dirección de la madre de jack. y eso sería fácil, ya que la chica de recepción ya conocía a finn de todas las veces que había pasado por ahí.

la chica tendrían unos veinticinco años, pelo color nuez y los ojos marrón oscuro, se llamaba rebecca, pero a finn le gustaba decirle becca.

- becca, ¿podrías hacerme un pequeño favor? - finn dijo mirando a la recepcionista con una sonrisa burlona, echando el cuerpo sobre el mostrador.

- depende, ¿qué quieres wolfhard? - habló la chica con los brazos cruzados, mirando a finn con incertidumbre.

- necesito que me imprimas toda la información posible de grazer, jack dylan grazer, mi paciente. - susurró finn, ya que nadie podría enterarse de eso.

- sabes que no puedo, es información confidencial y podrías meternos a ambos en un buen lío. - becca hablaba entre susurros mientras se negaba rotundamente ante la idea de finn.

- por favor, marc no se enterará. - susurró finn de nuevo, consiguiendo, finalmente, que la chica cediese.

- más te vale que nadie se entere de esto, finn. - habló becca mientras imprimía la información que el chico le había pedido, mientras este sonreía y vigilaba al mismo tiempo.

- gracias becca, ¡te debo una! - gritó finn saliendo a toda prisa del psiquiátrico, dirigiéndose a su coche, mientras la chica negaba con una sonrisa.

el mayor no tardó en sentarse en su coche, pero antes de arrancar se dispuso a leer la información.

- angela lafever, treinta y nueve años, anteriormente casada con gavin grazer, tutora legal de el paciente número trescientos treinta y dos, vive en la parte costera, calle paradise, casa número nueve. información no actualizada desde dos mil catorce. - leyó finn para si mismo, apoyando el papel sobre el volante y metiendo la dirección en el gps.

una vez la dirección ya estaba lista condujo hacia casa de la madre de jack, y el camino fue relativamente largo, unos cuarenta y cinco minutos, pero tal era la euforia que finn llevaba que para él se pasó muy rápido.

al llegar a la calle aparcó prácticamente en la entrada de esta, salió del coche y cerró, caminando hacia la casa número nueve, sonriendo al localizarla.

antes de tocar a la puerta, el de cabello rizado titubeó bastante, ya que tal vez no estuviese en casa o directamente ya ni viviese allí, pero finn no tenía nada que perder tocó la puerta sin pensar, pero no recibió respuesta.

finn continuó tocando al timbre una, y otra, y otra vez, hasta que por fin, una mujer de cabello oscuro se asomó por la puerta.

- no quiero comprar nada, gracias. - dijo la mujer, pero antes de que cerrase finn colocó el pie entre esta, deteniendo la puerta.

- ¿es usted angela lafever? - preguntó finn con una sonrisa nerviosa, a lo que la mujer abrió la puerta con lentitud.

- sí, ¿nos conocemos? - preguntó angela con el ceño fruncido, cruzándose de brazos.

- soy finn wolfhard, estoy estudiando la carrera de psiquiatría y estoy haciendo las prácticas en el psiquiátrico de williams, ¿sabe ya por dónde voy? - habló finn con esa voz tan suave y típica suya, a lo que angela puso cara de miedo.

- jack... - susurró cubriendo sus labios, notando como su visión era cada vez peor.

- ¿se encuentra bien? - preguntó finn, pero era tarde para una respuesta, ya que la mujer se había caído, pero finn había alcanzado a tomarla entre sus brazos, cerrar la puerta y tumbarla en el sofá, esperando a que despertase.

tras unos segundos angela volvió en sí, frotando sus ojos al despertar, cosas que a finn le pareció familiar, la manera en la que entre cerraba los ojos antes de frotar estos con la manga de la ropa, era tal y como jack lo hacía.

- ¿qué ha ocurrido? - preguntó angela con leve cansancio.

- se ha desmayado, lo último que dijo fue jack... - habló finn sintiéndose culpable.

- jack... dios mío, ¿lo conoces? - rápidamente angela le miró, asustandole.

- sí... - susurró finn, provocando un suspiro de liberación por parte de la contraria.

- ¿cómo está? ¿está bien? - de repente angela tuvo cargo de conciencia y echaba ligeramente de menos a su hijo.

- está estupendamente, yo solo vengo aquí a hacerle un par de preguntas... - contestó finn y angela asintió.

- preguntame lo que quieras. - angela habló con una sonrisa triste, provocando otra por parte de finn.

finn iba a convertirse en un entrevistador en ese momento, tantas preguntas que tenía sobre jack se responderían a la vez.

 silence ; fack au #O1Where stories live. Discover now