Capítulo 10

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Natasha y Nathan en multimedia.

Hospital Ronald Reagan UCLA Medical Center.

Dos semanas después…

Natasha.

Soy la reina a la hora de matar las pasiones. Mis hijos y nietos me recordarán como; la legendaria mata pasiones. Mayormente suelo ser un desastre cuando se trata de peleas, pero es que me desespero y me molesta ver como alguien es golpeado innecesariamente por sus instintos de bestia.

Cuando estuve haciendo unas prácticas en Alemania, recuerdo que mi paciente fue la reina Amaya. Ella vino muy malherida y el director del hospital pidió que yo me hiciera cargo del caso. Ese día estaban peleando el guardaespaldas de la reina y mi ídolo. No supe que era él hasta que mis compañeras de trabajo casi me matan por como lo había tratado.

Aleksandr Kozlov.

El mejor neurocirujano y el más influyente en el mundo de la medicina, no podía estar peleando en el pasillo de un hospital con ropa llena de sangre y aspecto de asesino en serie.

Ok, regresando a lo que estaba.

El sábado de hace dos semanas salí con Nathan. Oye, cómo vuela el tiempo. Un día es hoy y mañana es ayer. Esto me recuerda cuando me tocaba exponer en clase y solo hablaba incoherencias. Es como un don para mí no saber ni enterarme de nada.

Que buenos tiempos y que hermosos recuerdos.

¡Ay no, ya me desvié del tema otra vez!

¿En qué iba?

Ah, sí, bueno. Ese sábado por la tarde fue la cita con Nathan. Debo decir que estaba muy emocionada y puede que un poco nerviosa porque tenía que estar a solas con él. ¿Les digo la verdad? Todo estaba yendo demasiado bien. Era perfecto el ambiente, la comunicación era fluida y todo estaba bien, pero al llegar al parque algo cambió. Ese tal Andrey apareció de la nada y aunque al principio fue muy amable conmigo, al ver llegar a mi cita, su actitud cambió drásticamente.

Nathan se fue a los golpes y yo entré en pánico. Muchas imágenes del pasado que he tratado de mantener ocultas, vinieron a mi mente. Ni siquiera recuerdo bien haberlas vivido o haber estado ahí, solo sentí miedo y desesperación. ¿Saben qué fue lo peor de todo esto? Que la pagué con quien menos debía. Grité y peleé con Nathan. Fui parte en dañar nuestra cita por no preguntar más o tal vez dejarlo hablar.

Cuando Danielle llegó de trabajar me quería matar. Ella es más arriesgada y sé que hubiese arreglado todo si su cita estaba en esa desastrosa situación. Le expliqué lo que pude y creo que después entendió mis confusos motivos.

Todavía no sé cómo me soporta y no me manda a volar a Marte.

—¿Qué haces aquí tan temprano? —baja el volumen de la televisión, acomodándose en el sofá—. ¿Tú no estabas en una cita? No te hice la cena porque pensé que comerías afuera.

Me senté a su lado, tomé una bocanada de aire y comencé a contarle lo que había pasado en el parque.

—¡Por Dios, Natasha, no parecen cosas tuyas! —me reprende—. El idiota ese se merecía esos golpes. ¿Qué tiene de malo que te quieran defender? —la miro mal—. ¿Tú eres así o te dejaron caer de pequeña? Ven, vamos a la azotea. Lánzate de ahí y si quedas viva me dices si se te arregló la cabeza.

Nos empezamos a reír de sus locuras haciendo el ambiente menos tenso.

—Fui una tonta por reaccionar así, lo sé. Puede ser que el imbécil mereciera miles de golpes más, pero me asuste, Dani. Yo no vi a Nathan golpeando al tipo ese. Eran imágenes de dos hombres peleando en un almacén, Danielle —me miró confundida—. Yo estaba en Rusia, en un almacén y no aquí —confesé.

Tú Me SalvasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora