Capítulo 8

725 75 22
                                    

Sábado por la tarde.

Natasha.

Que rápido pasa la hora cuando quisieras tener más tiempo para prepararte.

Después de un día de trabajo largo y de muy poco descanso, llegó el día que con muchos nervios, esperaba. No recuerdo bien la hora en la que llegué, pero les puedo asegurar que era de madrugada y yo estaba muerta de sueño. Nathan y yo nos enviamos mensajes hasta que entre a mi última cirugía. En mis descansos intentaba responder todo lo que podía. Quería hablar más tiempo con él, pero las circunstancias lo impedían aunque yo luchara contra ella. Nate me pidió que cuando llegara a casa le escribiera, debido a que suelo salir muy tarde del hospital. Simplemente se preocupó y me pareció bastante tierno de su parte. Dijo que no importaba la hora y aunque él estuviese dormido, quería cerciorarse de que yo llegue bien en algún momento de la madrugada.

¿Ya dije que ese gesto donde se preocupa por mí me pareció tierno? Bueno, lo hace y realmente no estoy segura de que es lo que siento respecto a él, pero me gusta estar con su compañía y la mayor parte del tiempo que pasamos juntos, me hace reír con cosas muy tontas.

Cuando hablo de compañía no me refiero a vernos siempre. A pesar de que la mayoría de las conversaciones han sido por el celular, no sé cómo, pero logró que lo sienta cerca. Nathan está en algún lugar y yo siempre estoy aquí, pero me agrada estar cerca de él. Su compañía no me causa molestia, estrés o ansiedad.

Danielle se fue a trabajar temprano, pero le pude comentar un poco acerca de mi cita. No hubo detalles, solo hablé del sujeto y mencioné la palabra cita. Ya tendré tiempo de contarle a la perfección las cosas y así aprovechar de preguntarle que pasa entre Logan y ella. Mañana iré a visitar a mis tíos, quiero aprovechar que tengo tiempo libre y me gustaría verlos. No les he dicho nada de la visita, les llegaré de sorpresa porque sé que han estado bastante ocupados estos días.

Es pasada la una de la tarde y estoy buscando que usar. Hace unos minutos Nathan me escribió diciendo que ya venía en camino y se supone que debo estar lista rápido, porque el reloj empieza a estar en mi contra.

—No sé qué ponerme —digo, frustrada.

No quiero usar vestido, la verdad es que no suelo usarlo porque soy demasiado precavida. Si algún día me llegan a ver llevando un hermoso vestido, es porque me caso, o es una ocasión súper especial digna de llevar uno puesto. Los vestidos, maquillaje o cualquier otra cosa que una chica normal usaría, a mí me parecen algo fuera de mi estilo común.

«Creo que en mi vida pasada fui hombre» río, ante mis pensamientos.

Aunque no me veo mal llevando ese estilo de ropa, pero no me gusta. En la secundaria fui llamada; la extraña. Pero es que prefiero mil veces ver fútbol, béisbol, comer mucho si me hace feliz o triste. No es por presumir, pero fui bendecida con un metabolismo que me permite comer y no engordar.

Bendecida, afortunada y escarchada por Narnia.

¿En qué iba?

Ajá, vestirme holgadamente cómoda, andar despeinada, o con un moño a medio hacer y por último, pero no menos importante, siempre andar en mis converse.

Eso, señores, para mí es vida.

¿Qué perfecta soy, verdad? No he cambiado mucho desde la secundaria. Bueno, físicamente estoy desnutrida y puede que mi personalidad cambiara un poco.

¿Para cuándo voy a tener ese cambio brutal que deja a todos impactados?

Pubertad ven a mí que aquí te estoy esperando.

Tú Me SalvasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora