Tú Me Salvaste

Capítulo 23

La mañana siguiente...

Día del incidente.

Nathan.

Había pasado la mejor noche de mi vida junto a Natasha. Después de tanto tiempo sin sentir el calor y amor de alguien, pude sentirla a ella. Natasha me enseñó nuevamente lo que era amar. Desde que ingresé a esta misión sabía que estaría perdido por ella. Ya no es tanto por su belleza que resulta bastante obvia, estoy hablando de su personalidad, de lo mucho que ha sufrido y la necesidad que siento para hacerla feliz.

Quería hacerla muy feliz.

Quería que ella viera el mundo desde otra perspectiva.

Después de estar con ella caímos en un profundo sueño. Claro, hablamos un poco antes de dormirnos, pero realmente fue una noche increíble.

—Eres increíble, ¿lo sabías? — digo, al besar su frente, ella me mira somnolienta, su respiración estaba cada vez más pausada.

—Sí, lo sabía —responde con una sonrisa—. Tú también eres muy genial.

Realmente estaba muy feliz de tenerla en mi vida. No podía imaginar una vida donde ella no fuera parte, pero... todo era demasiado bonito para ser verdad. La realidad te abofetea la cara y te pide que continúes intentando. Nunca seré la excepción en este largo y tortuoso camino que lleva por nombre, vida. Siempre espero que todo salga bien, pero el presentimiento que tengo me está empezando carcomer por dentro y eso nunca me ha gustado.

Soy alguien que tiene una gran experiencia en ciertos temas y lo que esperaba, sucedió.

Secuestraron a Natasha.

Secuestraron a Natasha...

Secuestraron a mi Natasha.

Esas palabras retumbaron miles de veces mi cabeza.

Ni siquiera sabía por dónde empezar a buscarla, el desespero de todos era demasiado grande. No saber dónde se encontraba ni mucho menos con quien. Para mí, para su hermano, para todos, Natasha solo nos dijo que iría a buscar el desayuno. En ningún momento me pasó por la mente que desaparecería. No ahora, no antes... realmente nunca.

Miro a Alek, el hermano de Natasha que está nervioso y eso me hace sentir furioso. No quiero sentirme así, pero hay muchas personas en este lugar y nadie está haciendo nada. Mi corazón está acelerado y duele de nada más pensar que ella esté pasando por algo grave.

—¡Necesitamos hacer algo, mi hermana está nuevamente secuestrada y me cabrea que la cuerda de ineptos que trabaja para mí no sepa donde demonios esta Natasha! —el ruso gritaba a su gente.

Por mi parte debía esperar como siempre las órdenes del general. Quería salir y acabar con todos, porque la mejor noche de mi vida se convirtió en mi peor pesadilla al día siguiente. Sé quién es Stefano Rinaldi y también sé quién es Aleksandr Kozlov, sé qué clase de asesinos son, pero no sé quién es Natasha y mucho menos de lo que es capaz.

—Tienen exactamente dos minutos para descubrir en donde está a menos que quieran morir esta hermosa mañana —los amenaza.

Nosotros debemos esperar eso, la fulana masacre para limpiar su desastre. Yo no quiero esperar, yo quiero ir a buscarla.

Quiero ir a salvarla.

***

Habían pasado seis largas horas desde su secuestro, no había rastro de nada. Como si ella nunca hubiera existido y eso, eso me estaba quemando por dentro. Todos estaban con cara de imbéciles, sentados en una sala de reuniones que tenían en esta casa, esperando a que alguien se dignara a dar una razón del motivo de la desaparición repentina de mi Natasha.

El rostro de Sasha se desfiguró al ver algo en su ordenador, sus manos se hicieron puño y estaban blancas de la presión que les estaba haciendo.

No pude contener más la boca cerrada y pregunté;

—¿Algo anda mal? —miro seriamente su rostro, él niega muchas veces con la cabeza y enciende la televisión.

—Esto está pasando —reproduce un video—. Voy a matar a ese hijo de perra.

El vídeo al inicio estaba todo negro y no había nada en el lugar. La entrada de un almacén empieza a aparecer, no parecía ser en este país, alguien caminaba mientras hablaba en italiano, caigo en cuenta que Arya y Lauren estaban aquí y comienzan a traducir.

Honestamente no le presté atención, porque la imagen de Natasha me destrozó el alma.

—Hola, querida familia. ¿Me recuerdan? Seguro que sí. Solo estoy pasando por aquí para recordarles algo bonito. La vida es algo tan frágil que puede ser quitada en cuestión de segundos. Un claro ejemplo de esto es a tu querido abuelo, Sasha. Él ayudó con el asesinato de la ex reina de Alemania y solo quería darle un bonito recordatorio de lo que vivió mi querida amiga. Solo les daré una bonita vista de lo que es sufrir la perdida de tu mayor amor por una segunda vez.

La voz del bastardo de Rinaldi sonaba con alegría y sin algún sentimiento alguno. Empiezo a ver como la cámara se la acercan a Natasha, ella estaba atada a una silla, amordazada y la ropa estaba sucia.

—Levántale la cara y que salude a su amada y asquerosa familia. Además, pueden venir por mí. Estoy en el mismo almacén en donde secuestré y a la bastarda que llevé como sobrina.

Le ordena a uno de los tipos que lo estaba acompañando. El hombre lo hace jalando su cabello hacia atrás, su rostro estaba bañado en sangre, tenía la boca partida, su ceja estaba rota... todo.

—Natasha... —murmuro, mi hermano se acerca hacia mí para darme apoyo moral, ya que no podía demostrar que tenía una relación con ella.

Iba contra las reglas.

—Voy a acabar contigo, Rinaldi y será lo último que hagas en tu asquerosa vida —responde Sasha, él empieza a decir cosas y da órdenes a su gente, pero todo quedó en silencio con la confesión que dio mi chica.

—Te voy a destruir y morirás conmigo junto a tu asquerosa gente. No vas a salir vivo de aquí, querido tío Stefano.

Ella escupe el rostro del que jalaba su cabello. El hombre la suelta y le da un puñetazo en el rostro que hizo tambalear la silla donde se encontraba atada.

Quise quitarle la mano al bastardo que la golpeo, pero el video se detuvo cuando escuché decir...

Báñala con agua caliente para que se le quite lo valiente.

No me interesa lo que vaya a suceder, pero yo voy a salvarla y mataré a todo aquel que se interponga en mi camino. Así empieza el final de años de lucha por un territorio que nadie actualmente, posee.

Natasha, sea como sea, yo voy a ir por ti y junto saldremos de esto. No lo empezaron ustedes, pero sé que el fin al sí lo harán.