Capítulo 11

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Aunque pasen los años y te hagan mucho daño

Nunca olvides de donde vienes.

11 de agosto de algún año.

—Prométeme que por más que escuches ruido no saldrás del escondite —pedía desesperado tomando mi mano.

—¿Qué está pasando? Sasha, me estás asustando —mi voz sonaba agitada.

No obtuve alguna respuesta, solo seguimos corriendo por no sé cuánto tiempo y nos detuvimos en una puerta. Sasha me veía con ojos suplicantes para que respondiera y con un apretón en su mano, le di a entender que lo haría. Sujetó fuertemente de ella mientras sacaba de su bolsillo una navaja. Abrió la puerta después de unos minutos y me hizo entrar rápidamente al lugar oscuro. Hizo una seña para que guardara silencio y fuera a esconderme. Me entregó la navaja que el abuelo le había dado como regalo de cumpleaños y dejándome sola, cerró la puerta con mucho cuidado de no hacer ruido.

«¿Dónde me escondo si todo está demasiado oscuro y no veo nada?», nerviosa pensaba.

No habían pasado ni diez minutos cuando empezaba a escuchar cosas a lo lejos.

—¡No! —un grito desgarrador me hizo pegar un brinco.

Esa voz... no, no, no puede ser.

¿Sasha?

Sin importarme la promesa que le había hecho minutos atrás, salí de la habitación corriendo como si mi vida dependiera de ello. Miré hacia los lados buscando el sonido de donde provenían sus gritos desgarradores.

¿Estamos en un almacén? Me detuve en medio del lugar viendo a varios hombres y dos de ellos estaban golpeando a mi Sasha.

—¡Sasha! —empiezo a llorar intentando acercarme—. ¡Por favor, no lo golpeen más por el amor de Dios! —gritaba histérica.

Cuánta sangre sale de su cara.

—¡Lo están matando! —sentía mi garganta arder por los gritos.

—¡Krasivo, begi i ne oglyadyvaysya. YA budu iskat' tebya, obeshchayu! —desde el suelo me gritaba Sasha.

»Hermosa, corre y no mires atrás. Te buscaré, lo prometo«

Los hombres se divertían al darle patadas a Sasha.  No me di cuenta cuando uno de esas bestias enormes, se detenía a ver como su amigo se acercaba hacia mí. Mis ojos se abrieron de manera exagerada cuando se empezaron a oír disparos fuera del almacén. Tratando de salir corriendo al recordar lo que me había dicho, fui detenida por el enorme sujeto. Era más rápido y fuerte que yo. Desgraciadamente me agarró brutalmente, me levantó y me colocó como a un saco de papas en su hombro.

Comencé a darle patadas y a gritar como una loca para que me bajara. No me importaba si me lastimaba solo quería salir de aquí y pedir ayuda para Sasha. Me lanzó al suelo con todas sus fuerzas para que me quedara tranquila. Caí boca abajo y con mis manos traté de que fuera menor la caída, pero no funcionó. El golpe fue tan fuerte que me di en la cabeza y escuché a uno de mis huesos romperse. Empezaba a marearme y a ver todo borroso.

Tú Me SalvasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora