Restaurant La Mia Vita.
Larchmont Village- Estados Unidos.
Natasha.
Durante toda mi vida he vivido con la idea de que me falta algo. No recuerdo precisamente que, pero es esa sensación de que estás viviendo una vida que no es tuya. Que estás viviendo en el lugar equivocado. Que algo anda mal y no tienes idea de que es, o mejor dicho, no lo recuerdas. Por más de 15 años he estado teniendo las mismas pesadillas. No me gusta dormir con las luces apagadas, me aterra la oscuridad. Fui a psicólogos, pero dijeron que al crecer, todo pasaría.
Mentirosos, nada cambió después que crecí.
Empeoró.
Hay una fecha que odio, una fecha que me gustaría que no me afectara, un número que quisiera borrar de la historia, pero no puedo. Cada 17 de agosto, mi vida cae en mil pedazos. No sé porqué, pero me agobia tanto que me siento sofocada. Si tan solo supiera por qué me afecta tanto el nombre de Sasha. Si tan solo supiera quien es, todo tendría sentido. Mi atormentado cerebro tomaría un descanso, por lo menos un día, un segundo, minutos, lo que sea, un descanso de buscar tantas respuestas en un mundo que no quiere darme ni una pista.
Desde hace un largo tiempo he venido cargando con varias preguntas, que al ir pasando los años han tomado fuerza en mi vida. ¿El amor de padres tiene fecha de vencimiento?, ¿se cansaron de criar a sus hijos? O ¿Se aburrieron de la etiqueta que le damos nosotros al nacer?
Padres.
Esta pregunta no es para nada paternal, pero igual la tengo. ¿Qué es el amor?, no sé diferenciar entre el cariño, aprecio, admiración, orgullo o simpatía. Para mí, todos vienen en un mismo saco. Le pregunté una vez a mi tío, pero a decir verdad, no quedé muy conforme con su respuesta.
—Pequeña, el amor hacia un hijo no tiene fecha de vencimiento y jamás nos cansaremos de nuestros retoños. Solo que hay personas que no nacieron para ser padres. ¿El amor?, eso no se explica, pequeña. Simplemente lo sientes. Te llega cuando menos lo esperas y de quien menos piensas. El día que lo encuentres sabrás diferenciar qué clase de afecto tienes o sientes.
Puede que él tenga razón, pero no sé, no estoy conforme. Tal vez el abandono de mis padres tenga mucho que ver en esto. Según mis tíos, mis padres querían lo mejor para mí, por eso desde hace casi 20 años he estado viviendo lejos de ellos. He crecido creyendo que, el abandonar a tu pequeña hija con tus familiares y no volverla a buscar nunca, es la mejor razón del mundo. Le digo a mi atormentada cabeza que ellos tuvieron un motivo para apartarse de su hija. No quiero pensar mal de las personas que me engendraron, pero sinceramente, algo debo haber hecho mal para que ni siquiera quisieran verme.
Enviar regalos en navidad, cumpleaños y una que otra llamada por alguna fecha patria, no es amor.
Desde que tenía 8 años, mis padres me enviaron a vivir con mis tíos a California. Ellos han sido mi segundo hogar, mi segunda familia. Me han apoyado y acompañado en todo momento importante de mi vida.
Pero bueno, así es la vida. No, así es mi vida. Me llamo Natasha Záitseva, mi padre es ruso y mi madre es italiana. No estoy muy clara sobre quién era antes de perder mis recuerdos. Todo lo que sé, es gracias a mis tíos. Soy médico cirujano, por alguna razón que desconozco, siempre quise serlo. Ninguna otra profesión llamó mi atención y aunque pudiera probar hacer otra cosa, juro por mi vida que no lo haría.
Le hice una promesa a Sasha. Aunque no sepa quién es y su muerte me afecte tanto, la voy a cumplir.
En el mundo de la medicina admiro a un hombre horriblemente. Es mi modelo a seguir, él es mi ídolo en la medicina. Aleksandr Kozlov. Es el mejor neurocirujano de América y Europa. Sus operaciones son exitosas y es la persona más influyente entre nosotros los médicos. Bueno, eso y que tiene un carácter de la patada. Si llego a verlo alguna vez, espero encontrarlo de buen humor.
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Tú Me Salvaste
RomanceLibro #2 Saga Rusos. Vivir en una burbuja llena de mentiras y traiciones puede llegar a ser doloroso. Fue robada, engañada y criada por una familia que no es la de ella. Era feliz mientras no sabía nada y creía conocer con los que estaba, pero todo...