Eliminando a la competencia

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Yugi dejó su guitarra sobre la tarima del escenario y sonrió mirando a Tea, que salía de los vestidores ya uniformada.

—Llegaste temprano.

—Sí, quería traer la guitarra para que Atem no tuviera que batallar tanto.

—Me alegro mucho que te deje ayudar. Al menos te permite cuidarlo.

—Más o menos.

El aludido entró al bar con una sonrisa de medio lado, cuando Yugi se percató de que no llevaba el cabestrillo fue a reñirlo al respecto, pero lo único que consiguió fue que Atem lo tomara de la barbilla con la mano del brazo "bueno" y lo atrajera hacia sí, plantándole un beso que acabó con sus argumentos.

Mai, que iba saliendo de la cocina, y Tea, se quedaron boquiabiertas al ver el arriesgue de Atem al besarlo en público, no sabían exactamente cuándo había cambiado todo entre ellos, porque aunque el contacto había ido aumentando poco a poco y cada vez se tenían más confianza el uno al otro, era la primera vez que los veían compartir un beso.

— ¿Vas a tocar la guitarra para mí? —Inquirió Atem abrazándole la cintura al pequeño con un brazo y consiguiendo que Yugi se sonrojara al momento en que ponía las manos sobre el pecho de su faraón.

—Voy a cantar contigo. —Admitió sonrojado, sonriendo mientras esquivaba la mirada del mayor. —Pero sólo si te pones el cabestrillo.

—Puedo preparar bebidas con una sola mano. —Dijo confiado mientras se retiraba un poco de Yugi y miraba en dirección de Mai. — ¿Escuchaste eso? —La rubia no salía de su sorpresa, parpadeó tres veces antes de que Atem añadiera. —Nos vas a tener a los dos cantando en el escenario, más te vale que subas el sueldo.

—Sí, lo justo. —Dijo con los ojos abiertos como platos mientras Atem le pasaba por un lado, camino a los vestidores para ganarle tiempo al tiempo, aunque pudiera quitarse el cabestrillo, moverse rápido le dolía. Sonrió guiñándole a la rubia y se perdió en los vestidores. Inmediatamente, ambas chicas se acercaron a Yugi, tomando una mano cada una y cubriéndolo de preguntas. Atem se quedó en la puerta un segundo más, apreciando el sonrojo que había aparecido en las mejillas del pequeño, sumado a la sonrisa radiante que adornaba su rostro.

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Mahad dejó las carpetas con la información en la mesa mientras Atem terminaba de ponerse el suéter negro y se enfundaba el brazo en el cabestrillo.

— ¿Qué tienes? —Quiso saber el faraón mientras terminaba de acomodarse el brazo en una postura cómoda. —Por favor que sea bueno.

—De hecho es excelente. Es el resultado de una semana completa de ser su sombra, hemos descubierto al menos cuatro contactos de los que está comprando información de la competencia directa. Ishizu recibe hoy los movimientos de las cuentas bancarias a nombre de tu padre y las personas a las que ha pagado.

—Bien.

—Otra cosa, Kaiba tiene una reunión hoy con el contacto que tenía Gozaburo en común con Akhenaten. Una vez que investigue cómo pide el pago podremos rastrearlo. Y por último, el fideicomiso que te legó tu padre está limpio. Puedes disponer de él cuando te plazca; Pero, si me lo preguntas, yo invertiría en Kaiba Corp.

—Hazlo. —Dijo tomando una taza de café y llevándosela a la boca. —Haz todos los movimientos que creas convenientes. Confío más en ti que en mí para las inversiones.

—Por eso soy tu abogado. —Dijo con media sonrisa mientras endulzaba su propia taza, sin embargo, le dedicó una mirada pesada al adolescente. — ¿Qué tal te va con la vida de soltero? Vivir solo, sin nadie que cuide de ti...

Tras el intento de suicidioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora