Cambio de corazón

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Mana tomó la mano de Atem con fuerzas, cuando el teléfono comenzó a sonar, ambos respiraron profundo y asintieron mirándose a los ojos, la pequeña comenzó a mover levemente a los demás para que despertaran, Tea recostada en el sillón, Duke en el suelo, Tristán y Joey recargados en la mesa de la cocina y Atem, que había estado hecho bolita en el sillón individual con mana sentada a sus pies, recargada en sus rodillas, ambos incapaces de conciliar el sueño.

—Iré por Mai. —Murmuró la pequeña mientras Atem contestaba y todos se reunían a su alrededor.

—Habla. —Ordenó nervioso, pero tratando de sonar firme.

Veo que no has cambiado de opinión. Atem, si quieres recuperar a Yugi, tienes que ir a casa de tu padre y hablar con él en media hora.

Rafael, necesito que me consigas tiempo hasta el alba.

— ¿Qué te hace creer que lo haré?

—Sé que tienes buen corazón, a diferencia de mi padre.

— ¿Cuánto más pretendes seguir con éste juego de "mi padre es el villano"? Ya está gastado y no estás llegando a ningún lugar con ello, lo único que consigues es que crea con más fuerza que eres el monstruo que tu padre dice.

—Rafael. —Musitó Atem al borde, mientras Mana conectaba un cable del teléfono a la computadora y asentía. —Te estoy enviando información a tu teléfono, necesito que la revises y me devuelvas la llamada en cuanto lo hagas. Es importante que lo hagas.

— ¿Por qué me he de fiar de un maleante?

—Porque por primera vez en mi vida no estoy haciendo una petición egoísta o indiferente. —Exclamó con los ojos apretados, doblándose sobre sí mismo, sintiendo que su alma se fragmentaba cada vez más. Si las cosas seguían en esa dirección, no quedaría nada que salvar. —No estoy suplicando por mi vida, estoy suplicando por la de alguien más. Si soy el monstruo que dices que soy entonces ¿Qué eres tú? Estás torturando y reteniendo a un alma buena en contra de su voluntad; Rafael, si miras sus ojos puedes darte cuenta de que están llenos de bondad, no hay malicia ahí. Tú y yo somos distintos, pero no se trata de nosotros. Se trata de Yugi, no estoy rogando por mi vida, estoy rogando por la de él... Porque sé que si voy a la casa de mi padre, jamás volveré a ver esos ojos que no han hecho otra cosa que darme paz... —Silencio al otro lado de la línea. —Rafael... —Murmuró Atem sintiendo esperanza en aquel silencio, sabía que ahora el que dudaba era el rubio. — ¿Qué le hicieron a Yugi en la llamada de hace una hora? ¿No lo golpearon para callarlo? ¿No se lo llevaron contra su voluntad cuando probó su lealtad a mí? ¿No lo tienen aislado y retenido para tener algo con qué chantajearme? Si vas a decir que yo soy el monstruo, haz un examen de conciencia primero y dime si lo que tú le haces a Yugi es justo.

Te regresaré la llamada. —Soltó en tono amenazante tras una pausa larga y significativa, Atem dejó las lágrimas correr por sus mejillas y recibió el abrazo de Mana temiendo por la vida de su hikari.

—Algo ya se rompió en él. —Prometió Mai entregando una taza de té al faraón.

—Ahora sólo queda esperar. —Dijo él sombrío y destrozado.

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Kaiba se movió como una sombra al momento de entrar a las instalaciones. Era una casa abandonada a las afueras de la ciudad que estaba custodiada por hombres armados, de traje negro con expresiones amenazantes y concentradas. Igual el castaño pasó entre ellos como una sombra y sonrió confiado al llegar a la puerta de la instalación.

Tras el intento de suicidioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora