¿ ¡Un Mercedes! ?

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—¿Y por que no tu padre vegeta? -Mire a mi madre sorprendida. Claro que no ¡ jamas !  Ese señor me ha tratado muy mal. Dije en mi fuero interno.
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—Mamá Creo que eso es muy apresurado.... Ya tendremos tiempo de pensarlo  -Le dije, ella asintió y continuamos comiendo.
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La cena continuo sin ningún problema ni  malestar en mi estomago por parte de mis nervios.
Vegeta nos llevo a la casa, se estaciono  y bajamos del coche, Cuando nos percatamos de que un hermozo coche color negro como la noche Estaba estacionado justo enfrente de nuestra casa y Llevaba un enorme moño Rojo en el cofre.
Me quede clavada en el sulo y me gire para mirar a vegeta quien tenia una enorme sonrisa en el rostro y me miraba atento. 
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—¿Esto es Tullo? -Le cuestione, Vegeta negó con la cabeza y mire de nuevo el automóvil.
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—No Bulma es Tullo.. Feliz Cumpleaños.  -Dijo Vegeta, la boca se me abrió por la sorpresa. No me puedo creer que me aya comprado un coche tan lujoso y tan hermoso. Pero sobre todo es demasiado llamativo, No quisiera que todo el mundo me mirara.
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—Gracias vegeta... Pero sabes que no me gusta que gastes tu dinero..
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—Corrección, Nuestro dinero.... Ahora eres mi prometida y no dejare que sigas yendo en bus a todas partes. -Me interumpe y se hacerca a mi.
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—Si hija.. No le rechaces este regalo tan... Tan ¡Hermoso!  ¿Me dajaras conducirlo?  -Mi madre estaba mas emocionada que yo con el regalo tan costoso de vegeta y Comenzó a recorrer el coche para mirarlo mas de cerca.

—Si mamá... Te dejare conducirlo.. Olle vegeta y ¿que clase de coche es?.  -Le Pregunte con curiosidad a vegeta. Mientras me dispuse a admirar el coche. 
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—Bueno Este es un mercedes  -Me paralice al oír la marca.  Si creía que el auto era costoso seguro que es mucho mas costoso de lo que pensé ¿Un mercedes?  ¡Dios mio!
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—Woou, No se que decirte amor....Grasias  -Le dije emocionada pero al mismo tiempo... No me parece bien que gaste tanto dinero. Vegeta me dio un beso en la mejilla, El parecía feliz y no quiero arruinarle el momento.
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Los días pasaron y me dirijo a la universidad en mi nuevo y Lujoso Coche. Es mi primer día y estoy nerviosa, Pero primero tengo que hacer una parada en la gasolinera. <Nadie te está mirando —me convencí a mí misma—. Nadie te está mirando. Nadie te está mirando.>
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Mientras esperaba a que uno de los tres semáforos de la ciudad se pusiera en verde, Dirigí la vista hacia la izquierda y gemí. Dos peatones se habían quedado pasmados en la acera, perdiendo la oportunidad de cruzar por quedarse a mirar.
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Pisé a fondo el acelerador en cuanto la luz se puso en verde, pero lo hice sin pensar. El motor rugió como una pantera en plena caza y el vehículo dio un salto hacia delante tan rápido que mi cuerpo se quedó aplastado contra el asiento de cuero negro y el estómago se me apretujó contra la columna vertebral.
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—¡Agg! - di un grito ahogado mientras tanteaba con el pie a la búsqueda del freno.
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No perdí la calma y me limité a rozar el pedal, pero de todas formas el coche se quedó clavado en el suelo, totalmente inmóvil. No pude evitar el echar una ojeada alrededor para ver la reacción de la gente.            
Con la punta del zapato presioné cuidadosamente el acelerador, apenas medio milímetro, y el vehículo salió disparado de nuevo.
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Me las arregle de mala manera para llegar hasta mi objetivo, la gasolinera.  A la hora de echar gasolina me moví tan deprisa como si estuviera en una carrera de coches. abrí la portilla, desenrosqué el tapón, pasé la tarjeta e introduje la manguera del surtidor en la boca del depósito en cuestión de segundos.  
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me sentía como si tuviera un reflector enfocado en mí, centrado sobre todo en el delicado anillo de mi mano izquierda. En momentos así, cuando notaba ojos ajenos clavados en mi espalda, me parecía que el anillo latía como si fuera un anuncio de neón que dijera... Mírame, mírame.
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Era estúpido estar tan pendiente de uno mismo, y yo lo sabía. Aparte de mi madre  ¿realmente importaba lo que la gente dijera sobre mi compromiso?  ¿O sobre mi coche nuevo?,  ¿O incluso sobre la pequeña y brillante tarjeta de crédito  negra que sentía arder al rojo vivo en el bolsillo trasero de mis pantalones?  
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—Eh, señorita... -me interrumpió una voz masculina. Me volví, y entonces deseé no haberlo hecho. Dos hombres permanecían de pie al lado de un todoterreno.
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Personalmente, lo cierto es que no lo entiendo. Más bien soy de la clase de personas que se enorgullecen con ser capaces de distinguir entre los símbolos de Toyota, Ford y Chevy. El automóvil era de un reluciente color negro, esbelto, y en verdad bonito, pero para mí, no era nada más que un auto.
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—Siento molestarla, pero ¿podría decirme qué clase de coche es el que conduce? -me dijo el hombre alto.
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—Bueno, es un Mercedes, ¿no?  -Conteste. 
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—Sí -repuso el hombre educadamente, mientras su amigo de menor altura ponía los ojos en blanco como reacción a mi respuesta -. Eso ya lo sé, pero me preguntaba si no estaría usted conduciendo... un Mercedes Guardian Preto  -pronunció el nombre con un respeto casi reverencial.  -Se supone que ni siquiera están aún disponibles en Europa, sino sólo aquí.
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—No lo sé  -le contesté con toda sinceridad .
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—¿Le importa que me haga una foto con él?  -Me llevó al menos un segundo procesar eso.
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—¿De verdad...? ¿De veras quiere sacarse una foto con el coche?  -Le pregunte incrédula, El sonrió y asintió.
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—Por supuesto, nadie va a creerme, salvo que lleve una prueba.
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—Mmm, bueno. -Dije, Retiré rápidamente la manguera y me deslicé en el asiento delantero para esconderme mientras aquel fan sacaba de la mochila una enorme cámara de fotos de aspecto profesional.
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Él y su amigo se turnaron para posar al lado del capó y después tomaron fotos de la parte trasera. Escuché las voces de los hombres en el exterior, amortiguadas por las paredes del automóvil.
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—... pues en el vídeo de internet iban hacia él con un lanzallamas y ni siquiera se chamuscaba la pintura. -Le informaba a su amigo.    
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—Claro que no. Puedes pasarle un tanque por encima a esta preciosidad. Este no ha pasado por el mercado, porque lo han diseñado sobre todo para diplomáticos de Oriente Próximo, traficantes de armas y narcos.
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—Oye ¿y tú crees que ésa es alguien?   -preguntó el bajito en voz baja.  Yo agaché la cabeza con las mejillas encendidas.
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—¿Qué?  -replicó el alto.- Quizá. Porque ya me contarás para qué quiere alguien de por aquí cristales a prueba de misiles y dos mil kilos de carrocería acorazada. Parece propio de sitios más peligrosos.
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¿Carrocería acorazada.?  "Dos mil kilos" de carrocería acorazada. ¿Y cristales a prueba de misiles?....  Estupendo. Vegeta ahora si se paso enserio. ¿Por que me engaño de esta manera?.... ¿Por que tiene que ser tan sobre protector?  
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Quizás después de todo no lo hizo para que yo no anduviera a pie, mas bien lo hizo con el afán de protegerme. En ese momento me sentí molesta con el por no desirme la verdad o mas bien por decirmela a medias. Ya veras cuando te vea vegeta pensé.
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Logre safarme de esos dos curiosos y continúe mi camino a la universidad, ansiosa por hablar con vegeta.

Amor Platónico Forever (Saga de Amor Platonico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora