Catching Feelings {AU Larry Stylinson} |Terminada| (Editando)

Capítulo cuarenta y uno

-Damas y caballeros con ustedes, los  jueces…

Harry tragó saliva cuando el anfitrión dio pauta a que entraran las personas que juzgarían su trabajo. El jurado iba entrando uno por uno, conforme escuchaban sus nombres en el micrófono y luego de una serie de aplausos. Eran trece jueces en total: seis mujeres y siete hombres, cada uno con una gran experiencia culinaria y con paladares exigentes.  Los jueces ingleses que representaban a la escuela, además de ser maestros expertos en el arte del buen comer, también daban clases en la universidad, pertenecían al círculo de Chefs más prestigiosos de Cordon Bleu; si Harry lograba entrar a la escuela y poder tomar clases con alguno de ellos, su vida estaría completa.

-Cocineros, pueden ir a sus mesas. Tienen dos horas exactas para poder preparar los platillos que eligieron. En la parte de enfrente tienen todos los ingredientes que puedan necesitar. Sean cuidadosos al elegirlos. Buena suerte y… ¡mucho éxito!

Los diez concursantes corrieron al mostrador que se encontraba repleto de muchos ingredientes. Harry se paró enfrente de él buscando con sus ojos verdes y brillantes algunas berenjenas, tomates, pimientos, calabazas y algunas otras verduras. Los depositó en la cesta que le habían dado y luego fue a tomar algo de Harina, aceite de oliva, leche, sal y otros ingredientes secos. Con eso prepararía la Tagliatelle con verduras y ratatouille, el platillo que había decidido elaborar.

Fue corriendo a la mesa de preparación dispuesta con su nombre y acomodó los ingredientes. Si quería que todo marchara a la perfección, tendría que tardarse máximo, una hora en cada platillo. El salado, por ser el más difícil lo prepararía primero. Cortó las berenjenas en rodajas y las puso en un colador con sal para que expulsaran su líquido interior y quedaran deshidratadas. En lo que sucedía el proceso de deshidratación, cortó los pimientos, tomates, calabacines y las cebollas. Luego, untó aceite en un recipiente y llevó las verduras junto con las berenjenas al horno. Tardarían en cocerse aproximadamente 45 minutos, tiempo suficiente para preparar la pasta para la Tagliatelle.

Tomó 200 gramos de harina y la pasó por un colador para evitar que se formaran grumos, al terminar, agregó dos huevos para comenzar a formar la pasta. Primero tenía que remover la harina y los huevos con la punta de los dedos lentamente para que se incorporara. Cuando lo hizo, comenzó a mover la masa con sus expertas manos hasta que estuvo lista. Tenía que dejarla reposando media hora. La dejó sobre una pequeña tabla encima de la mesa.

Corrió de nuevo hasta la mesa principal. Aprovecharía el tiempo de reposo de la masa para comenzar a elaborar la Torre de tejas y natillas con frutos rojos y témpura de piña con mermelada de fresa, como platillo dulce.  Tomó más huevos y leche, azúcar, maicena y varios frutos para preparar el postre y corrió de regreso a su mesa de trabajo.

Comenzó pelando la piña. Le impresionó la facilidad con la que pudo hacerlo pues los cuchillos que dispusieron para él, estaban muy afilados. Gracias a ello le fue fácil pelar la piña y cortarla en finas rodajas. Antes de acomodar las rodajas en los platos para la presentación, colocó unas frambuesas en una cazuela con un poco de azúcar glass para hacer el colouise de frambuesa. Luego preparó los platos con las láminas de piña.

Cuando tuvo el colouise de frambuesa, lo trituró y lo colocó en un biberón especial para poder esparcirlo en el postre. Ya había concluido con lo más sencillo del platillo, así que regresó a la masa para la pasta. Todavía faltaban 5 minutos para la media hora que tenía que reposar, sin embargo se sentía bien al tacto, así que lo más prudente era comenzar a elaborar la pasta.

Colocó la bola de masa en una máquina con rodillos y giró de la palanca que se encontraba al costado del fierro para que la masa comenzara a pasar por unos cortadores. Pronto quedarían unas tiras de un centímetro aproximadamente. Cuando toda la mezcla pasó por el rodillo, comenzó a formar con las manos los cilindros característicos de la Tagliatelle. Tenía que cuidar la forma de la pasta pues la presentación de ella podría sumarle puntos.