"Entradas"

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Narra Sam.

21 de Mayo de 2018, he estado esperando este momento durante dos años de mi vida. Ante mí está la hoja de inscripción de la universidad. Ha llegado la hora de escoger aquello a lo que me quiero dedicar en mi vida. Periodista de por vida, o historiadora del arte de museo en museo. Tengo nota más que suficiente para ambas, lo único que me falta es el orden.

¿Cuál prefiero? Ambas tienen pocas salidas, y las dos son vocación pura. Desde bien pequeña soñaba con trasmitir un partido de fútbol, pero desde hace apenas unos años no puedo evitar sentirme atraída por el arte.

Es el último día y me tengo que decidir ya.

-¡Sam, nos vamos en 10 minutos! - gritó Emily, mi compañera de piso.

-Aún no he hecho la inscripción - grité frustrada.

-Llevas dos años ahorrando para ir a la universidad, y ahora no eres capaz de elegir una carrera - me recriminó.

-Voy a echar una moneda al aire, me gustan las dos cosas, así que me da igual una que otra.

-Vas a dejar tu futuro académico en una moneda, alucino Sam - desapareció de mi cuarto y me recordó que salíamos en 8 minutos de casa.

Cogí una moneda, cara era periodismo y cruz sería arte, la lancé y rebotó en el suelo. El azar había hablado.

....

Una de las mejores cosas que habíamos podido hacer era venirnos a vivir a Madrid. Londres era una ciudad preciosa pero demasiado húmeda para mi pelo revuelto y para dos chicas que viven del calor.

-¿Estás segura de que se va al Bernabéu por aquí? - le pregunté a Emily.

-Que sí, hazme caso, me he repasado google maps hasta la saciedad.

Reímos y giramos una esquina. Pudimos ver una enorme cola que daba la vuelta al estadio. Al final nos quedaríamos sin entrada.

- Te dije que deberíamos venir antes - dije con un poco de burla.

- Tía, llevamos ahorrando meses para este momento, como que me llamo Emily que cogemos las mejores entradas.

Seguíamos al Madrid a todos los sitios. Siempre que cogían un avión ahí estábamos en el aeropuerto esperando a verles. Muchas veces nos coincidía con el trabajo y no podíamos ir, pero muchas otras estábamos al pie del cañón.

Nos pusimos en la cola y nos tocó esperar lo que parecieron horas. Exactamente 2 horas al cálido sol de junio. Nada más llegar a la taquilla, Emily habló emocionada.

-Denos dos entradas para el último partido de liga contra el Barcelona.

-Solo me quedan las entradas a pie de campo de 100€ cada una.

-¿Perdona? 100€ es pasarse un poco. No tiene ninguna otra.

Habíamos acordado gastarnos unos 70€ aproximadamente. El hombre negó con la cabeza y yo perdí toda la esperanza que tenía.

-Démelas, estarán en un buen lugar.

-A pie de campo, al lado del banquillo local - comentó el hombre.

-¿De dónde vas a sacar el dinero que falta? - le susurré a Emily mientras el hombre imprimía las entradas.

-Déjame a mí.

Pagó las entradas, las cogimos y nos pusimos a hacer la cuenta atrás para el sábado. Último partido de liga, se juegan el primer puesto, empate de puntos, empate de goles. Todo o nada.

-¿Cómo has podido comprarlas? Acordamos 70€ cada una.

-Sam, no iba a permitir que te perdieras este partido por 30€ de diferencia, llevas trabajando como una loca muchos meses para esto y para la universidad, y si puedo ayudarte aunque sea un poco lo haré. Sé que no quieres mi dinero, pero es un regalo, y está feo rechazar un regalo.

Los ojos me brillaban y tuve que abrazarla. Por eso nos queríamos, porque nos aguantábamos, nos apoyábamos y nos ayudábamos. Decidimos emprender una nueva historia, y dos años más tarde me doy cuenta que lo mejor que me ha podido pasar ha sido ella.

Algún día contaremos toda la historia.

-Venga, vamos a dejar los sentimientos a un lado y vamos a celebrarlo.

Así fue, nos recorrimos las calles de Madrid una vez más hasta que nos dolieron los pies. Mañana quedaría un día menos para volver a verlos.

.....

-Sam, mañana entras a trabajar a las diez y sales a las seis ¿vale? - dijo mi jefe mientras terminaba de colocar las últimas cajas de coca cola debajo de la barra. Había terminado mi turno a las cuatro en punto de un sábado soleado, perfecto para planear el partido de mañana.

-La semana pasada eché horas extras para poder salir a las cuatro ¿recuerda? - dije con la esperanza de que esas dos malditas horas no hayan sido en vano.

-Es verdad, que tenías las entradas para el fútbol. No te preocupes - me dedicó una sonrisa y salí pitando de la cafetería.

Ese era mi trabajo todas las tardes entre semana. De cuatro a diez y los fin de semana algunas mañanas. Era un bar tranquilo en las calles secundarias de Madrid.

Nada más salir, sonó mi teléfono, era Emily.

-Acabo de salir de trabajar - contesté automáticamente.

-Tía, tienes que venir a la tienda oficial del Madrid de Gran Vía - me dijo nerviosa.

-¿Por qué? ¿Qué pasa? - me estaba empezando a poner nerviosa.

-Está firmando Asensio aquí mismo, hay una cola importante pero ya te estoy guardando el sitio.

-¿Pero esas cosas no son solo para los socios? - pregunté mientras me echaba una carrera para llegar pronto al metro.

-Esta no, por eso no la han anunciado.

-Vale, no te preocupes, tardo 15 minutos en llegar.

Colgué y entré en el metro. Las tripas me rugían, no me había dado tiempo a comer, pero todo sea por abrazar a Asensio por primera vez en mi vida.

Iba a ser un momento importante.

Déjame intentarlo. //Marco Asensio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora