"Miedos"

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Narra Marco

Había pasado una semana desde que ocurrió el juicio, aún no sabíamos el resultado. Estaba sentado al rededor de la isla de la cocina mientras Sam caminaba de un lado a otro contándome cómo fueron las invasiones de los bárbaros del siglo IV d.C.

Todavía cojeaba un poco de su pierna derecha, seguía curándose la herida cada día, y aún no habíamos hablado del tema. Sabía que había algo más y que no me lo estaba contando.

-¿Marco me estás escuchando? - me preguntó poniendo sus manos en sus caderas, estaba muy graciosa.

-Sí, estabas hablando de la batalla de Adrianópolis donde el imperio romano de Oriente perdió - ella no se esperaba mi respuesta y me miró con los ojos entrecerrados.

-En el 378 d.C, hazme el favor de dejar de repasar, mañana tienes el examen y lo vas a bordar ¿está bien? - me miró incrédula mientras dejaba los apuntes sobre la mesa y se acercaba a mí.

- Es mi primer examen y quiero hacerlo bien - se mordió el labio y me miró dudosa, sabía que no estaba así sólo por el examen. Este era mi momento de ir al grano.

- Sam, ha pasado una semana ya y desde ese momento no has vuelto a sonreír como antes - me bajé de la silla y me acerqué a ella para mirarla a los ojos - ¿Qué es lo que pasa en esa cabecita de aquí? - mi dedo índice aterrizó en su frente con ternura.

Sam miró al suelo y suspiró, estaba apunto de desvelarme algo, siempre hacía los mismos gestos y me miraba de manera dubitativa. Me cogió de la mano y me condujo hasta el sofá.

Me senté primero y luego ella puso sus piernas encima de las mías, se giró hacia mí y nos quedamos a escasos centímetros.

- El otro día no fue la primera vez que estuve presente en un juicio - me agarró de la mano y perdió su mirada detrás de mi - Fue cuando tenía 16 y mi padre quiso entregarme a la mafia. Mi madre intentó impedirlo y la única solución fue denunciarle.

Cerró los ojos y pude ver cómo revivía ese momento una y otra vez.

- Mi madre buscó al mejor abogado de la ciudad, y lo consiguió, teníamos todas las papeletas para ganar ese juicio - su voz se volvió cada vez más baja - Tenía sobornado al juez y a la mayor parte de personas que había allí, incluso los guardias de seguridad. En cuanto el abogado se dio cuenta nos dijo que saliéramos corriendo de allí y escapáramos - se movió incómoda en el sofá y volvió a mirarme a los ojos - El abogado no logró salir con vida de allí, nos estaban esperando a la salida.

Me soltó la mano y se levantó la camiseta por su lado izquierdo. Pude ver una pequeña marca en su costado, pasé mi mano sobre la herida.

- Fue la primera vez que me dispararon - contraje el rostro al saber que había recibido más de un disparo a lo largo de toda su vida - Sabían donde disparar para no acabar con nosotras, aún así, puedo escuchar en mi cabeza el grito de mi madre cuando me vio caer al suelo.

Se bajó la camiseta y volvió a entrelazar sus dedos con los míos, tenía las manos muy suaves.

- Dos guardias de seguridad que no eran corruptos consiguieron sacarnos de allí, me llevaron al hospital y todo lo demás es historia - miró nuestras manos y supe que ahora se sentía segura.

-¿Por eso estabas tan pensativa esperando en la puerta? - pregunté mientras recordaba cómo miraba dubitativa la puerta de entrada.

- Sí, no sabía si estaba preparada para volver a cruzar una puerta como esa - suspiró y sus ojos brillaron - Sabía que no nos podía pasar nada malo, que estábamos a salvo, pero con sólo recordarlo me tiembla el cuerpo.

Déjame intentarlo. //Marco Asensio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora