"Lo mejor que podamos"

1K 75 6
                                    

Narra Marco

Estábamos bien jodidos. Teníamos un USB que llevar a la policía en menos de media hora, pero Sam no podría venir con nosotros porque en cuanto estuviera en movimiento irían detrás de ella para volver a atraparla.

Cuando Emily tuvo la idea de hacer todo esto jamás pensé que se torcerían tanto las cosas. Lo único que tenía claro en este momento es que no me iba a ir sin Sam a ningún sitio, pasara lo que pasara.

-¿Qué vamos hacer? – Igor preguntó aquello que nadie quería responder, porque no lo sabíamos.

-Tengo una idea – todos miramos a Sam que estaba sentada en un sillón mientras masajeaba su antebrazo derecho – Emily puede coger la frecuencia de este chip. Yo me moveré mientras vosotros vais a la policía, además de entregarle a la policía la lista, podremos entregarle la localización exacta de mi hermano y de las personas que estén detrás de todo esto. El único problema es que tendremos que esperar a mañana.

Maldije por dentro, sabía lo que quería hacer y no se lo iba a permitir.

-¿Por qué tenemos que esperar a mañana? – Igor todavía no lo había entendido pero Emily y yo sí lo hicimos.

-Porque va a ir al lugar donde su hermano la ha citado a las 12 de la mañana – Emily hizo realidad mis pensamientos y todo se confirmó cuando Sam asintió con la cabeza.

-Estamos perdiendo la cabeza, no vas a sacrificarte de esa manera ni mucho menos – me moví por la habitación de un lado a otro – Esta tarde Igor y Emily irán a entregarle el USB a la policía y tú y yo permaneceremos aquí. Nada malo tiene que pasar, todo se solucionara y podremos volver a casa.

La voz se me fue apagando según iba pronunciando la frase completa. Era una completa locura esperar hasta mañana, quedaba toda la noche por delante y no sería capaz de aguantarlo.

-Marco... - odiaba volver a escuchar ese tono de voz de Sam. Era un "lo siento, pero tengo que hacerlo". Y no tenía por qué hacerlo, estaba cansado de toda esta situación y lo único que quería hacer es irme a casa.

Esta vez no salí a la terraza, sino que salí al pasillo para no sentirme atrapado entre esas cuatro paredes, y esperaba que Sam no saliera detrás de mí porque no tenía ganas de hablar con ella ahora mismo.

Me apoyé en la pared y me dejé caer hasta estar completamente sentado. Igor se sentó a mí lado y mi cabeza fue hasta su hombro automáticamente. Era mi hermano mayor y no podía ocultar mis sentimientos cuando estaba con él.

-Todo va a ir bien – eso es lo que me decía todas las noches que me despertaba con pesadillas.

-Estoy cansado de que se sacrifique por todo el mundo, y estoy más cansado aún de tener la sensación de que la voy a perder constantemente en mi pecho – tragué saliva con fuerza cerrando los ojos y dejándome llevar por las emociones.

-¿Sabes ese dicho de que quien no arriesga no gana? – asentí con la cabeza mientras me preparaba para una charla moralizante con mi hermano – Pues ahora está pasando eso. Tu y yo no tenemos ni idea de cómo funciona esto, simplemente podemos arriesgarnos y nada más. Si estamos aquí ayudando a Sam fue gracias a Emily. Tenemos que hacer lo que nos digan ellas.

Negué con la cabeza, no podía estar de acuerdo con todo lo que tuvieran planeado hacer porque sabía que Sam podría hacer cualquier cosa con tal de salvarnos a todos, incluso si esa cosa significaba sacrificarse a sí misma.

-Sam no va a hacer ninguna tontería, lo sé, te quiere demasiado como para rendirse sin haber luchado – me miró y me vi obligado a mirarle a los ojos – No quiere dejarte Marco, ha vuelto a saber lo que es tener una vida más o menos normal y lo aprecia demasiado como para dejarlo ir.

Odiaba cuando mi hermano tenía razón. No era consciente de nada de lo que me había dicho Igor. A veces pensaba que no era lo suficientemente bueno para Sam por eso, porque no podía darle una vida "más o menos normal" como había dicho mi hermano.

-Así que ahora vas a entrar ahí y vas a asentir con la cabeza a todo lo que te digan ¿vale? Porque ellas saben más que nosotros y por una vez en la vida tenemos que arriesgar.

Antes de entrar en la habitación, Igor me dio un fuerte abrazo y nos quedamos allí durante varios minutos disfrutando el uno del otro y de la poca paz que nos quedaba.

Eran las dos de la mañana, Sam y yo estábamos despiertos mientras Emily descansaba en la cama e Igor lo hacía en el sillón. Habíamos decidido dejarle la cama a Emily para que estuviera más cómoda ya que era la que más había sufrido.

Una vez más, yo estaba en la terraza viendo la luna creciente que asomaba detrás de una nube. Sam estaba sentada en el suelo envuelta en una manta mirando a un punto fijo, era hora de intervenir.

-Siento haberte puesto pegas por todo y haber considerado que todos tus ideas no eran válidas – me miró esperando a que siguiera continuando con mi discurso – Me cabrea mucho cuando las soluciones a las cosas las pones tú e implican que puedas salir herida – me levanté y me senté a su lado arropándome con su manta – Pero hasta ahora no había comprendido que esas eran las únicas soluciones que había a todos los problemas que nos hemos enfrentado.

Ella me seguía mirando fijamente y yo seguía dando voz a mis pensamientos.

-También he comprendido que aprecias mucho tu vida como para dejarla escapar sin luchar a cambio – suspiré y la miré a los ojos – Vas a actuar como cebo de nuevo y no me gusta nada la idea, pero sé que es la única solución que hay a esto, y que lo vamos a hacer lo mejor que podamos.

Apoyó su cabeza en mi hombro y pase un brazo alrededor de los suyos. La noche era húmeda y el frío hacía que de nuestras bocas saliera humo.

-No aprecio mi vida, te aprecio a ti y por eso no voy a ser tan tonta de dejarte escapar. Marco... - agarró con fuerza la manta y me preparé para la confesión que iba hacer – Toda la locura de mi vida empezó así, yo rodeada de mafiosos y la policía cubriéndome las espaldas. Y va a acabar de la misma manera – una lágrima cayó por su mejilla – Lo único que quiero pedirte es que no estés presente, por favor, la última vez perdí lo más importante que tenía, mi madre y ahora no quiero perder a nadie más.

La estreché contra mi cuerpo mientras el suyo era absorbido por los recuerdos de hace varios años. Ahora sí que comprendí de verdad que esta era la única solución. Acabar como todo empezó. Era una de las maneras más retorcidas que había, pero ¿qué podíamos hacer si no?

Entramos en la habitación tirando un par de mantas en el suelo y durmiendo sobre ellas. Debíamos descansar para lo que nos esperaba al día siguiente.

Todo iba a acabar de una vez por todas y yo solo podía imaginarme volviendo a casa de la mano de Sam y disfrutando de nuestra nueva casa mientras repasaba con ella los apuntes de sus exámenes y ella cantaba mis goles a pie de campo. Ese momento estaba tan cerca pero a la vez tan lejos. 

Déjame intentarlo. //Marco Asensio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora