"Tu culpa"

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Narra Sam

11:30, estaba metida dentro del coche yendo a la dirección que mi hermano me había dado. Iba con tiempo de sobra, lo sabía, pero necesitaba estar metida dentro del coche durante un tiempo antes de enfrentarme a lo que iba a ser el día en el que todo acabara.

Le había repetido a Marco mil veces que iba a estar bien, pero aún así me había tenido pegada a él durante todo el día. El plan estaba más que claro, lo que no teníamos tan claro era si todo iba a salir bien. Recé porque así fuera, necesitaba volver a Madrid, terminar la carrera de mis sueños y seguir yendo a los partidos de Marco.

Quité el contacto del coche varios metros antes de llegar al lugar. Me apetecía andar y necesitaba quitar de mi cabeza los recuerdos de hace varios años. Nunca había podido superar la muerte de mi madre, pero creo que este iba a ser el momento en el que lo lograría. Saqueá la bolsa del maletero con el único dinero que habíamos podido conseguir. No era ni la mitad de la cantidad que había pedido Josh, pero por lo menos, podré obtener un poco de tiempo hasta que llegaran los refuerzos, si es que llegaban.

Dejé el coche aparcado y comencé a caminar mientras disfrutaba de la naturaleza que había a mi alrededor. La casa estaba en un camino de tierra, alejado del mundo. Era el lugar estratégico en el que podían reunirse los mafiosos sin que la policía sospechara nada. 

El móvil vibró en mi bolsillo trasero, lo saqué y vi un mensaje de Marco: "Todo ha salido bien, vamos para allá". En 30 minutos llegarían, solo quedaban 15 para unirme con Josh, así que debería distraerle otros 15 minutos. Creo que podría hacerlo, debía de poder hacerlo.

Me aseguré que llevaba la pistola en la cintura del pantalón y un pequeño cuchillo en mi tobillo. Estaba segura de que me registraría, más tiempo para mí. Entré en la casa y una ráfaga de aire se apoderó de mí. Olía a húmedo y a abandonado. Las telarañas se podían ver por todas partes y algunos cristales de las ventanas estaban rotos.

Me coloqué en el centro de salón mientras en mi cabeza resonaban las risas de la última vez. Mi padre me miraba mientras todos los demás me humillaban sin tener piedad de una chica de apenas 18 años. Mi madre entró en el momento justo en el que me iban a disparar. Se interpuso entre la bala y yo. Reprimí las lágrimas y me giré para ver a Josh apoyado en el marco de la ventana.

-¿Recordando viejos tiempo? - su voz era fría, como lo era aquella casa y los recuerdos que me estaban atormentando.

Solté la bolsa en la distancia que quedaba entre nosotros. Se acercó lentamente y la abrió. Nada más hacer eso se dio cuenta de que no había ni la mitad.

-¿Dónde está todo lo demás? - se levantó rápidamente y me asusté. Mi hermano siempre había sido frío desde que entró en este mundo, pero nunca le había dado tanta importancia al dinero como lo estaba haciendo ahora.

-¿Desde cuándo te importa tanto el dinero? - nuestras miradas se cruzaron, y creo que pude ver un atisbo del antiguo Josh en ellos.

-Te dije la cantidad exacta - sacó la pistola de su bolsillo y me apuntó con ella - Levanta las manos y sube las escaleras - posicioné mis manos a la altura de la cabeza y me dirigí a las escaleras mientras notaba su presencia detrás de mí.

Las escaleras chirriaban a cada paso que dábamos. El piso de arriba estaba tal y como lo recordaba, un largo pasillo con numerosas habitaciones y unas cortinas blancas en los grandes ventanales de los extremos.

-Segunda habitación a la derecha - acaricié con mi mano el picaporte y suspiré antes de entrar.

¿Qué me esperaba al otro lado de la puerta? ¿A qué dichoso juego estaba jugando Josh? Intenté que no se notara el temblor de mi mano. La habitación estaba vacía salvo por la persona que estaba sentada en una silla en medio de la estancia. Tragué saliva fuertemente. No sabía quien era porque una bolsa de tela negra cubría su cabeza y las manos estaban atadas a su espalda.

Déjame intentarlo. //Marco Asensio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora