"Pistola"

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Narra Sam

La cena con el pequeño Isco fue lo mejor del día, junto a la reconcialiación con Marco. Sabía que no iba a poder mantener mucho más en secreto mi pasado, y mucho menos mi antiguo nombre. 

-Isco, es hora de irse a dormir, mañana hay cole - le dijo el padre. El niño refunfuñó un par de veces pero se lo tomó bien.

-¿Puedo llamarte tita Sam? Porque si llamo tito a Asensio y tú eres la novia de mi tito, puedo llamarte tita entonces ¿no?- los tres nos quedamos en completo silencio.

Este niño era una caja de sorpresas. Isco me miró y asintió.

-Claro, pero con una condición - me acerqué al oído del niño y le susurré- Yo soy mucho mejor que el tito Asensio.

Soltó una carcajada y se fue feliz a su cama. Algún día acabaría comiéndome a ese niño. Isco volvió y le ayudamos a recoger las cosas de la cena.

-Nosotros también nos vamos, que mañana Sam trabaja y tenemos entrenamiento pronto- dijo Asensio mientras cogíamos nuestras cosas.

-Muchas gracias por venir, de verdad, al pequeño le hace falta un poco de alegría, que con todo esto de la madre - no sabía a lo que se refería pero me limité a darle un abrazo.

Nos conocemos y nos llevamos bien, pero aún no hemos llegado a la confianza de contarnos los problemas personas. Marco se tiró un buen rato abrazándole y le susurró un par de cosas. 

Cuando montamos en el coche la curiosidad me mató y tuve que preguntar: 

-¿Qué es lo que pasa con la madre del pequeño Isco?

Marco suspiró y me miró.

-Es complicado, se ha juntado con una pareja que no le hace suficiente bien y el niño también lo sufre. Por eso últimamente pasa más tiempo con Isco, porque la madre es consciente de la situación y está intentando evitarlo.

Se me cayó el mundo a los pies, que una pequeña criatura de 3 años tengo que pasar por eso, pasa factura y todos lo sabemos. Notaba a Marco preocupado, y era normal, Isco y él son como hermanos y el pequeño Isco como su sobrino mimado, todo esto también le pasaba factura a él. 

-Todo se va a solucionar - le cogí de la mano y se la besé. Me miró un segundo para hacerme aquello que tanto me gustaba, guiñarme un ojo. 

Me invitó a pasar la noche con él y no pude decirle que no, me hizo esa mirada, la de ojos tritones y morritos. Era un cielo de persona. Para dormir me dejó una camiseta suya y enseguida nos metimos en la cama.

-¿Qué tal en el bar? - me preguntó dudoso.

-Bien, ¿por qué lo preguntas? ¿Pasa algo?

-Puedes decir que mal, si es así, si no te gusta o todavía te sientes un poco incómoda por lo que pasó con el imbécil de tu jefe, no pasa nada. Me lo dices y yo hablo con Sole sin problema, no te sientas presionada.

Nunca antes se habían preocupado de tal manera por mí. Lo único que pude hacer fue besarle, era demasiado bueno para mí. 

-Estoy perfectamente, Sole me trata genial y era lo que necesitaba. 

Me acercó a él más si todavía era posible y nos acurrucamos cuando se me vino algo a la mente.

-Oye, ¿sabes qué pasa con Kovacic y su mujer? Porque Emily queda casi todos los días con él y se les ve muy unidos.

-Va a pedirle el divorcio, cuando volvimos de la Champions tuvieron una discusión muy fuerte y al parecer lo han dejado. No es un chico de muchas palabras, sólo me he podido enterar de eso.

La verdad que ha Mateo no le veía igual que a Lucas o a Sergio que hablaban por doquier, se nota que es de otra parte de Europa, sobre todo en su comportamiento. 

Pero era hora de dormir, tantas emociones y noticias nuevas que se acumulaban en la cabeza pasaban factura. No recuerdo cuándo fue la última carcajada de Marco que escuché antes de caer dormida. 

Echaba de menos a Marco y solo hacía que no le veía 24 horas. Ayer estuvo de concentración y ahora juega de titular en menos de media hora. El bar se iba llenando poco a poco, Sole televisaba algunos partidos y hacía los mejores bocadillos de calamares de la zona. 

-Cariño, prepárate para cobrar lo más rápido que se pueda, esto acaba de empezar.

Creo que antes de empezar el partido ya habíamos servido 15 bocadillos. El árbitro pitó el inicio del partido y el bar estalló. Los insultos al árbitro, los niños correteando por alrededores y el grito de GOL al unísono en el minuto 40. 

El ambiente estaba tenso, habían conseguido encajar un gol en la portería de De Gea y el partido a pesar de ser un amistoso se estaba volviendo violento. Hasta que en el 80, Isco consiguió meter el gol en la portería. 

Ya estaba hecho, España ganaba el primer partido amistoso y poco a poco se volvía favorita para el mundial. Quedaba un año todavía, pero por lo que Marco me comentaba, los amistosos se tomaban igual de serios que los partidos oficiales. 

-Cariño, ¿haces la caja mientras yo recojo todo esto? - me preguntó Sole con cara de cansada y unos pequeños pelos que se le salían de su moño tan bien hecho.

-¿Y por qué no te sientas un rato mientras yo recojo y luego hago la caja? Llevas aquí desde por la mañana - la conduje a una silla y la obligué a sentarse.

-No te voy a dejar que lo hagas sola - intentó levantarse pero se lo impedí. Trabajaba día noche por y para el bar, se merecía un descanso.

Limpié todas las mesas mientras Sole me contaba lo que le gustaría hacerle al bar. Cambiar las viajas sillas, pintar las paredes y poner una nueva barra que se limpiara mucho mejor. 

-Tengo una idea, a partir de ahora, vamos a poner un bote al lado de la caja para meter las propinas y lo que la gente quiera contribuir para hacer todas esas reformas.

-Me parece un idea estupenda, ¿Marco va a venir? - me preguntó mirando la hora.

-Sí, me dijo que llegaría sobre las doce así que estará al caer.

Bajé la verja del bar hasta la mitad, no había nadie a estas horas. Sole se quedó sentada mientras yo me metía detrás de la barra a hacer las cuentas. Creo que hoy era el mejor día de todo el mes, con respecto a las ganancias. 

Estaba acabando de apuntar en la hoja de cuentas la cantidad, cuando se oyó un golpe en la verja. Sería Marco seguro, casi siempre venía a acompañarnos las noches que nos tocaba cerrar. 

Pero no era Marco, era un chico vestido con una sudadera y la cara tapada con un pañuelo. En absoluto que era Marco, porque él no llevaría una pistola, ni nos apuntaría con ella. 

Déjame intentarlo. //Marco Asensio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora