Déjame intentarlo. //Marco Asensio//

"10:00 a.m"

Narra Sam

Estaba terminando de bajar la última caja del coche para meterla dentro de nuestra nueva casa, nuestro hogar. Nos habíamos pasado todo el último mes comprando muebles, tirando cosas que no íbamos a usar y recogiendo cajas para empaquetar las cosas. La parte difícil estaba hecha que era amueblar toda la casa nueva, pero ahora quedaba la parte más aburrida y fácil, colocar todo.

Marco se iba a encargar de su habitación donde guardaría todas las copas y camisetas, y yo de mi habitación de estudio. Habíamos comprado una mesa grande y blanca con estantería para poner todos mis libros y manuales que iba comprando poco a poco.

Cuando estaba subiendo las escaleras para empezar a colocar mi ropa, llamaron a la puerta. Miré el reloj, las dos de la tarde de un sábado, era muy raro. No esperábamos a nadie. Bajé y al mirar por la mirilla me di cuenta de que algo se me había olvidado. Hoy llegaba Igor para ver el partido de Marco y para ayudarnos con lo que quedaba de mudanza.

-¡Hola! - abrí la puerta para que pasara y me abrazó.

-¿Qué tal? ¿Ya se ha ido Marco? - me preguntó buscando con los ojos a su hermano.

-Sí, se ha ido esta mañana porque tenían que concentrarse, me ha dicho que sobre las seis saldrán hacia el estadio, me ha dejado los pases encima de la mesa de la cocina - expliqué mientras nos dirigíamos al salón. Estaba decorado en un tono pastel que pegaba con un sofá grisáceo y la mesa de un color neutro. Me encantaba mi nueva casa.

-Pues ni se te ocurra hacer nada de comida, que hoy te invito yo a comer - me guiñó un ojo y me ayudó a subir unas cuantas cajas a la planta de arriba.

Mañana vendrían a montar el gimnasio de Marco por la tarde y a poner la cancha de baloncesto que tanto quería en el jardín trasero.

-¿Qué tal está Gilberto? - le pregunté porque la última vez que Marco habló con ellos, Gilberto tenía la gripe y a penas podía moverse de la cama.

-Bien, ya está mucho mejor, aún tose un poco, pero le ha dicho el médico que en un par de días puede volver al trabajo - en el último mes Igor y yo habíamos conectado bastante.

Nos había ayudado con la mudanza y la mayor parte del tiempo estaba yo sola porque mis horarios y los de Marco no cuadraban y hemos acabado haciendo la mudanza por separado. No para de decirme que está deseando coger unos cuantos días en Diciembre para darme una sorpresa. Miedo me da, la última vez que me dio una sorpresa me llevó a Mallorca.

Igor se quedó abajo colocando los aparatos de cocina mientras yo estaba arriba terminando de colocar los armarios, la ropa estaba casi lista.

-¡Sam, tu móvil está sonando! - bajé corriendo las escaleras e Igor me tendió mi móvil, se lo agradecí con la mirada.

-¿Si? - pregunté, escuché un pequeño murmullo pero no logré descifrarlo. - ¿Quién es? - Se escuchó otro pequeño murmullo, pero seguía sin saber qué estaba pasando. A lo mejor me estaban gastando una broma.

-¿Jessica Williams? - me quedé de piedra cuando un hombre pronunció esas dos palabras.

¿Cómo sabía mi verdadero nombre? Me senté en las escaleras antes de que las piernas me fallaran.

-¿Quién es? - volví a preguntar cada vez más asustada.

-¿Cuántas personas crees que saben tu verdadero nombre y que aún estás viva? - nunca pensé que volvería a escuchar esa voz, la voz de mi hermano.